El déficit de los radicales

El 'arma' de Biden contra los talibán: los fondos de Afganistán están en la FED

El régimen fundamentalista no tendrá acceso a ese dinero a no ser que inicien un diálogo con EEUU. Washington presiona a los insurgentes para establecer un corredor seguro hasta el aeropuerto de Kabul.

El arma de Biden contra los talibán: los fondos de Afganistán están en la FED
Marines de EEUU durante la evacuación de un grupo de afganos en el aeropuerto de Kabul.
Europa Press

La mayor parte de las reservas de 9.000 millones de dólares del Banco Central de Afganistán están depositadas en la Reserva Federal de Nueva York (FED), lo que proporciona a EEUU un elemento de presión a la hora de abrir negociaciones con los talibán. El régimen fundamentalista islámico no tendrá acceso a esos fondos a no ser que inicien un diálogo con Washington, ahora que la Administración Biden presiona a los insurgentes para que permitan el establecimiento de un ‘corredor seguro’ para que los estadounidenses y afganos que colaboraron con las potencias extranjeras puedan llegar al aeropuerto de Kabul. Alrededor de 10. 000 personas todavía intentan tomar un vuelo que les saque del país, según cálculos de la ONG italiana Emergency, que mantiene un centro para víctimas de guerra en la capital afgana. La Casa Blanca, por su parte, admite que ignora cuántos estadounidenses siguen en el país.

Los insurgentes tampoco cuentan con estructuras institucionales para recibir las reservas congeladas en la FED, lo que supone un nuevo desafío para administrar una economía que ha triplicado su tamaño desde la última vez que los radicales ostentaron el poder, hace dos décadas. El régimen talibán todavía tienen acceso a las fuentes de ingresos que sustentaron la insurgencia (el opio, la minería ilegal, las ayudas de terceros países...), pero dichas fuentes no bastan para mantener un gobierno centralizado que controle por completo el país. El 'déficit talibán' amenaza con conducir a una crisis económica que traerá una humanitaria más profunda para los aproximadamente 36 millones de afganos que permanecen en el país.

Ante la amenaza de un crisis económica, los talibán ya han ofrecido a empresas extranjeras la explotación de los recursos naturales de Afganistán para reconstruir el país. Un informe de expertos militares y geólogos estadounidenses estimó en 2010 que Afganistán ‘esconde’ casi 1.000 millones de dólares en riqueza mineral gracias a sus reservas de litio, cobalto, hierro y cobre. Unos recursos que el conflicto que desangra el país desde hace dos décadas ha impedido explotar. China, que mantiene operativa su embajada en el país, es la potencia que mejor se ha posicionado para establecer una asociación económica con el régimen fundamentalista.

La situación para el recién instaurado Emirato islámico -denominación utilizada por los talibanes- no es tan favorable como puede aparentar. Más de la mitad del presupuesto anual de Afganistán (5.000 millones de dólares) está sufragado a la ayuda exterior. Además, la economía del país cuenta con una dependencia muy notable en las exportaciones. Tanto es así, que los 8.000 millones de dólares que supone este apartado es diez veces mayor que el valor de las exportaciones totales, por lo que las consecuencias de un hipotético bloqueo económico por parte de las potencias occidentales pueden ser cruciales para el devenir del conflicto.

Además, en el supuesto caso de que el Gobierno talibán logre convencer a la comunidad internacional y el FMI -que bloquea el acceso de los talibanes a unos 400 millones de dólares de las reservas de emergencia de la organización multilateral- acceda a entregar las ayudas planificadas, no llegarán de forma inmediata. Según apunta Associated Press, desde que se dé luz verde al envío de los fondos, tardarían varios meses en el mejor de los casos en llegar a Afganistán para que las autoridades competentes puedan inyectarlos en la economía.

Por otro lado, los problemas para la economía afgana pueden venir también por una devaluación de su moneda. El comercio de intercambio de divisas se detuvo el domingo pasado, cuando los talibanes tomaron el control de Kabul. En caso de que se mantenga así, con el paso del tiempo, el afgani -la divisa del país- iría perdiendo la capacidad de cambio con su moneda de referencia, el dólar, a medida que las reservas del banco central se agoten, pudiendo provocar el colapso de la moneda y acelerando la inflación. Sin embargo, otras potencias internacionales con intereses en la zona, como China, podrían intervenir para ayudar a la economía talibán y salvarla de una posible debacle.

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