El opositor ruso Alexei Navalni, en huelga de hambre desde su ingreso en prisión el 31 de marzo, ha asegurado que tiene tos y fiebre y ha exigido que pueda ser visitado por un médico de confianza. La cuenta de Instagram del propio Navalni ha informado de estos síntomas y ha denunciado que tres de los compañeros de celda de Navalni han tenido que ser hospitalizados por tuberculosis.
Navalni, de 44 años, ha denunciado que los médicos de la cárcel IK-2 (cerca de Moscú), están ignorando un fuerte dolor que padece en la espalda y que se ha extendido a sus piernas. Asimismo también ha acusado a los guardias de despertarle cada hora para interrumpir su sueño.
Antes de que comenzara la huelga de hambre, Navalni había perdido ya ocho kilos, hasta los 85, y su entorno ha alertado de que podría sufrir "graves consecuencias, entre ellas el coma o incluso la muerte", en palabras de su aliado Sergei Riabkov, director adjunto de la Alianza de Doctores, un sindicato respaldado por el disidente.
Por su parte, el Servicio Federal Penitenciario (FSIN) ha negado que Navalni no esté recibiendo la atención adecuada y ha asegurado que cuenta con "la asistencia médica necesaria de acuerdo con sus problemas médicos actuales", según declaraciones publicadas la semana pasada por la agencia de noticias Sputnik. A su vez, ha rechazado las acusaciones de "torturas" a las que hace referencia Navalni con asiduidad y que le estén "privando del sueño".
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