Perspectivas inciertas

¿Fin de ciclo en las 'big tech'? El sector madura y modifica su perfil inversor

Las tecnológicas han sufrido el castigo más claro en el cambio de ciclo de los mercados y la economía, que podría haber abierto oportunidades, pero que requiere ahora de un modelo de análisis más individualizado

Cambio de ciclo en las tecnológicas.
Cambio de ciclo en las tecnológicas.
DPA vía Europa Press

Cada vez hay más pruebas que sugieren que la rentabilidad impulsada por la tecnología requerirá un nuevo manual de instrucciones en los próximos años. La gestión activa y una perspectiva global podrían resultar esenciales. Al menos es lo que considera Trevor Noren, estratega de inversión temática en la gestora de fondos de inversión Wellington Management, según un informe al que ha tenido acceso 'La Información'.

Tras un sonado fracaso en los resultados del tercer trimestre, las acciones de las redes sociales estadounidenses perdieron hasta 47.000 millones de dólares en un solo día. En general, muchos observadores achacaron la caída a factores transitorios a un mercado publicitario digital deslucido.

La cuestión es, ¿se ha superado el punto máximo de beneficios para las empresas de redes sociales? Los optimistas creen que la rentabilidad actual de las redes sociales es el resultado de factores principalmente cíclicos y que el argumento secular a favor del crecimiento se mantiene (aunque a niveles inferiores a los históricos).

Aunque los factores cíclicos son ciertamente un reto, puede que hayamos visto el pico de beneficios de todas estas empresas y es poco probable que crezcan (mucho) en el futuro... Dicho de otro modo, este puede ser ahora un mercado maduro con características similares a las materias primas, según Wellington Managment.

“Para ser claros, no existe un consenso interno sobre la trayectoria futura de las acciones de las compañías de redes sociales o del sector tecnológico en general”, dice Noren. No obstante, su análisis plantea una cuestión que merece la pena que todos los inversores tengan en cuenta: ¿Nos encontramos en un punto de inflexión en la revolución digital que requerirá un cambio de mentalidad significativo sobre los ingredientes del mejor rendimiento impulsado por la tecnología en el futuro?

Apostar por el crecimiento de las grandes tecnológicas” ha sido el lema que ha definido el régimen de inversión posterior a la crisis financiera mundial. En 2011, las cinco mayores empresas del índice S&P 500 representaban poco más del 10% de la capitalización bursátil total del índice. El año pasado, Apple, Amazon, Microsoft, Alphabet y Meta representaban más del 24% del peso del indicador.

¿Continuará ese dominio de la rentabilidad en este nuevo régimen inflacionista? “Cada vez hay más pruebas, tanto cíclicas como estructurales, de que la respuesta es probablemente no”, ahonda el experto. “En las redes sociales, el entretenimiento, el comercio electrónico e incluso el almacenamiento en la nube, los gigantes digitales han alcanzado posiblemente un punto de madurez que podría dar lugar a una ralentización de las tasas de crecimiento y a una correlación mucho mayor con el entorno macroeconómico”, esgrime el experto.

La guerra silenciosa tecnológica

Mientras tanto, el aumento de las tensiones entre Estados Unidos y China podría mermar los beneficios de las empresas tecnológicas estadounidenses con ingresos o capacidad de fabricación ubicados en China. Asimismo, tal y como explica la entidad en el informe, sería probable que los modelos de negocio digitales orientados al consumidor -es decir, muchos de los mayores nativos digitales de la actualidad- obtengan peores resultados que los modelos de negocio orientados a las empresas de cara al futuro.

“Según las estimaciones de International Data Corporation, la "datasfera" mundial está a punto de duplicar su tamaño entre 2022 y 2026, y la datasfera empresarial crecerá más del doble de rápido que la datasfera de consumo”, destaca Noren.

Sin duda, la cautela de los inversores hacia todos los valores tecnológicos estadounidenses sigue estando justificada. “Vemos indicios de que los inversores siguen siendo algo complacientes sobre el potencial de rendimiento inferior de las acciones estadounidenses, dadas las valoraciones históricamente tan altas en relación con los mercados internacionales de renta variable”, aseguran.

“En nuestro diagnóstico de inversión también percibimos una creciente convicción de que algunas empresas tecnológicas, tanto privadas como públicas, podrían ofrecer pronto puntos de entrada atractivos”, resalta Noren. Maximizar estas oportunidades requerirá probablemente un enfoque activo y una perspectiva global, aprovechando una profunda investigación fundamental para identificar motores de crecimiento, resistencia a la recesión y el momento oportuno para actuar según las propias convicciones, tal y como describe.

El cambio de paradigma

A lo largo de 2022, la extrema incertidumbre macroeconómica ha provocado a veces ventas indiscriminadas en los mercados por sectores, factores y países. Estas ventas han descuidado la dinámica idiosincrásica de cada empresa, que determinará la rentabilidad a largo plazo. En su opinión, en lo que respecta a la tecnología, no es demasiado pronto para formular un manual de instrucciones que permita capitalizar cuando surjan inevitablemente desconexiones de precios aprovechables.

Una proyección de Gartner sugiere que en 2023 el gasto mundial en tecnologías de la información (TI) crecerá un 5,1%, alcanzando los 4,6 billones de dólares. Así, Jeff Wantman, analista global del sector, opina que esa resistencia ya es evidente en las perspectivas comunicadas por las empresas de software. “En este sentido, desde una perspectiva de alto nivel, las cotas generales de demanda son mixtas - nadie estaba hablando de colapsos de ninguna manera”, dice Noren.

Varias empresas están experimentando retrasos, procesos de aprobación de acuerdos más largos y un mayor número de aprobaciones necesarias para llevarlos a cabo. Dicho esto, otras tantas empresas no están viendo cambios significativos en sus trayectorias de crecimiento. De forma casi unánime, todos afirmaron que la cartera de proyectos estaba saneada. “Las TI son lo último y lo más difícil de recortar cuando se está en un entorno de mano de obra limitada”, añade el experto.

“Somos conscientes de que es probable que se produzca una recesión, somos conscientes de que es probable que se reduzcan los presupuestos, pero esta es una partida que en la mayoría de los casos -especialmente para las grandes empresas- no se puede recortar demasiado”, dice.

Angel Pan, investigadora asociada en Wellington Management, se hizo eco de esta opinión en una nota en la que resumía su visión actualizada sobre los valores de automatización. Pocos sectores tecnológicos tienen vientos de cola tan claros y potentes como la automatización industrial.

Según los cálculos de McKinsey, aproximadamente 480.000 millones de los 750.000 millones de horas de trabajo dedicadas a actividades relacionadas con la fabricación en todo el mundo son automatizables con las tecnologías existentes.

El envejecimiento demográfico, la descarbonización y la desglobalización son megatendencias que deberían incentivar a las empresas a acelerar los esfuerzos de automatización para conseguir eficiencias que ahorren mano de obra y emisiones. “Sin embargo, entre la ralentización del crecimiento mundial y las elevadas valoraciones, ahora parece demasiado pronto para actuar”, comenta la entidad.

Desde los máximos del ciclo, la mayoría de los valores de automatización han caído entre un 30% y un 40%. Sin embargo, las caídas de pedidos y los recortes de beneficios no han hecho más que empezar. “No creo que sea el momento de aumentar la exposición al sector en general...”, expone Pan.

La magnitud de la corrección que hemos observado en el sector hasta ahora se está acercando a lo que ocurrió en los ciclos bajistas de 2015 y 2018 y, si utilizamos estos datos como referencia, deberíamos esperar una caída adicional del sector de entre el 15% y el 20% a medida que se prevean nuevos recortes de beneficios, según Pan.

“Si nos fijamos en la valoración -ya sea desde una perspectiva absoluta o relativa-, en promedio, también nos encontramos todavía en el extremo superior del rango de 20 años... Aunque todavía no nos volvemos positivos en el sector en general, creemos que es hora de empezar a afinar y ajustar, ya que las acciones repuntarán antes del último recorte de pedidos (y mucho antes del último recorte de beneficios), y este es un sector en el que creo que los gestores de carteras deberían buscar una exposición a largo plazo debido a sus atractivos vientos de cola estructurales”, concluye.

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