La Calle Loíza de San Juan recobra su esplendor gracias a jóvenes empresarios

  • La Calle Loíza recobra poco a poco el esplendor de antaño y hoy en día es ya la arteria más pujante de San Juan, gracias a la llegada de jóvenes empresarios que le han cambiado la cara a esta histórica parte de la ciudad conservando su personalidad.

Alfonso Rodríguez

San Juan, 23 oct.- La Calle Loíza recobra poco a poco el esplendor de antaño y hoy en día es ya la arteria más pujante de San Juan, gracias a la llegada de jóvenes empresarios que le han cambiado la cara a esta histórica parte de la ciudad conservando su personalidad.

Valerie Bosch, de 32 años, es una de las empresarias que ha contribuido al cambio que desde mediados de la pasada década experimenta una calle que en su día fue referencia comercial en todo el Caribe pero que se vio arrastrada por la decadencia que supuso para los centros urbanos de la isla la aparición de los centros comerciales.

Dueña de Len.T.juela Vintage Boutique, una original tienda especializada en venta de ropa "vintage", Bosch aseguró hoy en una entrevista con Efe que en su decisión de instalarse en la Calle Loíza pesó mucho la "envidiable localización" y los alquileres todavía accesibles.

"En muy pocos lugares de Puerto Rico se puede caminar y la Calle Loíza es uno de ellos", cuenta sobre un área caracterizada por la diversidad cultural, en especial gracias a la comunidad dominicana, y muy próxima al elegante y selecto Ocean Park.

La empresaria, que trae a Puerto Rico ropa usada, algunas de cuyas piezas son de los años 50, resaltó que a pesar de la tendencia imparable de recuperación de este espacio, siguen conservándose negocios y comercios clásicos, lo que ayuda a crear un aspecto general tan popular.

"Con la llegada de jóvenes empresarios a la Calle Loíza se ha demostrado que en Puerto Rico se hacen cosas", apuntó.

José Raúl es un diseñador joven y consagrado en Puerto Rico que, según explicó hoy a Efe llegó a la Calle Loíza hace ya seis años, cuando aún no era tan evidente la recuperación de esta histórica vía sanjuanera.

El diseñador, habitual en los desfiles más reputados de Puerto Rico, mantiene su taller en esa callem adonde acuden jóvenes profesionales en busca de sus modelos.

La coordinadora de las Fiestas de la Calle Loíza, Mariana Reyes, recuerda que este año se celebró una segunda edición que reunió a más de 15.000 personas, muestra, como señala a Efe, de la atracción de este área de la ciudad que se renueva con la llegada de jóvenes empresarios.

Llegada desde Nueva York hace una década, Reyes destaca que la Calle Loíza llegó a ser en su día un lugar de peregrinaje de compras para todas las Antillas Menores, papel que perdió con la aparición de los centros comerciales, pero que hoy destaca ha recuperado para permanecer.

En cuanto al porqué de la llegada de nuevos negocios al frente de los que están jóvenes empresarios, dijo que responde a la "ubicación privilegiada" de la que goza, por su cercanía a la playa y al área turística de Condado, y por pertenecer a Santurce, el centro neurálgico de la capital puertorriqueña.

Los visitantes de la Loíza, el antiguo camino que llevaba al cercano pueblo del mismo nombre, como recuerda Reyes, se encuentran hoy con una sucesión de tiendas de diseñadores que incluyen la del consagrado Harry Robles.

En locales como Kamoli Boutik y Huma pueden encontrar diseños de jóvenes como Verónika Pagán, Yayi, Joe de Opium o accesorios de Arana, Mira Melinda y Peke, al tiempo que el conocido tatuador Juan Salgado ha abierto recientemente su rompedor estudio Color Conspiracy.

Pero la Loíza no es sólo un polo de atracción para la moda, ya que son cada vez más los empresarios del sector de la gastronomía que se deciden a abrir establecimientos en el barrio.

Double Cake es una panadería artesanal cuyos productos son cada vez más demandados por los muchos que se acercan hasta la zona.

La pareja formada por Yaritza Lozano y Orlando Santiago, salidos de la Escuela de Artes Plásticas de la capital, son los dueños de este negocio que busca dar una nueva perspectiva a la repostería.

La lista de restaurantes que en los años recientes se han instalado en la Calle Loíza incluye al peruano La Chola, La Cueva del Mar o Acapulco Taquería, a los que se suman locales para quien quiera tomarse un trago como Bar Bero.

Tiendas de moda, restaurantes y bares han llegado a la Loíza atraídos por su ubicación y los todavía accesibles precios de los alquileres, razón de que la zona todavía conserve ese sabor tradicional de vecindario que, como apunta la coordinadora de la Fiestas de la Calle Loíza, no se quiere perder.

"Nos encanta que lleguen nuevos negocios pero queremos también que todo se haga de forma respetuosa y sin el desplazamiento de los viejos y dominicanos", apuntó Reyes, consciente, dijo, de que el proceso que vive la emblemática calle no está en sus manos.

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