'Mamá Oso', de aventuras por Alaska

  • A lo largo de ocho capítulos, la cadena de televisión The Learning Chanel (TLC), del grupo Discovery, mostrará una Palin distinta, alejada de la que hasta ahora conocen los ciudadanos. Desde hace dos años, Palin no ha dejado de soñar con los 60 millones de votos que hicieron a Obama presidente. A nadie se le escapa que, a pesar de que el show no tiene a priori ninguna intención política, significa la puesta en marcha no oficial de su asalto a la Casa Blanca.
‘Mamá Oso’, de aventuras por Alaska -Reuters
‘Mamá Oso’, de aventuras por Alaska -Reuters
lainformacion.com
Roberto Arnaz / Los Ángeles

Sarah Palin preparando galletas de chocolate. Sarah Palin subiendo montañas junto a su marido Todd. Sarah Palin montando en canoa con su familia… Por si no lo han adivinado todavía, la televisión estadounidense tiene una nueva estrella y se llama Sarah Palin. La ex candidata a vicepresidenta y musa del Tea Party tendrá a partir de esta misma noche un reality show confeccionado a su medida: una aventura familiar en la que mostrar el lado más humano de Mamá Oso–como le gusta que la llamen– y su camada, su fuerte personalidad y, si aún queda tiempo, los increíbles paisajes de su adorada Alaska.

A razón de un millón de dólares por capítulo, Mark Burnett, padre de la telerrealidad estadounidense y responsable de éxitos como Supervivientes, ha creado Alaska de Sarah Palin, "el mejor lavado de imagen de la historia de la televisión", como lo ha definido Julia O'Malley, analista política del Anchorage Daily News, el principal periódico del mayor estado del país. A lo largo de ocho capítulos, la cadena de televisión The Learning Chanel (TLC), del grupo Discovery, mostrará una Palin distinta, alejada de la que hasta ahora conocen los ciudadanos. Mamá Oso disfruta pescando salmón, andando por un glaciar o, rifle en mano, compartiendo con su hija Bristol una agradable sesión de tiro, en la que deja claro cuál es el lema familiar: "nunca te retires, sólo recarga".

Harta de los continuos ataques de los medios, Palin ha vuelto a la carga. Desde su salto a la televisión nacional en 2008 para convertirse en compañera de desventuras del candidato republicano a la presidencia John McCain, ha desestimado todas las ofertas televisivas que le han llegado, a excepción de su participación como polémica comentarista en Fox News. El no ha sido siempre su respuesta, hasta que Burnett y TLC se cruzaron en su camino. "Este show es la única manera de desmontar todas las mentiras e imprecisiones que se han dicho de nuestra familia", se defiende Palin, quien no olvida de los medios que la han atacado afirmando "que Trig no es hijo mío, que Track [el mayor de sus hijos] tiene que servir en el ejército para evitar la cárcel o que estoy en medio de un divorcio de 20 millones de dólares". Pero, ¿ha sido únicamente el ánimo de revancha el que ha llevado a Palin a aparecer en la tele por cable? ¿Qué es lo que realmente gana Palin con esta sobreexposición pública? Muy sencillo, dos millones de dólares, más derechos de imagen, y la posibilidad de colarse cada domingo en entre cinco y 10 millones de hogares estadounidenses.

Desde hace dos años, Palin no ha dejado de soñar con los 60 millones de votos que hicieron a Obama presidente. A nadie se le escapa que, a pesar de que el show no tiene a priori ninguna intención política, significa la puesta en marcha no oficial de su asalto a la Casa Blanca de cara a las elecciones presidenciales de 2012. Incluso ya hay quien habla de conspiración Tea Party-familia Palin para secuestrar las ondas: Bristol, la hija adolescente de la ex gobernadora de Alaska, se ha confirmado esta misma semana como la favorita del público para ganar la versión estadounidense del concurso Mira quien Baila.

Para el productor de Alaska de Sarah Palin, todas estas conjeturas, sólo son parte del gusto de los estadounidenses por las teorías conspiratorias y asegura que "son como cualquier otra familia" y que su espacio televisivo "sólo pretende resaltar la excepcionalidad de un territorio, además de mostrarle a todo el país como es la gente que vive aquí y que es lo que puede ofrecer".

 

Sin embargo, quienes ya han tenido oportunidad de ver los primeros 60 minutos de la vida de los Palin en Alaska no han sido nada benévolos. El diario The Washington Post ha definido el programa como "un ejercicio de egocentrismo en el que sólo aparece Sarah Palin y nada más". Según el prestigioso diario, lo que se ve de Alaska es poco más que las fotografías que podría tomar cualquier turista despistado. El crítico televisivo del Salt Lake Tribune ha ido aún más allá: "Si aún no se ha dormido cuando Palin y compañía empiezan a trepar por las montañas, lo hará cuando llegue a la escena final del capítulo. Es un remedio infalible para el insomnio".

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