OPINION

La montaña rusa emocional que esconde el reencuentro con la Academia de Amaia, Aitana, Ana y Roi

Amaia y Aitana reencuentro Academia OT
Amaia y Aitana reencuentro Academia OT

Han vuelto a la academia de OT. Amaia, Aitana, Ana Guerra y Roi han regresado al lugar que les catapultó a la popularidad que atesoran hoy. Sólo han pasado unos meses, pero inevitablemente el choque emocional ha sido tan transparente como su paso por Operación Triunfo.

Amaia, Aitana, Ana Guerra y Roi han vuelto a la que fue su casa y sus lágrimas han caído sin control. Es la emoción del recuerdo intenso. Pero no es la emoción sólo de un reencuentro con un decorado de un reality show.

Esa emoción, incontrolable emoción, es el resultado de la montaña rusa de sentimientos en la que habitan estos artistas en los últimos meses. Hace sólo un año nadie conocía su talento, ahora son los jóvenes más influyentes del país.  Nunca antes el público había tenido tanto acceso a la vida de unos concursantes de un talent show en España: en Youtube y en redes sociales. Nunca antes el público había tenido la posibilidad de establecer tantos lazos con unos artistas que estaban creciendo y aprendiendo, en riguroso directo, frente a sus ojos.

En sólo unos meses, la generación de OT 2017 ha vivido conciertos multitudinarios, baños de masas y seguramente algún que otro encontronazo con la soledad posterior a los vítores. Su vida ha cambiado radicalmente y, ahora, lo están asumiendo. 

Así, con esta poderosa estampa de unos apasionados jóvenes reencontrándose con el lugar en el que alcanzaron una inesperada fama, Operación Triunfo sigue manteniendo la llama del vínculo emocional que ha sostenido el éxito del programa: la identificación del público con una pandilla que representa ideales a los que apetece aspirar.

Ideales que también están cimentados en esa emoción tan auténtica que traspasa la pantalla y que desprenden, especialmente Aitana , al cruzar la puerta de la Academia. Traspasa con tanto poder porque no está impostada, porque mantiene el candor de la verdad más genuina, la de los últimos coletazos de la adolescencia, donde la apasionada sensibilidad de la ilusión aún no se ha torcido en esas corazas que nos frenan y que, en realidad, son las cicatrices que surgen de las experiencias con la decepción y la frustración. 

Tal vez, por eso mismo, Aitana, Amaia, Ana Guerra y Roi piden en su regreso por unos minutos a la Academia -cerrada y en obras- que les dejen volver por una noche. Necesitan regresar a esa burbuja, pero esa burbuja ya terminó. Ahora, con el final de la gira de conciertos y el arranque de la nueva temporada del concurso, empieza la vida real. Sus carreras reales.

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