La letal fascinación por las armas de fuego en Tailandia

  • Canela Bangkok, 18 ene.- La fascinación de los tailandeses por las armas de fuego, de las que hay 15 por cada 100 habitantes, hace que Tailandia sea uno de los países con un mayor promedio de homicidios cometidos por gente propensa a apretar el gatillo.

Gaspar Ruiz-Canela

Bangkok, 18 ene.- La fascinación de los tailandeses por las armas de fuego, de las que hay 15 por cada 100 habitantes, hace que Tailandia sea uno de los países con un mayor promedio de homicidios cometidos por gente propensa a apretar el gatillo.

Según los datos de las Naciones Unidas, en cerca del 80 por ciento de los homicidios en Tailandia hay de por medio un arma de fuego, un porcentaje que casi va a la par con naciones como Sudáfrica, Colombia, México, Guatemala o Estados Unidos.

En el bazar de las armas situado en el corazón de Bangkok, en los escaparates de las armerías se exhiben diferentes tipos de chalecos antibala, colecciones de pistolas, algunos fusiles semiautomáticos modificados o carabinas con mira telescópica para francotirador.

"No se permite la venta a los turistas, pero recibimos clientes de todo el país porque aquí tenemos la mayor oferta en cerca de 80 tiendas", explica a Efe Polpatr Tanomsup, director del departamento internacional de la Asociación de Armerías de Tailandia.

Contrasta que en muchos de los comercios se muestran las pistolas y escopetas junto a imágenes del piadoso Buda, quien predicó la más estricta no violencia en el comportamiento humano y abogó por respetar también la vida de los animales.

En Tailandia, país con 63 millones de habitantes, hay repartidas unas 10 millones de armas de fuego para uso de civiles, de las que sólo 3,87 millones están registradas, según indica la organización Gun Policy, dedicada a recoger datos sobre su comercialización legal y la venta ilegal.

Con 15,6 armas de fuego por cada centenar de habitantes, este país del sureste asiático se encuentra en el puesto 38 de la lista de aquellos en los que el promedio por habitante es mayor, por detrás en una relación que encabezan Estados Unidos, Serbia y Yemen.

Polpatr asegura que la mayoría de los tailandeses compran armas para practicar el tiro deportivo o para defensa personal en áreas rurales sin o con escasa presencia policial, incluidas las situadas en la franja de las fronteras que comparte con Birmania, Camboya y Laos, y en la región musulmana del sur de Tailandia en la que se libra un conflicto armado.

Aunque la caza está prohibida, la práctica furtiva es habitual en las zonas rurales, en las que es raro el hogar en el que no hay una o varias escopetas, pistolas o incluso fusiles semiautomáticos.

El gremio tailandés de armerías no tiene datos sobre el número de licencias concedidas, aunque insiste en que sus establecimientos son muy estrictos a la hora de pedir el permiso de armas a sus clientes.

"Ni siquiera mostramos las armas a quienes no nos enseñan la licencia de posesión, para la que hay que aportar un expediente policial limpio y un documento que refleje que se tienen ingresos regulares", dice Polpatr, también dueño de una tienda y aficionado al tiro deportivo.

"Las licencias para portarlas en público son muy raras y difíciles de conseguir. De todas formas, aquí no existen grupos en contra de las armas como en Estados Unidos", apostilla el tailandés.

En el bazar de las armerías, la seguridad se limita a un pequeño puesto policial que la mayor parte del tiempo está vacío, y a un circuito cerrado de cámaras de vigilancia.

Los clientes, a veces con la familia, escrutan con avidez los escaparates y de vez en cuando cogen con sus manos las escopetas, entre las que abundan las de la marca Benelli, revólveres de la firma Smith & Wesson o carabinas de precisión de fabricación checa.

"De los fusiles semiautomáticos, sólo se venden modelos modificados que imitan el AK-47 o al M16, ya que por ley no pueden utilizar un calibre superior al de 22 milímetros ", apunta el directivo de la asociación tailandesa.

La importación de carabinas de francotirador está por ahora prohibida, aunque la ley permite la libre comercialización de las que entraron anteriormente en el país

En Tailandia, la legislación solo permite fabricar munición, por lo que las armas de fuego proceden de fuera y en la venta al público las que son legales alcanzan precios relativamente altos debido a que están sujetas a impuestos de hasta el 74 por ciento.

Los precios de estas van desde los 1.100 dólares (unos 860 euros) que se pide por una pistola Taurus de fabricación brasileña, a los cerca de 6.000 dólares (4.300 euros) que el cliente paga por una carabina de francotirador o 12.000 dólares (9.400 euros) si quiere armarse con una pistola Wilson o Ed Brown.

"Las pistolas más populares son las americanas del calibre 45, aunque ahora están poniendo de moda las turcas y también se venden italianas, alemanas...; armas españolas hace mucho que no tenemos", explica Polpatr. EFE

grc/mfr/ll

Mostrar comentarios