El nuevo Gobierno de Italia echa a andar en uno de sus momentos más críticos en años

    • El nuevo primer ministro de Italia, Enrico Letta, se enfrentará a graves problemas económicos y políticos.
    • Letta busca hoy el apoyo del Parlamento bajo la sombra del tiroteo llevado a cabo el domingo por un desempleado que disparó contra dos policías y un viandante.

Reuters - El nuevo primer ministro de Italia, Enrico Letta, buscará el apoyo del Parlamento en un voto de confianza el lunes, después de lo cual se enfrentará a graves problemas económicos y políticos que probarán la solidez de su coalición de gobierno en los próximos meses.

La votación se produce bajo la sombra del tiroteo llevado a cabo el domingo por un desempleado que disparó contra dos policías y un viandante a las puertas de la oficina del primer ministro en Roma, justo cuando el Gobierno estaba tomando posesión en el cercano palacio presidencial.

Las autoridades dijeron que el tiroteo era un incidente aislado, pero llega en medio de las tensiones que han asolado la tercera mayor economía de la zona euro tras casi dos años de aguda crisis económica y social.

"Se trata de otra muestra de descontento", dijo la presidenta de la cámara baja, Laura Boldrini. "Nuestros políticos tienen que comenzar a proveer soluciones a la crisis social y a las necesidades de la gente porque la crisis transforma a las víctimas en asesinos, como el hombre que disparó hoy", añadió.

Letta hablará al Parlamento antes del voto de confianza a las 3 p.m., en el que se espera el respaldo del Partido Democrático de centroizquierda y del Pueblo de la Libertad del ex primer ministro Silvio Berlusconi, de centroderecha.

Obligado a una coalición con Berlusconi después de que el centroizquierda no lograra suficientes apoyos en el Parlamento para gobernar en solitario en febrero, Letta ha prometido intentar recuperar la confianza en las golpeadas instituciones políticas del país.

También ha prometido hacer frente a la pobreza, empeorada por un nivel de desempleo que supera el 40 por ciento entre los jóvenes en algunas áreas del país y hacer frente a la fijación de la Unión Europea con la austeridad presupuestaria.

Con algunas dudas sobre si su Gobierno durará cinco años, se espera que Letta intente aprobar al menos unas reformar básicas rápidamente, incluida la criticada ley electoral y una reducción del tamaño del Parlamento.

Su gabinete, que incluye un récord de siete mujeres y el primer ministro negro del país, se formó en parte en respuesta a una desilusión hacia la élite política que ha quedado de manifiesto en el éxito del Movimiento antisistema 5 Estrellas, encabezado por el cómico Beppe Grillo.

Letta necesitará todas sus habilidades diplomáticas para mantener al gobierno y controlar las tensiones en la coalición forzada con el centroderecha, dadas las profundas desavenencias entre los dos bloques rivales.Cautela

Berlusconi, inmerso en un caso legal en su contra por fraude fiscal y acusado de pagar por tener relaciones sexuales con una menor, no está en el gabinete, pero tendrá una poderosa influencia entre bambalinas y podría derribar al Gobierno si quisiera.

Los mercados financieros respondieron positivamente a la investidura ante el fin del estancamiento político que siguió a las elecciones de febrero, pero muchos mostraron cautela.

"Hay una sensación muy positiva porque venimos de un periodo de fuerte incertidumbre y finalmente hay un marco muy definido", dijo Lorenzo Stanca, socio de Mandarin Capital, un fondo privado que invierte en pequeñas firmas italianas y chinas.

"La verdadera prueba será en las próximas semanas y meses", dijo. "No hay mucha experiencia en Italia de una coalición de Gobierno y será difícil".

Muchos de los miembros del Partido Democrático de Letta encuentran aberrante la idea de una coalición con Berlusconi, su enemigo durante dos décadas, y el centroderecha, impulsado por una sólida ventaja en los sondeos de opinión, ha hecho pocos esfuerzos para la conciliación.

Incluso antes de la toma de posesión del Gobierno de Letta, el partido demandaba la abolición de un impuesto a la vivienda y el repago de los impuestos del año pasado, una promesa electoral de Berlusconi que supondrá un agujero de 8.000 millones de euros en los planes presupuestarios de este año.

Las empresas italianas esperarán una reducción de la carga fiscal y de la burocracia que ha socavado las finanzas públicas - principalmente una deuda pública que ascenderá al 130 por ciento del PIB -, dejando poco espacio de maniobra a Letta.

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