OPINION

Alberto Chicote, 'superstar': mucho más que un chef para la televisión

Alberto Chicote recorre España para salvar negocios "realmente jodidos"
Alberto Chicote recorre España para salvar negocios "realmente jodidos"

Pocos conocía a Alberto Chicote cuando se presentó a la prensa 'Pesadilla de Cocina' en 2012. La rueda de prensa se celebró en un restaurante instalado en un viejo teatro en el madrileño barrio de Salamanca.  Y allí estaba él, con unas zapatillas multicolor.

Por primera vez ante los medios, el chef aparecía en escena tras grabar la versión española de un docushow que intenta salvar restaurantes en apuros. Paradójicamente, aquel restaurante donde se realizó la primera rueda de prensa de 'Pesadilla en la cocina' ya no existe. Ahora es una tienda de ropa. Pero, siete años después, el programa continúa con su carisma particular.

Chicote era el cocinero perfecto para protagonizar este formato-espectáculo: su enérgica cercanía, su presencia física, su hábil capacidad para entonar frases para la posteridad ("alucino pepinillos") e incluso su cierta aureola de cascarrabias daban al show esa paródica corrosión que necesita la tele para trascender. Más aún en un programa con mucho de reality, como es 'Pesadilla en la Cocina'. Acierto de casting, objetivo cumplido.

Aunque, con el paso de los años, el propio Chicote ha contado con la inteligencia de irse 'zampando' a su propio personaje para evolucionar como un comunicador todoterreno más allá de los fogones.

A Chicote el público ya no le siente sólo como un chef que se indigna y se ha alzado con un comprometido prescriptor en el que confiar. Es su nuevo valor ha añadido, que convierte a este cocinero en uno de los rostros más populares y preciados de la televisión actual.

Así, Atresmedia ha confiado a Chicote ser la imagen de espacios como 'El precio de los alimentos' o 'Te lo vas a comer'. También es el contrapunto de Cristina Pedroche en las campanadas de Antena 3. Dos rostros afines a La Sexta como referentes absolutos del cambio del año de Antena 3. 

Chicote ha crecido frente a los ojos del espectador hasta propiciar un todopoderoso vínculo con el público. Ya no es sólo un imitable personaje al que le gustan mucho las croquetas y que da risa por su papel en un docushow, es un profesional del que la audiencia se fía. Su apellido se ha convertido en una marca que supone un éxito empresarial en los locales que abre y en televisión sirve, además, para fidelizar a un público que no vería determinados programas del género divulgativo si no estuviera él al frente.

La audiencia y las propias cadenas necesitan profesionales de los que fiarse para dar visibilidad a formatos más arriesgados que sin un buen cabeza de cartel pasarían desapercibidos. Chicote ya pertenece a esta estirpe. Un estatus que ha logrado porque se atrevió a participar en el liviano reality 'Pesadilla en la Cocina'. Y es que en televisión todo depende de cómo lo hagas. Chicote aprovechó aquella oportunidad del efervescente show para construir vínculos de credibilidad con el espectador y lograrlo con la intuitiva capacidad de que el personaje no terminara engullendo a la persona. 

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