Así fue la infancia de Hugo Chávez

  • El presidente de Venezuela se crió en una familia pobre, sin nevera, agua corriente o baño individual. Chávez, que ahora tiene 57 años, ha sembrado buena fama allí por dónde ha pasado, pero el aprecio no ha crecido en todos lados. Mientras se enfrenta a un cáncer, si mira atrás, esto es lo que el líder podría ver.

Girish Gupta, Los Rastrojos (Venezuela) | GlobalPost

 Mascando una pasta espesa de tabaco de mascar, a sus 84 años, Lourdes Urquiola se sienta a las afueras de su pequeña casa de cemento de Los Rastrojos, un pequeño pueblo en la zona pantanosa de Los Llanos, en Venezuela.

A su lado está el trozo de tierra donde se crió Hugo Chávez. Urquiola ha vivido allí toda su vida y describe orgullosa al presidente de Venezuela como su propio hijo, habiendo sido el mejor amigo del padre de Chávez.

Ahora, Urquiola está preocupada por el tratamiento contra el cáncer al que se está sometiendo Chávez. "Pido a Dios que le salve", dice, añadiendo que le recuerda como un niño "infatigable", le gustaba pescar y pasear con su padre.

Chávez, que cumplió 57 años hace unos días, no para de intentar dar la impresión en Venezuela de que está sano y listo para la próxima ronda de elecciones presidenciales del año que viene.

El silencio de Chávez el mes pasado llevó a que se desataran las especulaciones sobre el futuro de su presidencia. Estuvo alimentado, en parte, por comunicados confusos y contradictorios de su propio Gobierno. No iba a permitir que se repitiera. "Durante el curso de esta semana no he perdido la atención en Venezuela ni un instante", dijo Chávez cuando aterrizó en Caracas.

El ex soldado estuvo tuiteando furioso mientras se sometía a quimioterapia en Cuba. Desde su regreso, ha hablado casi cada día en la televisión estatal. El presidente quiere preparar a sus seguidores para las imágenes que están por llegar. Ya se ha afeitado la cabeza. "En unos pocos días probablemente veréis a Chávez calvo", dijo el presidente en la televisión estatal. ¿Recuerdas a Yul Brynner? Seré Yul Chávez".

Justo a unos 400 kilómetros de Caracas se encuentra Sabaneta, donde se mudó Chávez, junto con su hermano Adan, para vivir con su abuela Rosa Ines cuando todavía era joven. Su relación con su abuela fue muy afectiva y todavía la recuerda con cariño, al igual que muchos en la región que hablan de sus "arañas" de azúcar aderezadas con tiras de papaya, que se venden en nombre de Chávez.

Ines no era rica. Su casa era una cabaña de barro. No había frigorífico, agua corriente o baño. Sin embargo, los ideales que Chávez atesora como presidente reflejan mucho de la propia Inés. Su abuela le transmitió solidaridad con los menos afortunados, ayudando a los vecinos con comida y ropa. El joven Chávez enseñó a adultos a leer y a escribir cuando era joven como parte de un programa de alfabetización auspiciado por el Gobierno.

"Al lado de Rosa conocí la humildad, la pobreza, el dolor, que algunos no tienen nada para comer", dijo Chávez una vez, según la biografía realizada por Bart Jones sobre el presidente "Hugo. Vi las injusticias del mundo". Aprendí con ella los principios y los valores de los pobres de Venezuela, aquellos que nunca tuvieron nada y que constituyen el alma de mi país".

Sabaneta está a unos 20 minutos de Los Rastrojos y todo el mundo allí ofrece apoyo incondicional al presidente. Flor Figueredo conocía bien a la familia, que vivía justo enfrente de Inés. "Solía correr por estas calles jugando con sus amigos", dice. "Era un chico muy activo, muy buen estudiante". Esta profesora jubilada de 76 años describe a una familia humilde. "Y mira, ahora le tenemos de presidente", añade con una sonrisa.

Figueredo se muestra positiva sobre la batalla actual del presidente contra el cáncer. "La ciencia está muy avanzada. Los milagros ocurren. Aquí en Venezuela no hay nadie más que pueda ser presidente".

Figueredo muestra fotos en blanco y negro en las que se ve a un joven Chávez con sus compañeros de clase. En una se le ve llevando una camiseta y una gorra de béisbol enfrente de un mapa gigante de Venezuela.

El presidente recuerda Sabaneta con cariño. "Cuánto amo ese pueblo –cada esquina, los amigos de mi infancia, mis recuerdos más profundos", dijo Chávez la semana pasada cuando anunció nuevos programas sociales para la región.

Sin embargo, en la capital del estado de Barinas –a una hora en coche de Sabaneta a través de los campos de maíz y de azúcar –la población está dividida.

Javier Moreno, de 45 años, electricista en paro, se sienta debajo de un busto del revolucionario del siglo XIX Ezequiel Zamora –un héroe de juventud de Chavez- en una plaza de la ciudad. Moreno se queja de que la familia en el poder ha olvidado sus raíces.

"Si Chávez es un revolucionario y quiere igualdad, a su familia le gustaría vivir en los barrios, sin un coche y rompiéndose la espalda cada día para comer", dice Moreno. "Ellos no viven de esa manera".

Después de cuatro años sin trabajo, Moreno cree que el Gobierno tiene que tomar partido. "La revolución tiene sus puntos buenos y malos. Sirve a algunos pero no a otros. Hoy, si quieres encontrar trabajo pero no apoyas al Gobierno estás jodido".

Chávez estudió durante un año en la escuela secundaria Liceo O´Leary en Barinas cuando tenía 16. Allí continuó aprendiendo sobre el libertador latinoamericano Simón Bolívar que ahora es sinónimo de la revolución bolivariana de Chávez. El presidente socialista también se hizo amigo de los hijos de un comunista que había sido encarcelado por el dictador Marcos Pérez Jimenez.

Fuera de la escuela, la enfermera Ana Márquez de Mejias habla a sus actuales estudiantes. A sus 70 años, todavía se anima cuando habla sobre el joven Chávez al que recuerda muy bien. "Era un intelectual desde el principio".

Marquez de Mejías no tiene dudas de que Chávez recobrará por complete su salud. Dice con una clara convicción: "Dios ha dado su bendición al presidente de Venezuela".

Cuando tenía 17 años, Chávez estuvo interesado en satisfacer su amor por el béisbol –que llegó a Venezuela a través de los trabajadores petroleros de Estados Unidos en la década de 1920. El adolescente no estaba interesado en unirse al Ejército pero lo vio como un pasaporte para acceder al juego. La academia estaba justo al lado del estadio de béisbol de Caracas. Entrenó en la academia durante un año o más y luego se salió.

Sin embargo su amor por el béisbol pronto fue superado por el amor hacia el ejército. En la academia, Chávez leía historia de manera insaciable, especialmente la de Bolívar hasta entrada la noche. "Me sentí como un pez en el agua", dijo el presidente a la televisión venezolana sobre su estancia en la academia.

Chávez empezó a aprender sobre lo que significaba para el ejército luchar contra las guerrillas y hacerlo, así que devoró las enseñanzas que integran mucha de la ideología política que le llevó a la presidencia.

Ahora, Chávez está buscando ganar su cuarta ronda de elecciones presidenciales consecutiva, en las elecciones de 2012. No es difícil ver cómo su infancia en Sabaneta –el vendedor adquiriendo los arácnidos de azúcar de abuela, el profesor de los menos afortunados y su ideología de compartir todo que tenía entre sus vecinos –le han convertido, para bien o para mal, en el presidente popular que es hoy.

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