Irak vota su nuevo gobierno en medio de un caos político y de atentados

  • Las elecciones que se celebran este domingo en Irak vienen marcadas por la falta de seguridad que sigue reinando en el país siete años después de la caída de Sadam Husein. El Gobierno iraquí ha movilizado al Ejército pero no ha podido evitar los atentados. Además, del resultado de hoy depende en gran medida que se cumplan los planes de retirada de Barack Obama.

Los iraquíes votan este domingo al que será el cuarto gobierno desde que las tropas extranjeras –bajo el liderazgo estadounidense- derrocaran a Sadam Husein tras la invasión de 2003. Aunque el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, planea retirar gran parte de sus tropas para agosto de este año y espera realizar una retirada completa a finales de 2011, lo cierto es que la falta de seguridad en Irak (esta mañana varia explosiones han sacudido diferentes ciudades del país) sigue siendo el pan de cada día de los ciudadanos de este país árabe.

Así lo asegura uno de los mayores conocedores de ese país en España, el iraquí Waleed Saleh, que huyó de su patria en 1978 y ahora es profesor titular del Departamento de Estudios Árabes de la Universidad Autónoma de Madrid. "No han podido resolver el tema de la seguridad ninguno de los tres gobiernos desde la caída de Sadam", se lamenta. Aunque admite que sí ha habido una "disminución de la violencia en cierta medida".

De hecho, esta misma semana se han producido varios atentados en Irak, entre ellos uno triple que causó la muerte de 30 personas, incluyendo una quincena de policías. Saleh, que mantiene el contacto con su familia y los amigos que dejó en Irak, insiste en que "si hay alguna mejoría, es muy, muy leve" y "no se puede cantar victoria".

Edward Burke, experto en Irak del think tank europeo FRIDE, suscribe esta opinión. Asegura que ha habido cierta mejoría, pero se lamenta de que no se hayan resuelto "ninguno de los principales motores del conflicto" actual; y enumera: "no existe una nueva ley de hidrocarburos para compartir los beneficios energéticos, no existe acuerdo sobre los territorios disputados por el gobierno regional del Kurdistán y la corrupción es enorme".

Caos político

Waleed Saleh añade que "el gran problema de Irak desde la caída de Sadam es que no se sabe con certeza quiénes son los enemigos, los terroristas. No creo que Al Qaeda sea el único". Este analista iraquí recuerda que "los grupos armados y políticos" están estrechamente unidos en muchos casos, como por ejemplo el de "Al Fader, [que] sigue teniendo una milicia armada hasta los dientes con cinco ministerios".

Edward Burke, que estuvo en Irak hace un año y ahora está en Yemen, explica que la corrupción que vive el país se debe precisamente a "la influencia predominante de las milicias en el Ejército y la policía".

Por otra parte, explica que además de los grupos asociados a Al Qaeda -que actúan contra objetivos iraquíes-, también están los extremistas de la minoría suní, que "se sienten amenazados ante la mayoría chií" y buscan "un papel mayor en los asuntos del país". En este sentido, Burke recuerda que Estados Unidos dejó de ser uno de los objetivos prioritarios de los violentos, cuando en 2007 "muchos líderes de las milicias acordaron una tregua con el Ejército estadounidense que dura hasta hoy".

Saleh apunta a otro problema candente: los vínculos de Irak con la República Islámica de Mahmud Ahmadineyad: "las propias milicias que apoyan al Gobierno actual se formaron en Irán". Burke añade que "la influencia de Irán [con régimen chií] también alimenta la desconfianza, especialmente entre la minoría suní".

Esto sin olvidar a las milicias kurdas, que también actúan fuera de la zona del Kurdistán, como en Bagdad o Mosul. Aunque Saleh -al igual que Burke- ve una ligera mejoría en la situación de Irak con la actuación del Gobierno de Nuri Al Maliki, no duda al decir que "el país está hecho un caos auténtico, está roto y destruido en muchos aspectos".

Población atemorizada y sin servicios básicos

Saleh asegura que si en los años 2006-07 morían un centenar de iraquíes cada día, ahora esta cifra se ha reducido, pero siguen siendo una decena diaria de fallecidos. Saleh cuenta que sus familiares y amigos salen a la calle con miedo; no sólo por los atentados, sino por los repetidos casos de secuestro de los que los medios de comunicación apenas se hacen eco.

Pero la falta de seguridad no es la única asignatura pendiente que deberá afrontar el gobierno que surja de las elecciones de hoy. Los servicios básicos como el agua potable o la luz siguen sin estar debidamente establecidos.

Además, Waleed Saleh destaca la alta tasa de paro que llegó a un increíble 60 a 70 por ciento después de la guerra, aunque los últimos datos conocidos reducen considerablemente este número hasta un 9,7 por ciento. Saleh asegura al mismo tiempo que el analfabetismo ha ido ganando terreno en los últimos años. "Irak era un país culto. Ahora una cuarta parte de la población es analfabeta", se lamenta.

División entre chiíes y suníes

Existe un problema nuevo desde que terminó la dictadura de Sadam, según Saleh: el sectarismo, con el enfrentamiento entre suníes y chiíes, y la radicalización del sentido religioso en un país que antes era laico. "Sadam era un dictador siniestro, pero no sectario. En su Gobierno estaban mezclados. No representaba a suníes, como dicen. Ahora esto se ha convertido en un valor importantísimo".

El 60 por ciento de la población iraquí es chií, como el actual primer ministro Nuri Al Maliki, mientras que un 30 por ciento es suní. Esto sin contar una importante comunidad cristiana. El Gobierno de Al Maliki es el primero estable desde que acabó el régimen de Sadam. Su partido Al Dawa concurre hoy a las elecciones legislativas dentro de la coalición "Estado de Derecho". Pero su imagen se ha visto mermada por los "enfrentamientos dentro del propio Gobierno, porque el primer ministro se ha distanciado de lo chií".

Por otra parte, el ex primer ministro iraquí, Iyad Alawi, de la coalición "Iraquiya" es uno de los que se perfila como favorito para sustituir a Al Maliki. La tercera coalición en discordia en las elecciones de hoy es la chií "Alianza Nacional Iraquí".

Futuro de Irak


Edward Burke explica que el nuevo gobierno estará formado probablemente por una "coalición débil" que tendrá difícil resolver todos los problemas que sufre el país. Burke asegura que para progresar, Irak necesita en primer lugar "un partido de centro que se pueda ganar el apoyo de un amplio abanico de comunidades [sectarias del país]". Y no sólo eso, sino uno que se libre de la influencia de las milicias en el poder y las instituciones.

Waleed Saleh también opina que "no va a ser fácil que haya un cambio importante" tras las elecciones de hoy. Asegura que el Gobierno de Al Maliki ha sido "menos sectario"que los anteriores desde la caída de Sadam, pero teme a "terrible intromisión iraní", con las milicias chiíes y los partidos formándose en ese "régimen religioso de ayatolás".

Para Saleh no hay duda de que "sería positivo" para el país que el bloque liderado por Alawi, "más liberal", ganase hoy más votos. Ésta es una visión muy extendida entre los analistas internacionales. Burke también considera a Alawi la mejor opción, porque es el que "está ofreciendo un enfoque más nacional [no sectario]" tanto en el reparto de áreas de poder en los distintos ministerios, como en los beneficios energéticos del país", pues es el segundo o tercero en reservas de crudo del mundo, según distintas fuentes.

Aún así, Burke apunta a que Alawi no ha conseguido ganarse la confianza entre gran parte de la población chií. Con respecto a cómo pueden influir el resultado de las elecciones de hoy en los planes de retirada de Obama, Edward Burke asegura que no hay marcha atrás y que conseguirlo depende de dos cosas. La primera, mucho más entrenamiento del Ejército iraquí, donde EEUU ya ha realizado una gran tarea, según Burke.

Pero para este analista, "la pregunta del millón es si las fuerzas de seguridad iraquíes se mantendrán al margen de la política o si puede fracturarse siguiendo las líneas de las distintas milicias".

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