Cádiz es una ciudad eterna que ha logrado transferir y reproducir su espíritu en otras tantas latitudes alrededor del planeta y en ningún sitio se refleja mejor que en la vieja Habana, que es una prolongación de las fachadas enrejadas y balcones de la ciudad gaditana. En Madrid no se proyecta este espíritu del mismo modo, nuestro urbanismo en nada recuerda al de la Tacita de Plata, pero su espíritu y sobre todo su gastronomía queda reflejada en restaurantes como Surtopía, tal vez el mejor ejemplo de la cocina gaditana en la capital.
Sin embargo, es una diminuta taberna ubicada a un costado de la calle Atocha, en la calle Tres Peces, la que mejor reproduce el duende y el magnetismo de las gentes del Sur de España, así como su gastronomía divertida, relajada y sabrosa. Hace más de una docena de años que este pequeño espacio de Cádiz en Madrid se mantenía casi en secreto. Sólo unos pocos conocían su existencia, porque, de hecho, no más de unas treinta personas podían reunirse al mismo tiempo en esta taberna de reducidísimas dimensiones. Un espacio mínimo en el que siempre suena la música y el 'quejío' de Camarón.
El éxito ha sido tal que ya van por el tercer local. Tras el germen sembrado en su local de Tres Peces, abrieron uno de dimensiones mucho mayores en la contigua calle de Santa Isabel y hace un año, el tercero en la calle de La Luna, detrás de Gran Vía. En todas ellas se disfruta del embrujo de su barra en la que se sirven frituras perfectamente rebozadas en harina de garbanzo y perfectamente escurridas de aceite. Calamares, chocos, ostiones, puntillitas, pijotas, tortillitas de camarones, ortiguillas, papas y tomates aliñaos que sirven en papel de estraza, al más puro estilo del tapeo andaluz.
Si las frituras son notables, déjense tentar por los arroces. El de carabineros es para ganar un concurso, pero el de almejas es superior, además les costará algunos euros menos. Al arroz le añaden un chorro de manzanilla sanluqueña, razón a la que atribuyen el sabor tan característico, espectacular e inimitable. Como casi todo, tiene una pega y es que uno no puede llegar y disfrutarlo sin más, debe de encargarse con al menos 24 horas de antelación. Pero merece y mucho la pena.
La Caleta C/ Tres Peces 21, Madrid
Ángel y María, los propietarios de La Caleta, han sabido reproducir fielmente el alma gaditana entre frituras, vinos de Tierras de Cádiz y la música del rey del flamenco, que se infiltra en el cuerpo a un volumen y acústica que reproducen un ambiente de fiesta casi perpetuo. En La Caleta hay, por encima de otras consideraciones, ese duende gaditano, ese espíritu intangible y embriagador que se sustenta sobre la base del flamenco, la gastronomía más típica y los vinos más representativos de la Tierra. La Caleta, un lugar en el que siempre hay excusas y ocasiones para pasarlo bien.
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