Perspectivas para 2023

Todos los caminos llevan a la recesión: los indicadores que adelantan la crisis

Una serie de indicadores alertan de la entrada en contracción de la economía de EEUU con una gran fiabilidad en el pasado a la hora de predecir la recesión pero difieren sobre su gravedad.

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Todos los caminos llevan a la recesión: los indicadores que adelantan la crisis
Nerea de Bilbao (Infografía)

Anticiparse a la recesión es lo que busca cualquier economista. Situarse en la pole position de aquellos que “vieron venir la crisis” es una ardua tarea. El tiempo pone las cosas en su sitio y, mayoritariamente, el fracaso en las predicciones está garantizado. Ahora, parece que el consenso apuesta por una contracción de la economía de Estados Unidos de mayor o menor magnitud debido a la inflación y el alza de los tipos de interés.

Bancos de inversión como Morgan Stanley, JP Morgan, o gestoras de fondos como Fidelity o Allianz Global Investors tienen claro que para 2023 vienen curvas en la economía. Y no solo en lo grandes números y en los mercados, sino en la economía real, lo que se termina reflejando en lo más temido: el aumento del desempleo. Pero, ¿cuáles son los indicadores que podrían adelantar un mal clima económico?.

La dicotomía entre los datos (encuestas PMI, ZEW vs. producción industrial, ventas al por menor) continúa con algunas economías que se resisten a ralentizarse a pesar de las sucesivas turbulencias que la mayoría de ellas ha experimentado. Esta paradoja se hace particularmente evidente en Estados Unidos y la Eurozona, pero también puede observarse en la mayoría de las economías desarrolladas.

De hecho, muchos indicadores sugieren que se avecina una recesión. El fuerte crecimiento registrado en 2021 y principios de 2022 se debió en gran medida a los grandes desembolsos presupuestarios de los distintos gobiernos como consecuencia de la crisis del Covid. Aunque en 2022 también se han registrado importantes gastos en toda Europa debido a la crisis energética, son relativamente inferiores a los de años anteriores.

Esto es lo que vemos en el mercado crediticio europeo, que muestra el impulso del crédito en la Eurozona, que lleva más de un año en negativo. “Dado el desfase temporal de las políticas fiscales (entre 12 y 18 meses), estos efectos deberían tener un impacto negativo sobre el crecimiento en 2023. El escenario es el mismo, pero menos marcado, en Estados Unidos”, comenta François Rimeu, estratega senior de La Française AM.

De la Conference Board a las curvas de tipos

La Conference Board publica un indicador que tiene en cuenta los diez indicadores adelantados más fiables de Estados Unidos (consumo, empleo, etc.). El análisis histórico muestra que es un indicador fiable para prever recesiones en Estados Unidos, ya que cada vez que se sitúa en territorio negativo durante un periodo prolongado, tarde o temprano se produce una recesión. Según este indicador, la recesión no será necesariamente profunda (no obstante, sigue siendo una posibilidad) y debería producirse en 2023.

No obstante, el principal indicador adelantado de las recesiones se centra en las curvas de tipos, de los bonos de diferentes tramos: a 10, 5, 2 años, por ejemplo. En circunstancias normales, los bonos de corto plazo, han de tener menores rentabilidades que los de largo plazo. Es una cuestión de confianza.

La anomalía se produce cuando la rentabilidad de los bonos de corto plazo supera a los de largo plazo. Esto quiere decir que hay una menor demanda inversora en la deuda de más alcance por la desconfianza de la economía en el futuro. Por eso, cuando se produce este fenómeno, que se conoce como “la inversión de la curva de tipos”, suelen sobrevenir crisis económicas.

Lo llamativo, en este sentido, es que el 75% de las curvas de tipos están invertidas en la actualidad. Y, en concreto, la curva de tipos del bono a 2 y 10 años está en el mayor punto de inversión desde la década de los 80, lo cual hace presagiar a muchos economistas que se pueda producir una ralentización fuerte en el próximo ejercicio.

Atención en el inmobiliario

El mercado inmobiliario es también una buena referencia para evaluar la salud de una economía y la probabilidad de recesión. “A grandes rasgos, los puestos de trabajo derivados de las actividades inmobiliarias representan alrededor del 14% del empleo en Estados Unidos”, asegura Rimeu.

Además, se trata de un mercado que se ajusta muy rápidamente cuando cambian las condiciones financieras, como es el caso actual. Con la fuerte subida de los tipos hipotecarios en los últimos meses, el mercado inmobiliario ya ha empezado a corregir. “Lógicamente, esto tiene un gran impacto en la confianza de los interesados en este sector”, dice el experto de La Française.

“Así, cuando cae la confianza, cae la actividad y aumenta el desempleo. El número de parados registrados, que actualmente se sitúa en 226.000, ¡podrían ascender a más de 400.000 en 2023!”, alerta Rimeu. En resumen, la gran mayoría de los indicadores adelantados apuntan a un riesgo extremadamente alto de recesión en Europa y Estados Unidos. “El momento no está claro, pero, actualmente, parece un escenario muy probable”, concluye Rimeu.

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