Oriente Medio: entre el petróleo y la crisis económica mundial

  • El caso más representativo es el de Egipto. Cuando comenzó la revuelta democrática, los mercados de todo el mundo miraban hacia el petróleo egipcio. El Cairo decide ahora por quién se deja ayudar.
Oriente Medio: entre el petróleo y la crisis económica mundial
Oriente Medio: entre el petróleo y la crisis económica mundial
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Jon Jensen, El Cairo (Egipto) | GlobalPost

Cuando se piensa en el rol de Oriente Medio en la economía global, salta indudablemente una palabra de ocho letras: petróleo.

Es fácil entender por qué.

Seis de los 12 miembros de la OPEC están aquí, incluyendo al principal exportador del mundo en materia de crudo: Arabia Saudí. La economía global, bastante simple, gira en torno al petróleo.

Así que cuando este año se sucedieron las protestas en la región, los economistas se centraron naturalmente en el precio fluctuante del crudo y en lo que podría significar para la economía a nivel mundial y para la geopolítica de la región.

Egipto, la mayor economía y país de la región, ha cumplido con ese guión predeterminado. Desesperado por revivir su maltrecha economía, el Gobierno interino de Egipto está ahora poniendo sus ojos en torno a su riqueza petrolera y decididamente hacia sus vecinos, menos democráticos, del este.

Los líderes militares de la transición del país, que asumieron el poder después de la caída de Hosni Mubarak el 11 de febrero, anunciaron a principios de este año que Arabia Saudí, junto a otros países pertenecientes al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG en inglés), habían insuflado unos 17.000 millones de dólares para revigorizar la economía del Egipto posrevolucionario.

Sin embargo, el Gobierno rechazó una oferta de préstamo de millones de dólares del Fondo Monetario Internacional, a pesar de haber solicitado su ayuda justo unas semanas antes.

Este cambio de parecer, junto con la falta de claridad financiera de Egipto, ha dejado a algunos economistas rascándose la cabeza con incredulidad y ha levantado sospechas acerca de los motivos de los países prestamistas.

"Creo que el FMI hubiera dado a Egipto condiciones muy favorables para el préstamo", dice Alia al-Mahdy, la directora de la Escuela de Económicas de la Universidad del Cairo. "Pero tengo muchas más dudas acerca del dinero que supuestamente va a venir del Golfo".

La economía ya ralentizada de Egipto cayó en picado al inicio de la revolución a finales de enero y todavía tiene que llegar por la vía aérea.

Los disturbios frecuentes desde la salida de Mubarak han disuadido a los pocos turistas extranjeros que todavía estaban allí y está causando que los inversores adversos al riesgo se aparten del impredecible mercado de valores de Egipto. Por encima de todo, las huelgas y las protestas prolongadas siguen perjudicando la economía nacional mediante el bloqueo e impidiendo el acceso a las principales calles de la ciudad y mediante la reducción de la capacidad de Egipto de capitalizar sus exportaciones.

Con la economía deteriorándose hasta llegar a un punto de pánico, una situación está empezando a ser incluso más tensa por la proximidad de las elecciones. Egipto decidió que la ayuda internacional en forma de préstamos era la mejor, la más rápida y la salida más fácil del atolladero.

Sin embargo, los manifestantes en lugares como la Plaza del Cambio de Tahrir, han desconfiando de los préstamos apoyados por el FMI que estaban disponibles sólo con la condición de que Egipto impulsase una reforma económica neoliberal. Algunos revolucionarios creyeron que las ofertas vinculadas al dinero del FMI propiciaban políticas similares a aquellas instituidas por Mubarak en la pasada década –políticas que encendieron tanto la indignación pública como el estancamiento económico.

Ziad Abdel Samad, el director de la Red para el Desarrollo, una organización no gubernamental árabe con sede en el Líbano, fue uno de los que impulsaron el lobby de que el Gobierno egipcio aceptase la ayuda del FMI. "Las ofertas que vinieron con dinero similar nunca ayudaron a Egipto en el pasado", dice. "Mubarak recibió ayudas similares y sus políticas no fueron capaces de atajar la pobreza, el desempleo y la justicia social".

Los líderes interinos de Egipto, bajo la presión de los grupos crecientes de activistas haciendo campaña en Tahrir, decidieron en última instancia aceptar la ayuda del Golfo.

El presupuesto del estado se redujo para recortar la deuda nacional a una cifra significativamente más manejable, cerca del 9% del PIB. Arabia Saudí acordó ayudar a cerrar la brecha aportando hasta 4.000 millones de dólares. Emiratos Árabes Unidos ofreció 3.000 millones y otros 10.000 millones pueden venir de la pequeña Qatar. El ministerio de finanzas de Egipto ha descrito la ayuda como préstamos blandos, subvenciones y "regalos" –pero cómo y cuándo llegará el dinero es bastante incierto.

Tampoco está claro cómo demandarán exactamente los países del Golfo el retorno de la ayuda y tampoco si el dinero servirá para propiciar el crecimiento necesario para rehabilitar la economía de Egipto.

"No sabemos cuáles son las condiciones del dinero que viene del Golfo. No sabemos cómo vendrá al país, para qué se usará, cuándo vendrá o incluso si vendrá", dice al-Mahdy.

Además de la aparente falta de transparencia, algunos analistas dicen que están preocupados por la tensión ideológica que podría ser causada por una democracia endeble cuya subsistencia depende de la ayuda de los monarcas de larga duración que se han opuesto a las reformas democráticas internas.

Al fin y al cabo, la familia real saudí apoyó públicamente a Mubarak durante los 18 días de revueltas en Egipto.

Arabia Saudí y otras naciones del GCC han repudiado la revuelta de la Primera Árabe proporcionando ayudas económicas para apaciguar a los ciudadanos –cerca de 37.000 millones en el caso de Arabia Saudí.

Bahrein fue el único país del grupo que hizo significativas llamadas de reforma. Pero a principios de esta primavera, el movimiento fue sofocado por una fuerza de seguridad multilateral liderada por los sauditas.

"No va a hacer que los inversores confíen en el nuevo Egipto democrático que está mirando hacia el Golfo, que ha acallado sus propias revueltas con petrodólares", dice Amira Ahmed, la editora del Daily News de Egipto. "Es una gran contradicción".

Los continuos disturbios en todo Oriente Medio han provocado en el mundo subidas del precio del petróleo del 20% este año, aumentando los cofres de los ya ricos estados del GCC.

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