¿Se debe culpar a la CIA?

    • Cabe preguntarse si no daña más el hecho de que se sepa lo que sucedió y no se condene, como han hecho los principales periódicos en nombre de una sociedad noqueada.
    • Los republicanos consideran que la publicación del informe esconde un objetivo político y acusan a sus autores de ser un grupo de demócratas que no son conscientes del daño que pueden causar al país.

EEUU hace examen de conciencia tras el informe de torturas de la CIA
EEUU hace examen de conciencia tras el informe de torturas de la CIA
Jesús Martín Tapias

Reproducimos por su interés este artículo publicado por Jesús Martín Tapias sobre una de las semanas más negras en la historia de la CIA, publicado en www.teinteresa.es

Han pasado trece años desde el 11-S, pero parece que fue ayer. Poco después de que Estados Unidos iniciara la guerra contra Afganistán, en un bar de Nueva York un grupo de periodistas europeos iniciamos una charla con dos norteamericanos sobre lo que estaba ocurriendo. Los primeros cuestionábamos la oportunidad de lanzar una guerra tan en caliente; los locales, bastante acalorados, nos llamaban ingenuos y justificaban cualquier tipo de acción, incluso a ciegas, para vengar la tragedia de aquel septiembre.

Después vinieron las supuestas armas de destrucción masiva, la guerra de Irak, los abusos de Abu Ghraib.... y Guantánamo. Sobre todo Guantánamo. Lo que ocurría en ese reducto cubano de soberanía yanqui sobrepasaba la legalidad internacional e incluso los límites de lo humanamente tolerable en una democracia como la estadounidense. Pero igual que los ciudadanos de aquel bar en 2001, la sociedad de aquel país justificaba año tras año las detenciones ilegales y las torturas.

Entonces llegó Obama con la promesa electoral bajo el brazo de cerrar aquel monumento a la ignominia. Pero ni siquiera el presidente de la nación más poderosa del mundo se atrevió a cuestionar lo que para muchos ciudadanos representaba todavía el placer de la venganza. Eso, y la dificultad de encontrar una salida legalmente razonable a decenas de presuntos terroristas que probablemente nunca tendrán un juicio justo.

Y en esas estábamos cuando esta semana el Comité de Inteligencia del Senado abrió la caja de los truenos. Resulta que lo que ocurría en Guantánamo era peor de lo que se sospechaba, según el informe sobre la actuación de la CIA; y resulta también que para una parte de la sociedad norteamericana lo que se plasma en ese documento es absolutamente intolerable.

Pero veamos las reacciones. Al día siguiente de la publicación del informe, los editoriales de tres periódicos importantes decían lo siguiente: "Tortura y mentiras" (The New York Times), "Los horrores en las mazmorras americanas que no deberían haber ocurrido" (The Washington Post), "No en nuestro nombre" (Miami Herald).

"Que hubo torturas no es noticia", sentenciaba el Washington Post. "Pero el informe del Senado relata sus extremos más repugnantes". El informe, decía el Miami Herald, "revela lo mucho que se apartó la CIA de los ideales y principios que nos separan de los regímenes represivos y las dictaduras sin ley".

Por otro lado, sin embargo, el Wall Street Journal publicaba una carta firmada por ex directores de la CIA en la que se refutaba la afirmación del informe de que los interrogatorios (nunca hablan de torturas) no habían aportado información útil. Y afirmaban con rotundidad que esas acciones habían salvado muchas vidas.

Me pregunto qué estarán pensando ahora los norteamericanos de aquel bar sobre todo esto. Porque imagino que su reacción debe ser la misma que la de millones de ciudadanos que sufrieron un pánico extremo durante los meses posteriores al 11-S. Es evidente que la perspectiva de entonces no es la misma que la de ahora, que se intuían cosas pero no se querían ver, y que se justificaba lo injustificable.

Argumentan los ex directores de la CIA que el propio presidente aprobó el plan y que el Fiscal General del Estado certificó su legalidad. Aquel Gobierno actuó amparado por la excusa de que protegían a los ciudadanos norteamericanos, pero también es cierto que la cúpula del poder de aquel momento, George Bush, Dick Cheney o Donald Rumsfeld sobre todo, procedía de un entorno extremadamente conservador que, en algunos casos, incluso actuaron presuntamente movidos por intereses comerciales.

Los republicanos consideran que la publicación del informe esconde un objetivo político y acusan a sus autores de ser un grupo de demócratas que no son conscientes del daño que pueden causar al país.

Cabe preguntarse si no daña más el hecho de que se sepa lo que sucedió y no se condene, como han hecho los principales periódicos en nombre de una sociedad noqueada. Pero lo verdaderamente importante, a mi juicio, es que la estructura política de Estados Unidos sea capaz de hacer posible que salgan a la luz informes como este tan pocos años después de producirse los hechos.

Lo de culpar o no a la CIA es una cuestión personal. Que cada cual aguante su vela.

Mostrar comentarios