¿Por qué ha vuelto la moda de quemarse a lo bonzo?

  • El frutero tunecino Bouazizi prendió la mecha de la Primavera Árabe al inmolarse quemándose a sí mismo. Pero la autodestructiva idea se ha propagado por medio planeta en 2011. ¿Seguirá en el nuevo año?
El exilio tibetano advierte de más inmolaciones de monjes si China no rectifica
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Sara Schönhardt, Yakarta (Indonesia) | GlobalPost
Sara Schönhardt, Yakarta (Indonesia) | GlobalPost

La chispa la encendió el vendedor de frutas tunecino Mohamed Bouazizi, que se autoinmoló en diciembre de 2010 después de que la policía confiscase sus productos y le humillase en público. El acto de ese joven de 26 años contribuyó a desencadenar la Primavera Árabe, un movimiento de liberación que se extendió rápidamente por el norte de África.

Al cabo de unos pocos meses se habían producido sucesos similares en Egipto, Marruecos, Argelia, Sudán y Mauritania, todo ellos países sin ninguna tradición de suicidios a lo bonzo.Las protestas se hicieron casi omnipresentes: contra los déspotas, contra la avaricia corporativa y los gobiernos feroces.

Pocas veces las autoinmolaciones han formado parte tan destacada de las protestas políticas. En 2011 también se quemaron una docena de monjas y monjes tibetanos en protesta contra el Gobierno de Hu Jintao en China.

Ligeramente relacionado con una antigua práctica india llamada "sati" que consistía en que las viudas se suicidasen en la pira funeraria de sus maridos muertos, la autoinmolación como forma contemporánea de protesta se hizo famosa en junio de 1963, cuando el monje budista Thich Quang Duc se prendió fuego en medio de una calle en Saigón.

Su acto fue un intento de llamar la atención sobre la enorme discriminación a la que se enfrentaban los budistas bajo el Gobierno del presidente Ngo Dinh Diem en lo que entonces era Vietnam del Sur.Otros cuatro monjes y una monja también se quemaron a lo bonzo antes del asesinato de Diem durante un golpe de Estado en noviembre de 1963.

Aquello se convirtió en una forma de protesta contra la guerra de Vietnam. En marzo de 1965 una mujer cuáquera, Alice Hertz, se prendió fuego en EEUU y desencadenó una serie de actos similares en el país. A diferencia de lo que había ocurrido con Quang Duc, esos siguientes episodios no recibieron mucha atención mediática.

Posteriormente, las autoinmolaciones dejaron de estar vinculadas a la religión. En 1969, unos checos se quemaron para protestar contra la invasión soviética. Cuatro décadas después, miembros de la prohibida secta Falun Gong hicieron lo mismo en la plaza de Tiananmen, en Pekín.

Algunos sociólogos han intentado determinar qué es lo que lleva a los individuos a cometer medidas tan extremas, saber si se trata una forma de autosacrificio, de martirio o de agitación. Robbie Barnett, director del Programa de Estudios Tibetanos de la Universidad de Columbia, dice que en los Estados represivos puede ser simplemente el último recurso que le queda a la gente.

"Si diriges un Estado donde impides cualquier forma de expresión política o protesta, con el tiempo producirás este tipo de respuesta", asegura, señalando que la autoinmolación puede ser una forma de protesta que han asumido los tibetanos tras haber logrado poco efecto con otros métodos, y especialmente porque transmite su identidad religiosa y cultural de un modo que no suscita el antagonismo de los chinos.

Barnett explica no obstante que este método es muy particular. "La gente cree que funciona en cualquier parte, pero no es así", explica. "Prestamos atención a sólo algunos casos, a los que cometen ciertas personas en situaciones muy desesperadas. En la India se cometen entre 900 y 1.500 autoinmolaciones al año como forma de protesta política, y nunca oímos hablar de ellas".

Cuando se dan determinadas circunstancias, la autoinmolación puede ser una poderosa herramienta política, dicen los analistas.

Las condiciones autoritarias en Túnez, Egipto y en el resto del norte de África hicieron de hecho que esos países estuviesen maduros para "una explosión", dice Marina Ottaway, una experta en Oriente Medio del centro Carnegie Endowment for International Peace, un grupo de expertos con sede en Washington D.C.

De manera aislada, sin embargo, "la autoinmolación sólo es efectiva si desencadena una acción colectiva", indica, subrayando que lo que hicieron los monjes budistas en Vietnam no produjo en su día una revuelta popular contra el gobierno autocrático.

Sí tuvieron un impacto extraordinario en los movimientos de protesta globales, iniciando lo que los sociólogos denominan un efecto "copycat", de imitación. Pero Barnett dice que las autoinmolaciones de hoy en día parecen ser más bien un barómetro de la represión extrema en un lugar en concreto, y no fruto de un fenómeno de imitación.

"Estas formas de protesta no se pueden replicar", opina. En el caso del Tíbet, las autoinmolaciones son el resultado de una combinación particular de la tradición budista, que las entiende como un acto de altruismo, y una manera de expresar una posición política sin dañar a otras personas.

Ottaway dice que en el norte de África estos actos están demostrando que los manifestantes no tienen miedo a morir, lo que también explica por qué la tendencia tuvo un crecimiento y una caída igual de rápida.

"No veo una expansión de la cultura de la autoinmolación; veo una cultura de personas dispuestas a luchar y a correr unos riesgos tremendos con el fin de conseguir lo que quieren, pero eso es muy diferente a la autoinmolación", afirma.

En un contexto distinto, incluso ha habido casos recientes en España: un hombre murió después de quemarse a lo bonzo en Almería a finales del verano de 2011 y por la misma época una porteadora marroquí se quemó también a sí misma en Ceuta.

El hecho de que en 2011 se manifestasen las condiciones para que se hubiera autoinmolaciones en lugares muy diferentes cultural y políticamente es algo muy extraño, dicen los analistas. Por eso quizás sea una tendencia que dure muy poco.

De hecho, el impacto de la aparente autoinmolación en Indonesia de Sondang Hutagalung ha tenido escaso eco, tan sólo en algunos grupos de Facebook y entre estudiantes.

Yohanes Sulaiman, de la Indonesian Defense University, dice que es porque el protagonista es un estudiante de clase media y sin un verdadero motivo. Eso, asegura, no es un "argumento contundente".

*(Texto completado por lainformacion.com para los lectores españoles).

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