Holanda, a punto de formar gobierno tres meses después

  • Tres meses y medio desde que se celebraran las elecciones generales en Holanda, esta noche por fin se ha cerrado un acuerdo de gobierno conservador en minoría, que necesitará el apoyo del islamófobo Geert Wilders y debe ser refrendado hoy por el Parlamento. Mientras tanto, su vecino Bélgica sigue sin formar gobierno tres meses después de celebrar igualmente comicios generales. ¿Pero cómo pueden dos estados democráticos tardar tanto en formar gobierno?
Paul Ames | GlobalPost | lainformacion.com

(Bruselas, Bélgica). Bélgica y Holanda celebraron elecciones generales en junio. Desde entonces, los dos caminan renqueando bajo gobiernos en funciones dado el surgimiento de nuevos movimientos radicales que han trastocado la relativamente cómoda y habitual coalición entre los partidos conservador, liberal y socialista.

En Bélgica, la Nueva Alianza Flamenca -independentista- se ha colocado como el principal partido del arco político. Entre otras medidas, promueve romper los vínculos entre la mitad norte del país, neerlandófona, y el sur francófono, llevando finalmente a la creación de una república flamenca independiente.

Holanda, donde el rubio anti islámico Geert Wilders y su Partido de la Libertad se han situado como terceros en las encuestas con su programa para frenar la inmigración, condiciona la creación de un nuevo gobierno estable. Al final los democristianos y los liberales de derecha han optado por formar un gobierno en minoría, para el cual también necesitarán el apoyo de Wilders formulado -al parecer- en un acuerdo aparte.

Condicionados por un islamófobo en los Países Bajos

Los grandes partidos holandeses han evitado a Wilders en el pasado debido a su posición sobre el islam (ha llamado al Corán un “libro fascista” y ha pedido su prohibición). Ahora los líderes de centro derecha parecían dispuestos a llegar a un acuerdo que les permitiera formar gobierno, pese al temor de que pudiera afectar a las relaciones comerciales y diplomáticas con países musulmanes.

El acuerdo, que se ha alcanzado tres meses y medio después de la celebración de las elecciones anticipadas del 9 de junio, se entrega hoy miércoles a los grupos parlamentarios que previsiblemente respaldarán el pacto.Los dirigentes no facilitarán detalles del acuerdo hasta el jueves, cuando ya haya sido refrendado por el Parlamento. Sin embargo, Wilders ya había venido exigiendo a cambio un endurecimiento de la política de inmigración.

Se espera que Mark Rutte, el fotogénico líder de los liberales Partido Popular para la Libertad y Democracia (VVD) holandés y ganador de los comicios, se convierta en primer ministro de un gobierno en minoría con el Partido Cristiano Demócrata (CDA).

Varias figuras veteranas del centro derecha se resisten a trabajar con Wilders, y se oponen a la idea de una coalición que dependa de su partido político, pero los líderes de las formaciones ya se estaban haciendo a la idea.

Mientras tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores ya había difundido notas a todas las embajadas de Holanda en el extranjero asegurando que el país no va a aplicar el programa político de Wilders.“Una prohibición del Corán iría en contra de varios derechos fundamentales protegidos por la Constitución”, decían las notas enviadas a los diplomáticos holandeses, según una información publicada por el diario NRC Handelsblad, que sostenían el mismo en lo referente a las escuelas islámicas y mezquitas.

Aún así, hay preocupación ante la posibilidad de que un Gobierno que dependa de Wilders podría perjudicar seriamente las relaciones de Holanda con países islámicos, así como abrir una brecha con los musulmanes holandeses, que suman un 5 por ciento de la población.

“Esto va a reforzar la imagen de que Holanda se está convirtiendo en un país islamófobo”, asegura Shada Islam, experta en las relaciones de Europa con el islam del grupo de expertos del Centro de Política Europea.

“Esto no solo va a impactar a Holanda, sino también en Europa, donde hay políticos que se están negando a aislar a los extremistas y están adoptando la agenda extremista”, añade.

Guerra de separatistas en Bélgica

En Bélgica (que ostenta la presidencia de turno de la UE este semestre) hay poco terreno común entre común entre los separatistas flamencos y el Partido Socialista, que resultó ganador entre los votantes francófonos en las elecciones del 14 de junio.“Ya es bastante difícil formar un gobierno en Holanda, y ese es un país normal”, aseguró recientemente a la televisión belga el líder nacionalista flamenco Bart De Wever.“Nosotros no somos un país normal. Somos dos países muy diferentes”.

Después de que varios meses de durísimas negociaciones se rompieran a principios de septiembre, veteranos políticos francófonos reconocieron por primera vez que los belgas tendrán que contemplar la división del país.

El divorcio, no obstante, no será fácil. Ambas partes quieren el control de Bruselas. El 80 por ciento de la población de la ciudad es francófona, pero está rodeada de territorio flamenco y los nacionalistas aseguran que es la capital histórica de Flandes.

El rey Alberto II ha pedido a los políticos de los dos principales partidos que reanuden las conversaciones, que se están centrando ahora en cómo transferir más poder y más impuestos de las autoridades federales a las regiones sin que el Gobierno central se desmorone por completo.

La política del tercer miembro del Benelux se mantiene de momento relativamente serena, aparte del hecho de que el pequeño Luxemburgo (500.000 habitantes) se ha enredado en un desagradable enfrentamiento diplomático con su vecina Francia (65 millones de habitantes) tras criticar un representante ante la Comisión Europea la política de París de expulsión de gitanos.

Quizás de esa postura se pueda extraer una lección para holandeses y belgas sobre los beneficios de un gobierno estable si se quiere luchar por encima de las posibilidades en el contexto global.

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