El día que el Telediario apagó las luces de las salas del Museo del Prado

200 años cumple el Museo Nacional del Prado y para celebrarlo TVE ha convertido en un plató de televisión la sala 12 de la pinacoteca, la que se llamó sala de la Reina Isabel. En lugar de las grandes pantallas de leds habituales para apoyar la información, Las Meninas han presidido un espacio que ha recordado la importancia de que los informativos salga fuera de los estudios centrales, pisen la calle y acudan al epicentro de la noticia.

Porque la información también es acudir a la noticia. Escapar del plató e incluso atreverse a la cultura. Este lunes lo ha hecho el Telediario con una interesante y atractiva inmersión en preciados lugares del museo. Carlos Franganilo caminando alrededor de Las Meninas, conexiones con El Jardín de las Delicias del Bosco o Los Fusilamientos de Goya. Un viaje por los rincones que ven los visitantes habitualmente pero también los que no ven: como los peines,  almacenes que ha recorrido el periodista Carlos del Amor. 

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TVE podía haberse quedado en un informativo especial al uso desde el Museo del Prado plantando un plató móvil frente a la fachada principal como se hacía antaño. Pero no, la cadena pública ha huido de presentadores sentados en mesas y de otros corsés para convertir todo el centro de arte en un inmenso y versátil estudio de televisión. Eso es lo inteligente. Eso es lo que define que algo está cambiando (para bien) en una TVE. Ya los informativos de La 1 no son sólo un protocolario ir y venir de declaraciones de previsibles  convocatorias y ruedas de prensa.

Es más, la televisión pública está demostrando que la cultura puede ser un interesante tema central de un informativo. Todo depende de la forma en la que se cuente esa cultura.

Y el Telediario desde el Museo del Prado ha conseguido un inteligente relato que ha tomado el pulso a la pinacoteca desde una óptica creativa, que despierta en el espectador una curiosidad extra por lo que esconde un lugar tan conocido y que, en realidad, no conocemos tanto. Así el Telediario ha sabido culminar su especial retransmisión mostrando a la audiencia como se apagan las luces del museo, enseñando cómo estas pinturas se quedan a oscuras cuando llega la noche.

Por un día, el Telediario ha cerrado el Museo Nacional del Prado, el Telediario ha apagado las luces de las salas del museo justo en su 200 aniversario. Y el espectador ha vivido la experiencia desde dentro, sintiéndose partícipe de la propuesta de la cadena pública.

Así son los informativos que no se quedan en el protocolo de lo obvio y se atreven con el periodismo que intenta un cuidado relato de principio a, por supuesto, fin. Porque la buena crónica nunca será tan buena si no cuenta con un buen desenlace.