Mauricio Macri trajo cierta esperanza para los argentinos, al ganar unas elecciones presidenciales muy reñidas el pasado año. Cuando llegó al poder prometió que una de las primeras tareas que tenía por delante era reconstruir el Instituto Nacional de Estadística del país, denominado INDEC (el simil al INE del país austral).
Durante los largos años del kirchnerismo, este organismo fue virtualmente intervenido. Desde los sectores más críticos del país y también desde los principales organismos internacionales se criticó con furia que el INDEC manipulara las cifras reales de inflación, pobreza y desarrollo económico.
Por primera vez en más de 13 años, el INDEC (ya bajo la conducción de técnicos nominados por el nuevo Gobierno, en reemplazo de los anteriores afines al matrimonio Kirchner) acaba de publicar una durísima radiografía de la Argentina, que muchos interpretan como el saldo dejado por la gestión de la ex presidenta Cristina Fernández.
Según este organismo, 13 millones de argentinos están en situación de pobreza y de ellos 1,7 millones son indigentes. Esto supone que casi el 33% de los habitantes del país latinoamericano no cubran sus necesidades esenciales. Es decir, uno de cada tres no tienen cubiertos bienes básicos como techo, alimentos, educación y asistencia sanitaria.
El estudio conocido ahora por el INDEC ha sido realizado en base a 31 conglomerados urbanos de todo el país, que incluyen a 27 millones de personas. La población total de Argentina alcanza los 40 millones de habitantes.
La última cifra conocida y oficial que había publicado el INDEc se había hecho oficial hace cuatro años. Para el instituto (y para el kirchnerismo) en el segundo semestre de ese año había un 5,4% de pobres en el país sudamericano.
Después ya no hubo mediciones y estadísticas oficiles al respecto. Hasta este momento, cuando se conoce que la cifra de pobres casi sextuplica a lo que informaba el INDEc en aquel momento.
Dentro de este panorama durísimo de pobreza, hay un segmento que resulta el más vulnerable y causa más escalofríos: es el de los niños. Casi la mitad son pobres.
Según la Encuesta Permanente de Hogares, el 47,7 % de los menores de 14 años es pobre.Ese porcentaje representa a 2.850.900 niños y niñas de los 6.011.421 que habitan en los aglomerados urbanos que releva la EPH.
La cifra es del 38,6% en el caso de las personas de entre 15 y 29 años; disminuye en el sector de entre 30 y 64 años, al ser del 27,5% y es del 8,1% entre los ciudadanos que tienen 65 años o más.
La economía argentina, por su parte, emite señales sombrías al evaluar su marcha: se encuentra sumergida en una recesión que se profundizó en el segundo trimestre de este año con una caída del Producto Bruto Interno (PIB) de 2,1% respecto al primero (-0,5%), y una de 3,4% respecto al mismo trimestre de 2015, según el propio INDEC.
La inflación (otro tema hermético que los Kirchner siempre prefirieron esquivar a la hora de difundir datos oficiales) es hoy del 40%, ha indicado el organism y la tasa de desempleo se sitúa en el 9,3%, aunque con signos de desacelaraciòn que podría incrementar este número antes de final de año.
Una familia media (dos adultos y dos niños) requiere de 12.489 pesos (810 dólares estadonidenses) para no ser pobre. Pero la gran mayoría de los habitantes no llega a esa cifra, en una naciòn donde la economía sumergida y el empleo informal además siguen haciendo estragos.
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