El precio de la gasolina amaga con alcanzar en Estados Unidos niveles no vistos desde 2014. El grave ciberataque al mayor oleoducto para productos petroleros refinados de todo el país, operado por la compañía Colonial Pipeline, ha puesto en jaque a toda la Costa Este y ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de un sistema energético estadounidense demasiado dependiente del refino texano y de infraestructuras muy antiguas. Por esta megaestructura, que une Houston (Texas) con el puerto de Nueva York, transita cerca del 45% de todo el combustible destinado a esa zona. Con sus 8.851,4 kilómetros de largo puede transportar 3 millones de barriles al día.
Pese a que Colonial es su operador, el oleoducto es propiedad de Royal Dutch Shell, Koch Industries y de varias firmas de inversión extranjeras y estadounidenses. Como paso estratégico que es, el hecho de que permanezca cerrado tras el ataque de 'ransomware', ha provocado que los precios de la gasolina hayan empezado a tensionarse. Sobre todo ante la perspectiva de que el bloqueo pueda mantenerse aún unos días.
De acuerdo con los datos facilitados por la Administración de Información Energética estadounidense (EIA, por sus siglas en inglés), la gasolina se ha encarecido de media un 2,5% en relación al precio que registraba la semana previa hasta los 2,961 dólares por galón (el equivalente a unos 0,64 euros el litro), mientras que el diésel ha aumentado en el conjunto del país un 1,4% hasta los 3,186 dólares por galón (alrededor de 0,69 euros por litro).
Bloqueo en medio del despertar económico
La paralización de esta vía no ha podido llegar en peor momento. El éxito del proceso de vacunación (han recibido una dosis el 58,5% de los adultos y están completamente inmunizados el 44,7%, según los Centros de Prevención y Control de Enfermedades) ha elevado el consumo de combustibles, incluyendo la gasolina y el queroseno para los aviones. El levantamiento de las restricciones y la vuelta al trabajo han supuesto que los inventarios de gasolina se hayan mantenido en mínimos de cuatro meses desde marzo. Mientras, los de gasóleo permanecen por encima de la media de cinco años para esta época del año.
En principio, las informaciones oficiales apuntan a que las operaciones podrían reestablecerse hacia el final de la semana. Sin embargo, "dada la incertidumbre en torno al marco legal y la interrupción de las infraestructuras críticas en un momento de aumento de la demanda, los precios de la gasolina podrían seguir siendo elevados durante un largo periodo de tiempo", advierten desde la gestora neoyorquina Wisdom Tree. Los cálculos de varias firmas de análisis sitúan el precio de la gasolina por encima de los 3 dólares por galón de cara a la festividad del 31 de mayo, Día de los Caídos en Estados Unidos.
Desde el banco privado suizo Julius Baer ven el vaso medio lleno y consideran que en el peor de los casos -si se produjera una interrupción prolongada- sólo habría un efecto marginal en el mercado petrolero estadounidense. "La clave sigue siendo el rebote de la actividad de ocio y viajes y la consiguiente fortaleza de la demanda de crudo", aseguran, y prevén que el precio del barril supere ampliamente los 70 dólares hacia mediados de año. De ser así, al barril de West Texas Intermediate (WTI) aún le quedaría un recorrido al alza del 7% desde el entorno de 65 dólares al que se movía el martes.
Medios de transporte alternativo y las bazas de Biden
Los expertos recuerdan que todavía existen varios medios de transporte alternativos, aunque más costosos, que podrían sustituir temporalmente al oleoducto, como los barcos, las barcazas y los vagones de tren que, eso sí, se traducirían en un recargo en el precio final de los productos. Con todo, seguiría pesando más el visible rebote de la demanda de petróleo, que refleja la recuperación económica, el estímulo monetario y fiscal y la reapertura.
"Con el tiempo, el negocio del esquisto, los países petroleros y el retorno de las exportaciones iraníes, a medida que se suavicen o se eludan las sanciones, llenarán el vacío de la oferta", añaden desde la entidad e inciden en que la actual escasez de suministros se debe a razones artificiales y políticas, no estructurales -tras los últimos acuerdos de la OPEP y sus aliados-. En consecuencia, "la recuperación del petróleo debería ser cíclica y probablemente alcance su punto máximo a mediados de año", zanjan.
Otros analistas no descartan que, si la interrupción se prolonga, pueda tener efectos de gran alcance en este mercado más allá de Estados Unidos, llegando incluso a Europa. Para paliar la escasez de gasolina en la Costa Este, la UE podría empezar a enviar combustible al país y podría haber además llamamientos para suspender la 'Ley Jones', que exige que las mercancías enviadas entre los puertos estadounidenses se trasladen en buques construidos, de propiedad y operados por ciudadanos del país o por residentes permanentes.
El Presidente Joe Biden podría invocar una serie de poderes de emergencia para garantizar que los suministros sigan fluyendo a las grandes ciudades y aeropuertos de la zona más afectada por el bloqueo. De momento, se están asegurando algunos buques cisterna para almacenar temporalmente la gasolina en el Golfo de EEUU en caso de un cierre prolongado. Actualmente, Colonial Pipeline está elaborando un plan de vuelta a las operaciones y la Casa Blanca ha creado un grupo de trabajo para hacer frente a la interrupción. Todo, mientras la investigación prosigue su curso. De momento, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) trabaja con la hipótesis de que el ataque lo haya llevado a cabo un grupo de crimen organizado de Europa del Este conocido como DarkSide.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios