La revolución empeora la situación de los refugiados en Egipto

  • La población más marginada de Egipto no está contenta con la revolución. Cuando las protestas comenzaron, las ONG y las fuerzas de seguridad se retiraron de los barrios más pobres del país.
Disturbios en la plazade Tahrir del Cairo
Disturbios en la plazade Tahrir del Cairo
lainformacion.com
Jon Jensen, Ciudad del 6 de Octubre (Egipto) | GlobalPost

En las semanas posteriores a la invasión de la plaza Tahrir por parte de los manifestantes para exigir la dimisión de Hosni Mubarak, la creciente población de refugiados y de solicitantes de asilo esperaba forjar su propia revolución en las calles de esta ciudad del desierto, al oeste de El Cairo.

Sin embargo, las manifestaciones a pequeña escala que comenzaron después de la salida de Mubarak el 11 de febrero, no tenían como objetivo la caída de los dirigentes de Egipto, o al menos no directamente.

El blanco de su ira era la propia agencia encargada de protegerles, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que a nivel local tiene su sede aquí.

Muchos de los refugiados en El Cairo, ya socialmente marginados y empobrecidos antes de la revolución, dicen que se sintieron todavía más abandonados cuando ACNUR evacuó a su personal y suspendió sus servicios durante cerca de dos semanas durante la revuelta.

La tensión llegó el mes pasado a su punto de ebullición frente a la oficina del ACNUR, cuando una mujer de Darfur protagonizó un acto de protesta que ha llegado a simbolizar la desesperación que alimenta la Primavera Árabe. Se prendió fuego a sí misma.

La mujer, de 38 años de edad, Nema Mohamed, estaba embarazada en ese momento.

Pero después de seis años languideciendo en un barrio pobre de El Cairo, con pocos recursos, a la espera de ser reubicados fuera de Egipto, Mohamed dijo que ya no podía permitirse el lujo de alimentar y vestir a los cuatro hijos que ya tenía.

"Yo quería suicidarme. Estoy sufriendo y sentía que no había razón para seguir viviendo", afirma Mohamed, quien sobrevivió al incidente con quemaduras de segundo grado en la cara y el pecho gracias a que los espectadores del suceso pudieron apagar las llamas que prendían su blusa.

"Pero también quería que el ACNUR se diera cuenta de lo desesperada que me siento. Así que, si la única solución para darles una lección era morir, entonces así sería", afirma Mohamed.

Para los cerca de 40.000 refugiados que viven en Egipto, el país más poblado del mundo árabe nunca ha sido un hogar temporal ideal. Los refugiados no tienen permiso oficial para trabajar y tienen un acceso limitado a la educación y al sistema sanitario.

Sin embargo, durante la revuelta que siguió a la revolución de Egipto, las cosas se pusieron todavía peor.

La policía desapareció de las calles y el caos descendió sobre los barrios donde los refugiados ya tenían que enfrentarse a la discriminación y a la violencia.

Incluso en los barrios más seguros de El Cairo, y sin apenas o sin ninguna advertencia, ocasionales estallidos de violencia han detenido la vida en la capital de Egipto. La semana pasada, las tropas antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a la multitud en una batalla de un día de duración con los activistas pro-reforma en las calles cerca de Tahrir.

Los refugiados empiezan a percibir la relativa seguridad de Egipto como el peligro y la incertidumbre de los países devastados por la guerra de los que precisamente habían huido. "Cuando escuché los disparos en las calles, me recordó a Mogadiscio", dice Abdi Kadir, de 35 años, un refugiado que vive en Giza. "Estaba demasiado asustado para dejar mi barrio".

Para algunos refugiados en Egipto, la única solución viable era hacer un llamamiento para ser reasentados en un tercer país.

Unas pocas docenas de refugiados comenzaron a protestar en las puertas de la agencia de refugiados en febrero. Algunos acamparon durante la noche con sus hijos. Otros llevaban pancartas de cartón en la que estaba escrito en inglés: "el personal del ACNUR está privando de derechos a los refugiados de El Cairo".

Sin embargo, las manifestaciones se volvieron cada vez más violentas, según la agencia de Naciones Unidas.

El 16 de febrero, varios manifestantes "se volvieron agresivos y arrojaron piedras contra la oficina", según una carta escrita a la comunidad de refugiados desde la sede del ACNUR en Ginebra.

Durante una protesta en marzo, los refugiados intentaron escalar los muros del edificio. Algunos incluso intimidaron al personal de la organización hasta el punto de que sintieron que era peligroso para ellos ir a trabajar.

Incapaces de persuadir a los acampados en su oficina para que se dispersaran, la agencia cerró sus puertas de nuevo durante más de una semana a finales de marzo, lo que aumentó el enfado de la comunidad de refugiados.

"[Los manifestantes] eran un pequeño número de personas en comparación con el gran número de refugiados y solicitantes de asilo que hay en El Cairo. Pero, lamentablemente, están bloqueando el acceso para todos", asegura Elizabeth Tan, representante adjunta del ACNUR en Egipto, en una entrevista telefónica.

Tan dice que debido a la pequeña minoría de manifestantes violentos, por cada día de cierre no se pudieron hacer hasta 50 entrevistas con los refugiados.

Tan cree que la situación ha mejorado desde el intento de auto inmolación en mayo, a pesar de que uno de los miembros de su equipo recibió "un puñetazo en la cara".

Uno de los mayores obstáculos a los que se enfrenta el ACNUR es que muchos refugiados creen incorrectamente que el reasentamiento es un derecho. De hecho, sólo una pequeña minoría de los refugiados son evaluados para su reasentamiento, y un porcentaje aún menor son trasladados cada año a países como Estados Unidos y Canadá.

"El problema es que algunos refugiados tienen unas expectativas demasiado elevadas, pero no es posible para todo el mundo", añade Tan.

El ACNUR ha hecho varios intentos para aliviar los problemas a corto plazo a los que se enfrentan los refugiados en la estela de la revolución de Egipto.

"Varios miembros del personal se han sumado a la unidad de reasentamiento de la agencia. Y recientemente se ha aumentado el número de refugiados a los que se facilitará el reasentamiento cada año".

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