Cómo se desencalla el Brexit: ¿salir sin acuerdo, otro referéndum o elecciones?

Jeremy Corbyn, a la salida de un colegio electoral este jueves
Jeremy Corbyn, a la salida de un colegio electoral este jueves
EFE

Si algo ha dejado en claro el anuncio de dimisión de Theresa May es que la solución al Brexit no pasa por votar por cuarta, por quinta o por decimonovena vez el acuerdo suscrito con la UE el pasado noviembre. No, el texto no ha convencido ni a laboristas, ni a unionistas, ni a 'probrexit', ni a 'antibrexit'. De hecho, sus puntos más polémicos -la cláusula de salvaguarda irlandesa y la indefinición de la futura relación de Reino Unido con los 27- han sido rechazados ya en tres ocasiones distintas por el Parlamento británico. Y ni siquiera la oferta de May a la oposición de un nuevo acuerdo con hasta nueve puntos modificados respecto al original ha convencido a nadie. Por eso, el Brexit se dirige a un escenario desconocido, en el que las opciones más probables son una salida sin acuerdo, la convocatoria de un nuevo referéndum o la celebración de otras elecciones generales.

El acuerdo suscrito con la UE en noviembre se volatilizó esta semana en el mismo momento en el que May ofreció unilateralmente un nuevo texto modificado para ganarse los apoyos de los laboristas, los conservadores díscolos y el escocés SNP, aunque sin negociar previamente con ninguno de ellos. Este último intento de salvar su plan para el Brexit se encontró con el apoyo frontal hasta de su propio gabinete, el cual ha forzado su salida. Peor aún: ha terminado con cualquier posibilidad de que el acuerdo ya firmado con la UE tenga legitimidad para pasar de nuevo, siquiera con las nuevas alteraciones, por la Cámara de los Comunes. El plan de May se ha diluido junto con ella.

Algunos líderes europeos se apresuraban este viernes a manifestar su fe en el acuerdo de May, como el primer ministro holandés, quien aseguraba que el pacto sellado entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) para la salida ordenada del país del bloque comunitario "sigue sobre la mesa", a pesar de la renuncia de la primera ministra británica. Es más, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, manifestaba a las pocas horas de la dimisión de May que se sentará a negociar con su sucesor, pero ha advertido de que no se renegociará el acuerdo alcanzado. Tanto si el sucesor de May tiene un perfil euroescéptico, como el de Boris Johnson, o más proeuropeo, el acuerdo del Brexit parece condenado a no pasar el trámite parlamentario ni a ser revisado por la UE.

Otras elecciones o un segundo referéndum

Sin embargo, como lleva sucediendo en los últimos meses, las alternativas no abundan y esa es precisamente una de las razones por las que el Brexit no ha terminado de desencallar. Desde que May perdiera la primera votación parlamentaria sobre su acuerdo, el pasado enero, el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, lleva pidiendo un relevo en el Gobierno para liderar la transición. Pero las divisiones en el propio partido laborista no le han dejado mucho margen de maniobra, por lo que la idea más repetida de su argumentario en estos meses ha sido la necesidad de unas nuevas elecciones para cambiar el rumbo del Brexit.

De hecho, aunque ha aplaudido la dimisión de May, este viernes se ha mostrado escéptico respecto a que un nuevo líder conservador sea capaz de llevar a buen puerto el proceso de desconexión. "El Parlamento está en un punto muerto y los conservadores no ofrecen soluciones a los otros desafíos importantes a los que se enfrenta nuestro país. Lo último que necesita el país son semanas de luchas internas conservadoras seguidas de otro primer ministro no electo [en unas generales]. Quienquiera que se convierta en el nuevo líder conservador debe dejar que la gente decida el futuro de nuestro país a través de unas elecciones generales inmediatas", comentaba.

En este sentido, lo que ganaría Reino Unido con un nuevo primer ministro elegido de las urnas es legitimidad para negociar un nuevo acuerdo o, si la UE sigue negándose en redondo a modificar el texto de noviembre, para llevar a cabo un plan alternativo, que podría pasar por una convocatoria de un segundo referéndum. Aunque May ya incluía esa posibilidad entre los 9 puntos del acuerdo revisado, Corbyn y la mayoría de los políticos 'antibrexit' entendían que las condiciones para su celebración (sujeta al refrendo parlamentario una vez aprobado por parte de los 'comunes' el texto revisado de May) eran lo suficientemente ambiguas como para no reflejar seriamente esta posibilidad.

Quizás por eso, el líder de los laboristas es uno de los que más ha impulsado la idea de celebrar un segundo referéndum que confirme la voluntad del pueblo, al margen del texto revisado de May. En buena parte del partido llevan presionando a Corbyn desde la asamblea celebrada en septiembre del año pasado para que dé un paso al frente. Y, aunque no lo ha explicitado, se entiende que su posible llegada a Downing Street abriría las puertas a una segunda consulta.

Una iniciativa en la que contaría con el apoyo inquebrantable de Nicola Sturgeon, la ministra principal de Escocia, quien hace unas semanas llegaba a amenazar con otro referéndum de independencia en la región, entre otras cosas como medida para forzar a May a que diese la opción al pueblo británico de refrendar el Brexit en una segunda consulta. Tras el fracaso de la primera ministra de Reino Unido, la aparición de otro líder más flexible en este sentido podría encontrar en Sturgeon a una poderosa aliada.

Sea como fuere, Reino Unido tendrá que mantener sus compromisos con la UE al menos hasta el próximo octubre: si la prórroga acordada por May ha obligado al país a participar en las elecciones europeas, el nuevo primer ministro que salga de las filas 'tories' o de un proceso electoral tendrá que lidiar con Bruselas en los próximos meses e, incluso, participar de las políticas comunitarias. Por el momento, la próxima cita es a finales de junio, cuando se reúne el Consejo Europeo y en la que Reino Unido tendrá que aclarar cuál es su hoja de ruta.

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