Violencia de género

Una mujer muere asesinada por su marido tras comer helado envenenado

Tras más de 33 años de matrimonio, David Pettis acabó con la vida de su mujer, después de que en un viaje a un funeral a Nueva York, se reencontrara con su amor de secundaria y se volviera a encaprichar de ella.

helado
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©[StockSnap] a través de Canva.com

Los Pettis eran un matrimonio convencional que vivían en Cheney, en el estado de Washington. Después de muchos años trabajando como conductora del autobús escolar, Peggy estaba deseando jubilarse para disfrutar de la nueva etapa de su vida junto a su marido. Sin embargo, David tenía otros planes.

Después de un viaje a Nueva York en 2017 para asistir a un funeral, el marido retomó contacto con una amiga con la que mantuvo una relación durante los años que estuvieron estudiando en el instituto. Él se encaprichó de Robin, la mujer de su pasado, y mantuvo una relación a distancia con ella desde ese momento.

David comenzó a referirse a ella como su "esposa de la costa este", le invitó a ir a su ciudad e incluso le propuso matrimonio y mudarse juntos en Nueva York. Algo que extrañó a Robin, porque él seguía manteniendo su relación con la que era su mujer, e incluso esta le hizo saber a Robin que seguían juntos. 

El marido llamó a urgencias

Sin embargo, la noche del 25 de junio de 2018 los planes del matrimonio se truncarían por completo. Poco después de cenar, David Pettis llamó a los servicios de emergencia al encontrar a su mujer en el suelo de su habitación, sin respiración y con un extraño color azul

El marido contó a las autoridades que le practicó un masaje cardiopulmonar para intentar reanimarla pero ni él, ni los sanitarios, que acudieron al hogar, pudieron hacer nada por la vida de la Peggy. Ante el asombro por la extraña muerte de la mujer, los familiares insistieron en que se le practicara una autopsia, algo que no convencía a David, que trató en reiteradas ocasiones que la prueba fuera lo más rápida posible.

Al mismo tiempo que se trabaja en el cuerpo de Peggy, la policía hacía sus investigaciones para esclarecer lo ocurrido y descubrió que David había contrato un seguro de vida para su mujer poco tiempo antes de su muerte.

Peggy había sido envenenada

El resultado de la autopsia sacó a la luz que Peggy tenía un nivel letal de hidrocodona en su sistema, un analgésico que la mujer tomaba de forma habitual, después de que hace años un jabalí le dañara la pierna provocándole una cojera y dolor persistente. 

Según su marido, la mujer sufría de demencia, por lo que tenía que ayudarle a tomar la medicación. También la noche de su muerte. Ese día, troceó un poco de este medicamente en polvo y lo mezcló con helado, al que luego puso en alcohol. 

Sin embargo, los datos del estudio médico, necesarios para contratar el seguro de vida, expusieron que la paciente Peggy no necesitaba esta ayuda, no tenía demencia y había pasado los exámenes sin problema, según la información publicada por el Mirror

Junto a esto, la investigación policial también estuvo atento a los pasos de David, quién, para la policía, actuó de forma poco convencional tras el trauma que había sufrido. Planeaba ya una vida en Nueva York, incluso estaba en negociaciones para adquirir un apartamento. 

Finalmente, los agentes llegaron a la conclusión que fue él quien había envenenado el helado al trocear más dosis de lo recomendado, convirtiendo el postre en un arma letal con el que acabó con la vida de su mujer. 

En la primavera de 2019 fue arrastrado y condenado a 60 años de cárcel por un delito de asesinato en primer grado. La fiscalía aseguró que había asesinado a su mujer para ganar el dinero del seguro y empezar una nueva vida con su exnovia en la ciudad neoyorkina. 

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