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Pacto del Brexit: todo lo que cambiará para los españoles a partir del viernes

El lema que ha guiado el divorcio con la UE es el famoso "take back control". Recuperar el control de las fronteras, de la política comercial y de las normas aplicables a sus empresas era el objetivo de Londres.

Luz verde al acuerdo del Brexit
Pacto del Brexit: todo lo que cambiará para los españoles a partir del viernes.
EFE

Aunque Reino Unido abandonó la Unión Europea el 31 de enero de 2020, durante el periodo de transición que ha durado estos últimos once meses, apenas ha habido cambios significativos. Será ahora, a partir de la entrada en vigor del tratado que regula la nueva relación entre británicos y europeos cuando veamos las consecuencias.

El lema que ha guiado el Brexit es el famoso ‘take back control’, recuperar el control de las fronteras, de la política comercial y de las normas aplicables a sus empresas era el objetivo de los británicos cuando definieron abandonar la Unión Europea. Tras la celebración del acuerdo para una nueva relación comercial entre Londres y los 27, esto es lo que cambia a partir del 1 de enero.

Las normas

En 2019, un 13% del comercio total de la UE con terceros países era con Reino Unido. Para los británicos es alrededor del 47%. Aunque Bruselas y Londres han concluido un acuerdo de libre comercio sin cuotas ni aranceles, la salida de Reino Unido de la Unión Aduanera y el Mercado Único hace que las normas cambien.

Las empresas españolas que quieran operar en Reino Unido o exportar al país deberán adaptarse a los cambios ya que las normas europeas no se seguirán aplicando en territorio británico, y deben evaluar cómo puede afectar esto a su cadena de producción. Aunque ambas partes trabajan para simplificar los mecanismos, el papeleo necesario será distinto.

Un sector fundamental para España en el que estas normas se han simplificado es en el vinícola. Habrá un reconocimiento mutuo de certificados de conformidad y calidad o etiquetado, por ejemplo.

Las fronteras

Las enormes filas de camiones que han dejado atrapados a miles de conductores debido a las restricciones en respuesta al deterioro de la situación sanitaria en Reino Unido a consecuencia del coronavirus pueden dar una idea de lo que se nos viene encima el 1 de enero. Aunque será sobre todo en dirección a Europa. El Gobierno británico no endurecerá los controles sobre bienes procedentes de territorio europeo, al menos hasta julio.

Entre otras cosas, importaciones y exportaciones deberán pasar controles aduaneros y cumplir con las normas de destino. Los productos de origen animal deberán cumplir con los estándares sanitarios que determine Reino Unido y que se examinarán en frontera. Esto llevará necesariamente a un comercio menos fluido y a crear retrasos en los puntos de tránsito que pueden dar lugar a costes extra y eventualmente repercutir en los precios.

Los servicios

El acuerdo comercial con Reino Unido es ambicioso por la velocidad en la que se ha cerrado, dada la complejidad de los asuntos que aborda, pero no es ni mucho menos tan amplio como muchos hubieran querido. El acuerdo deja de lado las inversiones y los servicios, aunque ambos se darán un trato preferente mutuo respecto a terceros.

Por un lado, el tratado no incluye el sector financiero, lo cuál supone un impacto importante sobre todo para La City. Las financieras perderán su derecho a operar en la Unión Europea a partir del 1 de enero y su acceso dependerá de que Reino Unido cuente con normas equivalentes a las de la Unión en cuanto a la regulación del sector.

El tratado no incluye el sector financiero, lo cuál supone un impacto importante, especialmente para 'La City'.

Por otro, tampoco el sector servicios quedar regulado en el acuerdo. Esto significa que el acceso al mercado europeo y británico respectivamente para empresas en el sector servicios será más complejo, dependerá de las autoridades británicas o nacionales de los estados miembros según el caso y que las calificaciones profesionales, por ejemplo, no se reconocerán de manera automática como hasta ahora.

Los visados

Aunque Reino Unido no formaba parte de Schengen, el espacio de libre circulación de la UE, sí estaba sometido al principio de las cuatro libertades que establece la pertenencia al mercado único: bienes, servicios, capitales y personas. Por lo tanto, hasta ahora, los ciudadanos europeos podrían residir y trabajar libremente en suelo británico. Con su salida de la UE, esto se acaba.

A partir del 1 de enero, cualquier ciudadano europeo -también español- que quiera residir o trabajar en Reino Unido necesitará un permiso de trabajo y un visado. Reino Unido ha establecido una especie de sistema de puntos para conseguirlos. La nueva ley de migración británica beneficia a trabajadores cualificados que cuenten además con una oferta de trabajo, nivel alto de inglés y un salario de al menos 25.600 libras al año.

Para los estudiantes, el sistema es similar. El acceso a un visado de estudiante depende de que se les haya ofrecido una plaza; hablen, escriban y entiendan inglés fluido y tengan suficiente dinero para mantenerse. Reino Unido ha decidido abandonar el programa Erasmus así que los intercambios con el país en este marco ya no serán posibles.

Los españoles seguirán pudiendo viajar libremente por Reino Unido por un periodo máximo de seis meses sin visado y el acuerdo contempla viajes de negocios por un periodo limitado de tiempo y para una lista concreta de actividades, desde una reunión hasta asistir a una formación, por la que no se necesitará permiso.

El roaming

El fin del sobrecargo al utilizar el teléfono para hacer llamadas o conectarse a internet en el extranjero es resultado de la legislación europea y solo los países miembros del Espacio Económico Europeo, los veintisiete estados miembros de la UE además de Noruega, Islandia y Liechtenstein, se benefician de sus ventajas.

En cuanto Reino Unido abandone el Mercado Único el próximo uno de enero, las empresas telefónicas podrán volver a aplicar ese sobrecoste a los ciudadanos europeos que que viajen a territorio británico y viceversa.

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