Tras su dimisión

Así deja Johnson al Reino Unido: caos, crisis política y la inflación disparada

Las disputas entre los conservadores se producen en un momento de incertidumbre económica a nivel mundial, con la libra en mínimos de dos años frente al dólar y agravada por los coletazos del Brexit.  

Boris Johnson
Boris Johnson
DPA vía Europa Press

El caos y la crisis política han protagonizado la salida de Boris Johnson como primer ministro de Reino Unido, igual que lo hicieron durante su mandato. El conservador que aprovechó su carisma para generar millones de votos, incluso entre los que nunca habían votado por su partido, deja su cargo tras tres años por la presión de sus propios compañeros conservadores. La economía queda ahora a expensas de quien sea el nuevo líder 'tory', que tendrá que hacer frente a la incertidumbre económica por la elevada inflación, que supera en el país el 9%, una agresiva subida de tipos y la amenaza de la guerra en Ucrania.

Pero hasta la elección del sucesor de Johnson, como líder de los conservadores y primer ministro, el país queda en parálisis política, sin que puedan tomarse grandes decisiones y cuando el Parlamento, pilar del sistema constitucional británico, entra este mes en el receso de verano. La incógnita sobre el rumbo que adquirirá el país con el nuevo líder, aunque sin grandes cambios porque será del mismo partido, apenas se deja notar en los mercados. La libra esterlina marcó mínimos desde marzo de 2020 frente al dólar antes de la dimisión de Johnson y repuntó tras confirmarse. Pero, la caída de la moneda británica tiene un recorrido mayor por el aumento de la inflación interanual en el país. 

El día antes de anunciar su dimisión, cuando todavía se aferraba al cargo, Johnson apelaba a la economía y el delicado momento para evitar su salida. En concreto, la prensa británica aseguraba que Johnson amenazó a los suyos con que les iba a tocar elegir entre centrarse en mejorar la situación económica del país o el caos de una moción de censura interna y de las peleas por liderar el partido. Sin embargo, el líder conservador no convenció y se va en desgracia, rechazado por su propio partido a causa de su continua deshonestidad, transgresión de las reglas y una despreocupación por las funciones de Gobierno. 

Un liderazgo en duda

El profesor especialista en liderazgo político Moises Ruiz, de la Universidad Europea de Madrid, dijo a Efe que Johnson ha ejercido un liderazgo "personalista, polémico, excéntrico. A medio camino entre lo esperpéntico y la seriedad. Su conducta irregular ha contribuido a doblegar su autoridad social". El alcance de su deshonestidad ha provocado más divisiones en su formación, entre los que aceptan que continúe en funciones mientras se elige al nuevo líder y los que exigen su salida inmediata.

Otros primeros ministros forzados a dimitir también siguieron en el cargo hasta completar la elección del sustituto, pero a ninguno se le cuestionó la integridad para cumplir esas funciones. Sin embargo, Johnson es distinto. Pocos en los pasillos de Westminster, centro del poder británico, confían en él, muchos menos cuando el país afronta una creciente crisis económica por el alza de la inflación y una amenaza externa por la guerra en Ucrania.

El experto político Andrew Mycock, de la Universidad inglesa de Huddersfield, dijo a Efe que la salida de Johnson de la residencia de Downing Street es una "crisis importante" para los conservadores, "que pone de relieve viejas y nuevas divisiones" en el partido. Después de las antiguas divisiones por el Brexit, "es probable que surja una nueva ruptura entre los partidarios que quedan de Johnson y aquellos que buscan activamente destituirlo", agregó. 

En las próximas semanas, los "tories" (conservadores) -que obtuvieron la mayoría absoluta en los comicios generales de 2019- tendrán que elegir a un líder que pueda transmitir confianza para afrontar difíciles decisiones, desde medidas para atajar la espiral inflacionaria hasta cómo lidiar con la petición de los nacionalistas escoceses para convocar otro referéndum sobre la independencia de Escocia. Para Ruiz, el partido puede elegir a "un líder sereno, pragmático", que pueda transmitir "prudencia en la toma de decisiones. El carisma ya no importará tanto". En ese mismo sentido opina Mycock, quien considera "poco probable" que el partido "seleccione a un líder a la imagen de Boris Johnson".

"No hay nadie en el Partido Conservador -agregó- que tenga la misma combinación de atributos de personalidad que tiene Johnson. De hecho, es probable que muchos de los miembros del partido busquen elegir un candidato que ofrezca cualidades diferentes a las de Johnson: alguien que pueda estabilizar el 'barco', que pueda seguir las reglas de gobierno y reconstruya la confianza en el partido".

Serán los diputados conservadores los encargados de elegir en las próximas semanas a su nuevo líder, a través de una serie de votaciones en las que los candidatos se irán eliminando hasta que solo queden dos aspirantes, quienes se someterán a la decisión final de todos los miembros de la formación en el país. "Podemos decir con cierta confianza que quien reemplace a Boris Johnson brindará un estilo de liderazgo político significativamente diferente", agregó Mycock.

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