El tipo de testamento en el que aparecen los detalles del reparto de la herencia

Los procesos hereditarios pueden presentar dificultades tanto antes de que sean necesarios, durante su planificación y redacción, como después de la muerte del causante. Uno de los motivos es el número de tipos de testamentos que pueden ser utilizados, razón por la cual varias familias pierden la oportunidad de aprovechar la repartición al máximo o de despejar dudas que pueden crear roces entre los herederos. Una de las categorías de testamentos que aclara un buen número de dudas es el testamento unipersonal abierto, como el nombramiento de albaceas y los arreglos funerarios, por lo que vale la pena examinar sus méritos.

Para empezar, cabe diferenciar entre el testamento cerrado y el abierto. Un testamento cerrado lo redacta el propio testador, especificando el lugar y fecha en que lo otorga (si bien puede autorizar que lo redacte un tercero) para después introducirlo en una cubierta cerrada y permitir que un notario lo autorice posteriormente. En cambio, un testamento abierto se realiza en escritura pública en presencia de las personas que lo autorizan, además de que suelen hacerse frente a un notario excepto en casos extraordinarios.

Esto refiere a circunstancias donde el testador corre un peligro considerable e inminente de muerte, como lo sería en tiempos de guerra o en una situación riesgosa en alta mar, por lo cual podría otorgar el testamento ante cinco testigos (o tres si es en tiempo de pandemia) y sin necesidad de un notario, aunque esta opción requiere trámites adicionales si el causante llega a morir, pero se anula a los meses de haber pasado la situación, dependiendo de cuál haya sido.

'Unipersonal' 

En cuanto a la etiqueta de 'unipersonal', esto simplemente significa que no puede admitirse un testamento mancomunado, es decir, que sea otorgado por varias personas, por lo que se entiende que es realizado por un único testador.

Al estar autorizado y, en la mayoría de los casos, redactado por un notario, el testamento corre menos riesgos de contener cláusulas o disposiciones que vayan en contra de lo establecido por la ley, con lo que es la mejor apuesta de los causantes para que sus voluntades se vean bien representadas después de sus muertes. En todo caso, reúne las formalidades exigidas para que se entienda como válido, además de que los interesados podrán recibir servicios de asesoría in situ y el documento será más fácil de localizar en el momento en que haga falta realizar la repartición.