Un 'hackaton' organizado por el Vaticano o cómo el Papa se acerca a Silicon Valley

  • La fe y la tecnología se dan cita en Roma en un evento que reúne a 120 estudiantes de distintos credos procedentes de 60 universidades.
Un sacerdote prueba unas gafas de realidad virtual / Courtesy of Major League Hacking
Un sacerdote prueba unas gafas de realidad virtual / Courtesy of Major League Hacking

La modernización de la Iglesia es uno de los asuntos que más ha preocupado al papa Francisco desde que se aupase como el representante de Dios en la Tierra hace ahora un lustro. Su acercamiento a comunidades tradicionalmente oprimidas, como las mujeres o los homosexuales, así como su tolerancia a ciertos tabúes eclesiásticos hasta ahora, como el aborto o la eutanasia, han estrechado más lazos durante su papado que durante el otros líderes progresistas como Juan Pablo II. Lo que quizás nadie se esperaba era que la Iglesia y las nuevas tecnologías conectasen. Pero eso es precisamente lo que pretende la Santa Sede tras organizar un 'hackaton' -una macroreunión de programadores- a la otra orilla del Tíber, tal y como recoge este artículo de The Atlantic.

La concentración, que se produjo a primeros de marzo a apenas 100 metros de la estatua de Giordano Bruno -el monje que fue quemado en la hoguera hace seis siglos por plantear que la Tierra gira alrededor de su estrella, el Sol-, fue impulsada por grandes tecnológicas como Google y Microsoft y bendecida por el propio papa Francisco. Durante tres días, el evento denominado VHacks acogió a unos 120 estudiantes de diverso credo procedentes de 60 universidades alrededor del globo.

Tecnología para cambiar el mundo

La idea del concilio tecnológico fue abrir un espacio de diálogo y de intercambio ideológico para encontrar respuestas a algunos de los grandes problemas que preocupan al Papa: la situación de los inmigrantes y los refugiados, la inclusión social o la falta de entendimiento entre las distintas religiones. Por eso, el evento resultó un paso crucial en la modernización de la Iglesia, que abre de este modo las milenarias puertas de su casa a la innovación y el progreso tecnológico. Y estrechar, tal vez, el primer lazo de la Historia entre el Vaticano y Silicon Valley.

“Creo que es interesante que el Vaticano tome la iniciativa con este tipo de eventos, porque tradicionalmente no es común verla como una organización tecnológica de vanguardia”, comenta Jake Glass, un joven procedente de la universidad de Georgetown, en Washington. “Está haciendo un esfuerzo evidente ahora mismo para hacer algo diferente y único”. En cierto modo, se trata del último de una serie de pasos en el ritual de cortejo que mantienen en los últimos tiempos la Iglesia y Silicon Valley: dos reinos que, a pesar de su naturaleza dispar, consideran que una relación estrecha podría ser mutuamente beneficiosa.

El problema histórico de la Iglesia y la tecnología

Sin embargo, no siempre fue así. A lo largo de la Historia, la Iglesia se ha mostrado siempre como el actor social más tecnófobo y, dado su poder, ha supuesto en muchas ocasiones un muro para la progreso. Al margen de la quema de herejes como el propio Bruno o Galileo Galilei, su tradicional rivalidad con la Ciencia ha condenado durante siglos cualquier tecnología que contraviniese sus textos sagrados o alterase de algún modo la naturaleza humana y, aún hoy, temas como el aborto o la eutanasia siguen suscitando más debate que consenso en el seno de la Iglesia.

En cualquier caso, también existen numerosos ejemplos históricos del abrazo entre fe y tecnología. En el siglo XIII, el filósofo español Ramón Llull desarrolló la lógica combinatoria y la teoría computacional como método para enseñar el mensaje de Dios; fue en un monasterio donde se inventó la primera rueda hidráulica de la Historia; sin olvidar que los relojes y la imprenta se masificaron a través de -o por culpa de- la Iglesia. En cierto modo, se podría decir que la Iglesia ha sido el Silicon Valley de la Humanidad durante varios siglos. Y hoy, más que nunca, ambas instituciones empiezan a caminar de la mano.

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