Londres es un refugio para millonarios de todo el planeta. Tiene un atractivo indudable y especial para todos aquellos cuyos bolsillos gozan de buena salud. Algunos de los más ricos de entre los ricos viven en: Kensington & Chelsea, Belgravia y Hampstead. Abramovich, Madona, grandes magnates de la industria mundial y muchos de los futbolistas que aspiran a ganar la Premier residen estos tres barrios de Londres. Notting Hill es también una zona de acaudalados y ricos residentes, mientras que el Soho, fue en siglos pasados residencia de nobles y aristócratas, deterioro su imagen en los primeros años del XX, hasta transformarse en la gran zona cultural que es hoy.
El Soho londinense se extiende entre Regent y Chaing Cross, de Este a Oeste y Oxford y Shaftesbury Avenue, de norte a sur. El Soho es uno de los barrios con más encanto de la City londinense. Una zona plagada de mansiones de dimensiones casi palaciegas, marcadas por un sello aristocrático que las diferencia del resto de la ciudad y que hablan del pasado y de las gentes que una vez residieron en ella. El Hotel Dean Town House ocupa los dos edificios de estilos georgiano que ocupan los números 69 y 70 de la calle Dean. En los años treinta, en el 69 se inauguró el Gargoyle Club atrajó a artistas como Bacon o Freud Astaire.
Ubicado junto a dos emblemáticos restaurantes londinenses como Barrafina y Quo Vadis, en 2008 se transformó en el gran hotel que sigue siendo hoy. Con sólo 39 habitaciones muy confortables, bien decoradas con mimo británico, las camas se asientan con 4 columnas, vestidas con algodón egipcio, las más grandes incorporan una bañera en el dormitorio. Todo ello en un estilo que semeja el lujo de la campiña británica. Paneles de madera, paredes de color pastel, sofás y sillones de estilo. Todas as habitaciones están equipadas con radios Marshall, alfombras Sissal y amplias duchas, además ofrecen té, café y ricas galletas de chocolate.
Si el hotel es de un encanto singular, el restaurante, tiene una personalidad muy acusada. Un suelo característico, y pequeños gabinetes o cabinas de llamativos colores rojos en los que se esconden las mesas vestidas con pulcros manteles blancos. Las paredes del restaurante se engalanan con obras de arte de Tracey Emin y Peter Blake. Las mesas preferidas, las que se llenan antes, siempre y cuando lo permite el tiempo, son las que discretamente se localizan bajo las llamativas sombrillas de color verde, en el exterior junto, a la verja de la calle y que permiten disfrutar no sólo de su cocina, sino de la animada vida que recorre el barrio.
Por su situación, su estilo, su propuesta de cocina y sus precios razonables para una ciudad tan cara como Londres, el restaurante suele estar bastante lleno. Muy buena la lubina estilo Dover o el bistec Porterhouse, uno de sus mejores platos, que sirven acompañados de generosas raciones de patatas. Su tarta de queso y la mouse de chocolate son excelentes. Además, ofrece un menú Pre-teatro a muy buen precio, para todos aquellos que acuden a ver un espectáculo al Electric Portobello Cinema, el más antiguo de Londres, un espacio diferente a cualquier cine o teatro que conozca. Increibles sillones de tapicería roja, amplios y confortables como ningún otro.
Calle Dean Street
London
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