Los antibióticos contaminan los ríos de 50 países y es un peligro sanitario global

  • La presencia de antibióticos en algunos de los principales cauces fluviales del mundo contribuyen a la resistencia de bacterias y virus.
El río Támesis es el más contaminado por antobióticos de Europa
El río Támesis es el más contaminado por antobióticos de Europa
Pixabay

La contaminación por antibióticos del Ebro es tal que el Gobierno de Aragón tuvo que prohibir el pasado febrero consumir peces de tres de sus afluentes: el Gállego, el Cinca y el Huerva. También extendía su recomendación al Jalón, debido a la presencia de agentes químicos en el cauce. De hecho, hace poco la Universidad del País Vasco descubría que a los ríos españoles han llegado desde medicamentos hasta antidepresivos o cremas solares, lo que está provocando una modificación de la biosfera, aunque aún no se sepan concretamente hasta qué punto podrían llegar sus efectos. Ahora, un nuevo estudio confirma que se trata de una tendencia global, ya que los antibióticos contaminan los ríos de al menos 50 países. Y esto supone un peligro sanitario global.

Los cauces afectados se cuentan por centenares, desde el Támesis en Londres hasta el Tigris en Irak, los cuales registran niveles de antibióticos peligrosamente altos, según el estudio global más grande que se ha realizado hasta la fecha, llevado a cabo por científicos de la Universidad de York que han analizado 711 ríos en 72 países y cuyos resultados avanzaban la semana pasada. El problema es que la investigación descubrió niveles anormalmente altos de antibióticos en el 65% de las áreas fluviales analizadas.

Para la ONU, enfermedades crónicas como el cáncer o el sida son menos preocupantes en los próximos años, ya que se confía en alcanzar curas o tratamientos que permitan a los afectados llevar una vida digna. No, la resistencia microbiana es la gran amenaza para el ser humano en el futuro: el aumento de las bacterias resistentes a los antibióticos es una emergencia de salud mundial que podría matar a 10 millones de personas en 2050, según explicaba la ONU el mes pasado. "Se necesita una acción inmediata, coordinada y ambiciosa para evitar una crisis de resistencia a los medicamentos potencialmente desastrosa", alertaba su último informe, elaborado junto a varias agencias internacionales y expertos.

"Si no se toman medidas, para 2050 las enfermedades resistentes a los medicamentos podrían causar 10 millones de muertes cada año y dañar la economía hasta un nivel catastrófico como la crisis del 2008. Además, la resistencia antimicrobiana también podría empujar unos 24 millones a la pobreza extrema para entonces. Actualmente, al menos 700.000 personas mueren anualmente por infecciones farmacoresistentes, entre ellas 230.000 por una tuberculosis que no reacciona a los medicamentos. Mientras tanto cada vez más y más enfermedades que eran 'comunes' tales como infecciones respiratorias, urinarias y de transmisión sexual se están convirtiendo en imposibles de tratar", añadía el informe de la ONU.

Los ríos, canales idóneos para propagar la resistencia a los antibióticos

El problema es que los medicamentos llegan a los ríos a través de desechos humanos y animales, así como fugas de las plantas de tratamiento de aguas residuales y las instalaciones de fabricación de medicamentos. "Es bastante aterrador y deprimente. Podríamos ver una gran parte del medio ambiente que tenga antibióticos a niveles lo suficientemente altos como para afectar la resistencia", explica a 'The Guardian' Alistair Boxall, un científico ambiental de la Universidad de York que lideró el estudio. Los resultados obtenidos apuntan a niveles "inseguros" de antibióticos en muchos de los cauces, lo que significa que es mucho más probable que se desarrolle y se propague la resistencia.

En toda Europa hay datos preocupantes. Por ejemplo, las muestras tomadas del Danubio en Austria contenían siete antibióticos, incluida la claritromicina, utilizada para tratar infecciones del tracto respiratorio como neumonía y bronquitis, con una presencia de casi cuatro veces el nivel considerado seguro. De hecho, el Danubio, el segundo río más grande de Europa, es el más contaminado del continente, según la investigación. El 8% de los lugares analizados en Europa estaban por encima de los límites de seguridad.

Pro su parte, el Támesis, generalmente considerado como uno de los ríos más limpios de Europa, está entre los ríos con los niveles más altos de antibióticos, junto a algunos de sus afluentes: en total, se detectaron cinco sustancias que pueden generar resistencia microbiana en el cauce principal y en tres de sus apéndices, los cuales presentaban niveles por encima de lo que se considera seguro para la salud. Los niveles de ciprofloxacina, que trata las infecciones de la piel y el tracto urinario, llegaban a niveles más de tres veces por encima de ese límite. En 111 de los 711 ríos analizados, las concentraciones de antibióticos superaban los niveles seguros. En los casos más preocupantes, se superaba en más de 300 veces el límite seguro.

Como sucede con la contaminación tecnológica, son los países con bajos ingresos en general (y que permiten crear vertederos a cambio de moderadas cantidades de dinero) los que presentan las concentraciones más altas de antibióticos en los ríos, siendo África y Asia los peores casos. En la investigación, estos niveles llegaron a su punto máximo en Bangladesh, donde se descubrió que el metronidazol, usado para tratar infecciones vaginales, superaba en más de 300 veces el nivel seguro. Los residuos se detectaron cerca de una instalación de tratamiento de aguas residuales, que en países con bajos ingresos a menudo carecen de la tecnología para eliminar los medicamentos.

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