Guía imprescindible para disfrutar del mejor café y comida de Milán

  • Una ciudad admirable, un escaparate permanente donde el lujo y la moda se convierten en un continuo desfile de modelos.
Milán
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Si dicen que Roma es eterna, Milán es actualidad. Si Roma es histórica, Milán es vanguardia. Roma es bella y serena mientras que Milán es vibrante y elegante. Roma está llena de vestigios y rincones llenos de encanto y Milán los oculta y muestra sólo a quien los busca decidido. Roma es una dama con mucho estilo y Milán es una joven y atractiva.

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Milán es una ciudad admirable, un escaparate permanente donde el lujo y la moda se convierten en un continuo desfile de modelos, ellos y ellas, que lucen palmito en unas calles que semejan pasarelas de alta costura.

Brera es uno de los barrios más atractivos por sus tiendas vanguardistas y pequeñas terrazas, trattorias y locales en los que disfrutar del aperitivo, esa vieja tradición que se hace antes de la cena y que incluye cócteles o combinados y pequeños bocados de los magníficos embutidos italianos. Detrás, se alza una arquitectura y un urbanismo más vanguardista que sorprende con sus torres de jardines colgantes que desbordan las terrazas. Al este de la estación Cadorna, el barrio más residencial y elegante de la ciudad, con sus áticos de vegetación profusa, tranvías de vieja y ruidosa cadencia y agradables terrazas de restaurantes y cafés muy cuidados.

Duomo
 

El Duomo, la imponente Catedral gótica, se erige asombrosa ante la vista de quien accede a la gran plaza, amplia, diáfana y abierta que mantiene la perspectiva de una planta cuya fachada casi barroca y de sorprendente color blanco, levanta sus pináculos hacia el cielo. Es un monumento impresionante a la opulencia del ducado en los siglos XIV Y XV. Sin embargo, su belleza es efímera. Cada cincuenta años la Venerada Fábrica del Duomo debe cambiar todas y cada una de las piedras de la fachada, ya que el mármol de Candoglia, es relativamente blando y no resiste la abrasión del paso del tiempo.

La galería Vittorio Emanuele es una lujosa pasarela cerrada por una bóveda que reposa sobre dos arcadas de cristal y hierro forjado, en cruz, en las que se exhiben algunas de las tiendas de moda más lujosas y que luce a imagen y semejanza de las grandes galerías comerciales acristaladas en Europa, como la Burlington Arcade, de Londres o El Pasaje, en San Petersburgo. Bicoca Hangar es el mayor espacio galerístico de arte contemporáneo en Europa.

La exhibición permanente de las 7 torres del cielo es realmente impresionante. Esta convive con varias exposiciones temporales en las que se exhiben las últimas tendencias europeas. La Galería de Italia en el Banco Sanpaolo en la Plaza de la Scala contiene en el interior de un gran palacio una sorprendente colección de arte italiano.

La Scala de Milán, de fachada sencilla e interior rico, es probablemente el edificio más representativo de la ciudad, donde cada año desde el 7 de diciembre la temporada representa algunas de las mejores óperas del mundo; que deben concluir independientemente de su duración, a las doce de la noche.

El Castelo del duque, un castillo que a diferencia de tantos otros, no debió ser concebido como fortaleza defensiva, sino como la opulenta y representativa residencia que hablara del poderío económico y de la riqueza del gran Duque Sforza. Sus canales en el sur de la ciudad son agradables paseos abarrotados de restaurantes y terrazas.

El Arte supremo que encierra la pequeña iglesia de Santa María de la Gracia, esconde la que sin duda es la gran obra maestra de Leonardo Da Vinci, La Última Cena, Il Cenacolo. Un enorme fresco pintado sobre el Refectorio del convento dominico. Leonardo nos legó una obra atemporal, serena y cargada de mensaje. Una pintura que refleja con absoluta maestría intimista una escena que Leonardo creó de forma casi compulsiva sin bajarse del andamio ni siquiera para comer, solo por la exigencia que su espíritu inconformista le requería para dejar a la posteridad una obra universal.

En Milán se vive por y para el café y la comida. En cualquier local se sirve el mejor café del mundo, siempre servido en trago corto, ristretto. El café Fonderie Milanesi, es un lugar especial con más de 250 años de antigüedad cuyos dueños han sabido conservar el tiempo para que hoy podamos disfrutar de un ambiente actual, en un lugar único en la ciudad. Para desayunar, Pave, excelente para comenzar el día con un capuccino y un croissant. En Taglio para almorzar encontramos buena pasta que preparan cada día en su laboratorio. Aquí la cocina se cuida mucho, los ingredientes que se seleccionan de forma rigurosa.

Carlo e Camila es un antiguo aserradero convertido hoy en un espacio moderno en el que la iluminación a base de lámparas de cristal ornamentado, alumbra una larga mesa blanca corrida donde se come codo con codo. El chef Carlo Cracco firma una carta muy actual con platos como un tartar que se adorna de forma ingeniosa con flores comestibles; o un buen plato de pasta como los paccheri rellenos de manitas de cerdo ahumado y mejillones.

Una cena en Il Marchesino, en la misma piazza de La Scala, donde oficia el chef Gualtiero Marchesi, considerado como el padre de la moderna cocina italiana. El primer tres estrellas Michelin no francés cuyo absoluto dominio y conocimiento del producto y de sus tratamientos, así como los puntos de cocción y las formas de combinarlos, le han llevado a ser el cocinero italiano más perfecto. La menestra de invierno ¡es impecable! Muy sabroso el osobuco con 'risotto'.

Para dormir El Hotel Principe di Savoia, cerca de la Estación Central es algo más que un hotel, es toda una institución en Milán. Un edificio imponente que recoge entre sus piedras una importante porción de la historia de la ciudad.

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