La conmovedora foto que recorre el mundo en el Día de la Victoria sobre el nazismo

Las fotografías están para materializar recuerdos, para conseguir que la historia sea más difícil de olvidar. Este es el caso de esta instantánea que ya ha conseguido dar la vuelta al mundo. En ella se puede ver como un soldado ruso planta cara y desafía a los 'bozales de la maquina nazi'. Una imagen que golpea como un martillo en la cabeza el día en el que se celebran los 71 años de la victoria sobre el nazismo.

La fuerza de la fotografía es tal que habla por sí sola. Dos soldados rusos desarmados, son rodeados por una docena de ametralladoras alemanas minutos antes de su muerte. La conmovedora imagen data de julio de 1941 y fueron descubiertas en la búsqueda llevada a cabo en la ciudad de Murmansk, al noreste de Rusia. Fue allí donde se encontraron restos de varios soldados del Ejército Rojo que fueron asesinados a disparos durante la invasión de la Alemania nazi contra la URSS.

El destino de los soldados no hace falta decirlo. Ambos dieron su vida por su país pero con una diferencia, ellos se enfrentaron a la muerte de frente y mirándola a los ojos.

Las fotografías cayeron en las manos de Pavel Vaiguin, según informa 'Rossiyskaia Gazeta', quien lejos de ignorarlas o simplemente coleccionarlas decidió indagar sobre la historia que había detrás de ese trozo de papel.

Vauguin contrató a un equipo de expertos y se trasladó al monte en el que supuestamente había tenido lugar el asesinato para encontrar el sitio exacto. La búsqueda llevó un tiempo a los investigadores que tuvieron que terminar cavando hasta por fin encontrar lo que eran los restos de estos dos soldados. “Cavé con palas, los expertos encontraron un abrigo rasgado, cinta perteneciente al Ejército, zapatos, un bolso y los restos de una persona con un medallón”, cuenta Vaiguin al medio local.

Esta imagen, como todas, contenía una historia que pudo ser reconstruida y recordada. Gracias a la fotografía y al dueño de ésta que decidió buscar y saber más, hoy se sabe que el medallón que encontraron los especialistas terminó siendo de Serguéi Korolkov y el resto de pertenencias de un soldado que había vivido en Apatity, una ciudad rusa.