Se reúne la próxima semana

La encrucijada del BCE por la paridad del euro: tipos altos con el riesgo de crisis

La debilidad de la moneda europea fuerza a una política monetaria más agresiva para frenar la inflación, pero la crisis energética en la Eurozona deja la economía en un peor escenario para afrontarlo.

Christine Lagarde, BCE
Christine Lagarde, BCE
CONTACTO vía Europa Press

El euro cayó este martes hasta la paridad con el dólar por primera vez desde julio de 2002 y tras varias sesiones acumulando mínimos de dos décadas. La depreciación de la moneda europea se produce apenas días antes de que el Banco Central Europeo (BCE) celebre su reunión para subir los tipos de interés por primera vez desde 2011. La institución de Christine Lagarde ha avanzando que aplicará un incremento de 25 puntos básicos, pero la tendencia bajista del euro fuerza una política monetaria más agresiva para frenar la escalada de los precios que agrava la debilidad del euro. Sin embargo, el BCE debe equilibrar su hoja de ruta con un riesgo de recesión cada vez más probable por la crisis energética en Europa. 

Un euro débil tiene fuertes connotaciones inflacionistas. La debilidad de una moneda aumenta la competitividad de sus exportaciones al tiempo que encarece sus importaciones. Este escenario se agrava para Europa cuando una de sus principales importaciones, las materias primas, han disparado sus precios y cotizan en dólares. Como resultado, al convertir el precio de dólares en euros cada vez es mayor a medida que la moneda local se encarece. Por ejemplo, el precio del barril de Brent cotiza en los 100 dólares, que al cambio con la paridad euro-dólar son 100 euros. Sin embargo, hace solo una semana, cuando el euro marcaba 1,02 dólares, el barril costaba 98 euros. 

Esto se traduce en inflación, incluso cuando los precios de las materias primas caen, como está ocurriendo actualmente. Es decir, limitan el impacto positivo que en el IPC pueden llegar a tener la caída de los precios. El IPC de la Eurozona se sitúa en máximos históricos -desde la creación de la moneda europea- tras situarse en el mes de junio en el 8,6%. España supera la media tras escalar el crecimiento de los precios hasta el 10%. 

El escenario podría empeorar. Los analistas de ING creen que es "más probable" que el euro rompa por debajo de la paridad. En concreto, prevén "una caída de corta duración a 0,9800-0,9900 dólares en los próximos días". En el año, la caída del euro frente al dólar ya supera el 12% y creen que aún no se ha descontado el peor escenario. Desde ING señalan los factores: el riesgo de una crisis energética en Europa si Rusia corta el gas, el empeoramiento de las perspectivas de crecimiento, un potencial moderado de revalorización de las expectativas de tipos del Banco Central Europeo y, sobre todo, el entorno de riesgo global adverso.

Una parte de la solución está en manos del BCE: subir tipos, incluso a una velocidad más rápida que la prevista. La próxima semana se sumará al resto de bancos centrales, que ya han subido sus tasas de referencia, pero lo hará a un ritmo moderado. La primera subida en 10 años será de 25 puntos básicos, aunque ya varios miembros del BCE apostaron por un ritmo mayor en la reunión de junio según revelaron las actas. Los analistas de Goldman Sachs señalaron en un informe que la potencia de fuego de la institución: "podría responder con una acción política más contundente para protegerse contra una depreciación del euro más significativa". 

Una subida de tipos más agresiva puede suponer el denominado aterrizaje forzoso que llevaría a la economía a una recesión. En EEUU, aunque algunos miembros de la, Reserva Federal (Fed) le restaron importancia en la última reunión, son conscientes del riesgo, pero están dispuesto a ello para frenar la inflación. No obstante, la situación no es la misma para las dos gigantes económicos. Precisamente, uno de los factores que ha acelerado la fortaleza del dólar frente al euro es la amenaza de una recesión global, ante la que los inversores apuestan por el billete verde como activo refugio. En la Eurozona las perspectivas empeoraron en los últimos días por la crisis energética que se ha agravado ante la posibilidad de que Gazprom no retome la actividad del gasoducto Nord Stream 1 tras su parón por el mantenimiento anual. 

De hecho, la confianza de los inversores en Alemania se desplomó en julio incluso por debajo del nivel registrado en marzo de 2020, a comienzos de la crisis por la pandemia de coronavirus. Los inversores y expertos en los mercados financieros están preocupados por el suministro de energía.

Además, Lagarde y su equipo también trabaja para evitar una crisis de deuda por el incremento de los diferenciales de los intereses de los bonos públicos. En la última reunión de política monetaria del BCE ya se llamó la atención sobre la ampliación de los diferenciales soberanos en los últimos meses, señalándose que el establecimiento de una herramienta antifragmentación no estaba reñido con la necesidad de contener las presiones inflacionarias. "De hecho, abordar la fragmentación podría considerarse necesario para colocar al Consejo de Gobierno en una mejor posición para acelerar la normalización de la política monetaria si las perspectivas de inflación lo justifican", afirmaron según se recoge en las actas publicadas por el BCE.

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