En los Estados Unidos hay demócratas convencidos a los que ni siquiera una experiencia cercana a la muerte les impide acudir a su cita con las urnas.
Es el caso de un anciano, de nombre desconocido, que acudió este lunes con su esposa a votar de forma anticipada en Southfield Township (Michigan). De repente, cuando estaba procediendo a introducir su papeleta en la urna, su esposa comenzó a gritar. Le había hecho un par de preguntas y no contestaba. Le estaba pasando algo. La mujer comenzó a gritar.
Así relata la experiencia Ty Houston, una enfermera titulada que preparaba su voto a escasos metros de distancia y presenció toda la escena. "Cuando la mujer comenzó a gritar, acudí a ver qué podía hacer", relata Houston al diario Detroit News. Tumbó al convaleciente en el suelo y le tomó el pulso. "Estaba muerto", afirma. "No tenía latido ni respiraba".
Houston comenzó a practicarle la maniobra de reanimación y unos desesperantes minutos después volvió a respirar. Le había practicado una traqueotomía, pero era capaz de hablar. ¿Y cuál fue su primera pregunta?
"¿He votado?"
Tal cual. Según cuenta Houston, el hombre era capaz de decir su nombre y el de su mujer, pero su principal preocupación era ejercer su derecho de sufragio. Su mujer trató de convencerle de que, en realidad, eso era lo menos importante. Él contestó que solo dos cosas eran importantes: "Que te amo y que haya terminado lo que vine a hacer aquí: votar".
Había votado. Pudieron llevarle al hospital.
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