Amor incondicional

El caniche que visita a su dueña en el cementerio desde hace cuatro años

Se llama Benito y acompañó a Joha los últimos dos años de vida. Desde que falleció se muestra ansioso cada vez que le llevan hasta su tumba.

Benito, el caniche que acompaña a su dueña en el ataúd
Benito, el caniche que acompaña a su dueña en el ataúd
Twitter @Bele_dure

Las historias de perros que echan de menos a sus dueños y los esperan a las puertas de la librería que regentaban o acompañan hasta la tumba añade un nuevo nombre a la lista: Benito. Se trata de un caniche cuya historia la ha dado a conocer en Twitter Belén, hermana de la fallecida Joha y dueña de esta mascota que durante los últimos cuatro años se sobresalta de emoción cada vez que le llevan hasta el cementerio. Una vez allí se queda tranquilo sobre el ataúd donde descansa su dueña, a la que acompañó en los dos últimos años de su vida. 

Benito no se ha quedado huérfano ya que la familia de la mujer fallecida le ha adoptado. En un tuit se muestran varias imágenes de los dos juntos y un vídeo en el que se aprecia los sentimientos de este perro cada vez que escucha que van a ir a ver a Joha. No duda en correr por el cementerio cuando llega sin quitar ojo por la ventanilla del coche durante todo el trayecto. Según se acerca, su nerviosismo va creciendo hasta que logra que le alcen hasta el ataúd para quedarse descansando todo el tiempo que dura la visita. 

"¿Vamos a ver a mamá?" pregunta Belén a este perro cuyo amor incondicional por su dueña no tiene límites. La primera vez que reaccionó así hizo llorar a toda la familia de emoción. Ahora su historia se ha hecho viral. "Para ella Benito era como su hijo", aseguran los familiares de esta mujer técnica agropecuaria, de Entre Ríos (Argentina).

Según recoge el diario La Nación, Joha nació con problemas de corazón. "Le faltaba el ventrículo izquierdo", explica su padre. Celiaca y con artritis, a sus 25 años le iban a poner un marcapasos y la operación le costó la vida falleciendo en 2016. 

Su historia recuerda mucho a la de Xiao Bao ("pequeño tesoro"). Fue el pasado febrero cuando un paciente se acercó al hospital Wuhan Taikang con síntomas de Covid-19. Tras los análisis y certificar que estaba contagiado, le ingresaron. Mientras, su perro, un mestizo de unos siete años, decidió esperarlo en la puerta hasta que saliera. El hombre de 65 años pertenecía a uno de los grupos de riesgo, por lo que -pese al tratamiento- falleció cinco días después. Tres meses más tarde de que su dueño ingresase en la clínica, el perro seguía esperando en la puerta.

Otra imagen que corrió como la pólvora fue la de Magui, una perra de raza bóxer que falleció por un ataque al corazón, al no poder soportar el ruido de una pirotecnia en la provincia argentina de Esquel. En la imagen que subió su dueño a las redes sociales se la veía abrazada a él.

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