Efectos de la subida de tipos

2023 y la 'recesión moderada': la visión que tiene JP Morgan AM para las bolsas

La gestora estadounidense considera que la desaceleración económica está provocando efectos desinflacionarios que se verán en el arranque del nuevo año, con el sector inmobiliario de avanzadilla.

Sede JPMorgan Chase & Co en Nueva York.
Sede JPMorgan Chase & Co en Nueva York.
Europa Press

Estamos a pocos días de dar un portazo al 2022 y las gestoras de fondos de mayor tamaño están sacando a relucir sus previsiones pensando en el próximo ejercicio. Especialmente, si los mercados tendrán que jugar un 2023 con una recesión de fondo y si hay que aprovechar el momento para buscar oportunidades claras de inversión ante la caída que han sufrido prácticamente la totalidad de las clases de activos.

En el caso de JP Morgan Asset Management, de cara a 2023, la principal incógnita, desde su punto de vista, sería, de hecho, bastante simple: ¿conseguiremos controlar la inflación a medida que la actividad económica desacelere? De ser este el caso, los bancos centrales dejarán de subir los tipos y aquellas recesiones que se produzcan serán probablemente moderadas.

Pero, si la inflación no comienza a retroceder, estaremos ante un escenario menos favorable. “Por suerte, creemos que ya hay signos convincentes de que las presiones inflacionarias están moderándose y seguirán haciéndolo en 2023”, asegura la gestora de fondos en sus previsiones para el nuevo año.

Como de costumbre, los mercados inmobiliarios son los primeros en reaccionar cuando los bancos centrales pisan el freno. La notable subida de los tipos hipotecarios está obstaculizando la demanda de obra nueva y, en nuestra opinión, el efecto de una mayor debilidad en el sector inmobiliario se dejará sentir en la economía global en 2023.

“En este contexto, la construcción se debilitará, el gasto en mobiliario y otros productos domésticos caerá, y el desplome de los precios de la vivienda podría afectar negativamente al consumo en los próximos trimestres”, destaca la gestora estadounidense. La ralentización de la actividad debería tener el efecto pretendido y contener la inflación.

El impacto de las subidas de tipos sobre los hipotecados será probablemente menos grave. En Estados Unidos, los hogares acertaron al aprovechar los tipos bajos de hace un par de años. De hecho, hoy en día solo un porcentaje aproximado del 5% de las hipotecas estadounidenses son a tipo variable, cuando en 2007 el dato superaba el 20%.

En 2020, el tipo hipotecario a 30 años en Estados Unidos alcanzó el 2,8% y, al hacerlo, propició una oleada de operaciones de refinanciación. Por tanto, salvo que estas familias pretendan ahora mudarse de vivienda, sus ingresos disponibles no se verán afectados por la reciente subida de tipos.

Los expertos de la firma estadounidense concretan que también conviene recordar que no todo el mundo tiene una hipoteca y que aquellos que posean ahorros en efectivo experimentarán un incremento de sus ingresos disponibles como consecuencia de las subidas de tipos.

“Este factor es especialmente importante en el caso de los grandes países de Europa continental, donde son menos los hogares con hipotecas y donde el ahorro doméstico como porcentaje del PIB es más alto que en Estados Unidos y el Reino Unido. De hecho, fueron varias las ocasiones en las que se advirtió al Banco Central Europeo (BCE) de que los tipos de interés cero serían contraproducentes debido al nivel de ahorro en la región”, añaden.

Las recesiones serán moderadas

Pero la principal conclusión de JP Morgan AM es que en los próximos meses surgirán indicios de que la inflación está reaccionando al debilitamiento de la actividad económica y se enfriará. “Puede que no vuelva rápidamente al 2%, pero sospechamos que los bancos centrales no tendrán problema en dejar de aplicar subidas de tipos siempre y cuando la inflación se mueva en la dirección correcta”, auguran.

En contra de esta visión hay dos tipos de previsiones bajistas, según su análisis: “Por un lado, están quienes creen que volvemos a estar ante el problema inflacionario de la década de 1970, cuya solución requerirá de una recesión mucho más profunda y un aumento mucho más grande en el desempleo del que esperamos”.

“Por otro, tenemos a aquellos que sostienen que resulta difícil diseñar recesiones moderadas, ya que las ralentizaciones suelen cobrar vida y tienden a descontrolarse”, profundizan en su visión. “Este ha sido el caso en el pasado, cuando las recesiones profundas consistían en caídas después de un periodo de auge”, añaden.

En este sentido, tras el crecimiento excesivo de un determinado ámbito –normalmente la inversión empresarial o el sector inmobiliario– la economía solía tardar mucho en ajustarse y encontrar fuentes de crecimiento alternativas. “Esta vez, en cambio, el crecimiento de la inversión y el sector inmobiliario ha sido más moderado”, matizan. Así, exponen, que lo más probable es que lleguen “recesiones moderadas”.

Además, con frecuencia ha sido el exceso de préstamo bancario la que ha alimentado una euforia que, históricamente, ha dado paso a periodos de escaso crecimiento del crédito que han agravado la recesión. En esta ocasión, sin embargo, los más de 10 años de regulación desde el final de la crisis financiera mundial han propiciado que los bancos comerciales lleguen a la actual desaceleración excepcionalmente bien capitalizados y habiendo superado exhaustivas pruebas de estrés que garantizan su capacidad para absorber pérdidas sin desencadenar una crisis crediticia, según JPMorgan.

En resumidas cuentas, en su opinión, tras un periodo de auge “viene uno de retroceso”. En cambio, estos periodos de auge han brillado por su ausencia en una última década en la que la actividad de los sectores ha sido, en el mejor de los casos, bastante lenta. “Aunque siempre es necesario que la economía se debilite para que la inflación se modere, no prevemos un periodo de contracción prolongada ni profunda”, comentan.

“Teniendo en cuenta que tanto las acciones como los bonos ya han experimentado caídas en sus precios, creemos que, pese a que 2023 será un año difícil para las economías, hemos dejado atrás el pico de volatilidad y el atractivo de la renta variable y la renta fija será cada vez mayor”, sentencian.

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