Fue uno de los restaurantes que más nos sorprendió cuando le conocimos casi por casualidad hace ya tres años. Por aquel entonces muy pocos habían oído hablar de Samy Ali, y mucho menos, nadie esperaba encontrar esa explosión de colorido, sabores y cocina sorpresa, que en un alarde de pasión y talento se hacía en La Candela Resto. Una cocina de fondo aprendida en sus estancias por el mundo. Una propuesta en la que los trampantojos, los trucos para sorprender, los sabores, texturas y presentaciones tan artísticas como el bodegón más bello que un pintor pudiera imaginar, salen de una cocina vista, que se cierra como el telón de un teatro tras cada servicio.
Samy ha trabajado duro, muy duro, por lograr la estrella Michelin, no por ambición personal, ni reconocimientos que ya obtiene cada día de cada uno de los comensales que se sientan a su mesa; sino por poder seguir soñando con mantener su nivel de cocina, su nivel de exigencia extrema, un servicio impecable, programado y aprendido. El objetivo inicial era poder seguir elaborando una cocina que él mismo llama cocina salvaje de carácter planetario, pero que sin la estrella que da prestigio y permite un ticket medio elevado, Samy nos confesaba hace tiempo que no podría aguantar. Como no podía ser de otra forma, al final este año, llegó el premio.
La cocina que ofrece Ali está influenciada por culturas gastronómicas diversas que van prácticamente desde un lugar a otro del planeta. Un recetario de fusión tan amplio casi como su imaginación a la hora de diseñar platos ¡Fusión a lo bestia! Y sin embargo, su estilo, es todo menos salvaje y brutal, es cocina refinada y elegante hasta el extremo. Un paso por La Candela es un viaje, con más calado y hondura que el del mero disfrute gastronómico, ya que la intención de Samy va más allá que dar de comer muy bien. En este caso sí, esa expresión tan manida de experiencia, sirve aquí adquiere todo su significado.
Como en un ejercicio de magia, el entorno influye en el encantamiento. Una sala un tanto retro pero blanca, pulcra y limpia despeja la mirada de todo elemento que interfiera del sentido de sus platos. Presentaciones que no se limitan a la estética de unos ingredientes bien combinados, sino que la parafernalia y el encantamiento se extienden a las vasijas, platos, y envases que elevan la categoría del plato. Una cocina que sólo es posible desde el desparpajo que un hombre como Samy puede tener, sin miedos y con las cosas claras, donde la pasión incluso pueda ir por delante del cerebro.
En la Candela Resto no hay carta al uso. Samy ofrece tres menús cerrados con diferente extensión y precio. El más corto de diez platos, el intermedio, de 14 y el largo para probar hasta 17 platos increíbles. Los precios van desde los 57€ del menú corto, 78€ del intermedio y 92€ del más extenso. Y no les aburrimos con una descripción de platos que desvele ni rompa el encantamiento, por no hacer como se dice ahora, un ‘spoiler’ a la sorprendente creatividad de una cocina impactante.
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