OPINION

La TV tras el confinamiento: barata y ¿con webcam?

Videollamada El Homiguero.
Videollamada El Homiguero.

La crisis económica de finales de la primera década del siglo XXI empujó a la televisión en España a una nueva era de contenidos. Los presupuestos gigantes se desvanecieron, el late night se esfumó y las cadenas optaron por estirar al máximo las grandes apuestas de prime time. Incluso las series y los grandes formatos asumieron que tenían que trasnochar más de la cuenta. Así se lograba una triple función: rellenar más horas con el mismo programa, amortizar mejor la inversión al incorporar más pausas publicitarias a precio de prime time -aunque fuera ya late night- y, además, aumentar el resultado de cuota de pantalla. Y es que cuanto más tarde acaba un gran programa menos competencia sufre del resto de las cadenas y, como consecuencia, su curva media de audiencia se hace más grande sin apenas rivales.

En esta larga década ha cambiado bastante la relación del espectador con la televisión y esos trucos que nacieron tras la última crisis ya no valen en tiempos de una mayor diversificación de los consumos televisivos. El público necesita más orden en la parrilla de programación con horarios y duraciones de programas y series que permitan la conciliación familiar, sobre todo en las cadenas tradicionales que para sobrevivir necesitan acompañar a la audiencia con citas bien marcadas en la agenda y estrenos que generen sensación de acontecimiento único para reunir a todos, al unísono, frente a la pantalla. Aunque no sea el televisor tradicional.

Pero las cadenas españolas tendrán que hacer ajustes en sus parrillas para sobrevivir en esta nueva etapa de incertidumbre en la que estamos sumidos. En la televisión generalista, para abaratar costes, más decisivo que contar con un costoso prime time que arrase será lograr una mañana y tarde consistente que favorezca una fidelidad diaria de la audiencia. Ahí entra en juego el género del magacín como referencia en el entretenimiento. Pero un magacín no es un informativo light. Es un género muy versátil, que funciona cuando se define bien como formato sustentado en una premisa creativa contundente, matiz crucial en televisión. O, lo que es lo mismo, una idea que te distingue del resto. 

Y cuando el formato es diario, un magazine con una premisa contundente es un engranaje muy útil para afianzar la línea editorial identitaria de la cadena. Por ejemplo, 'Sálvame', 'El Hormiguero' (en la imagen), 'Al Rojo Vivo', 'Late Motiv' son cuatro espacios que sirven de visible eje estructural para las cadenas que los emiten (Telecinco, Antena 3, La Sexta y #O de Movistar Plus). Su función trasciende a su emisión: sus espectadores se terminan sintiendo identificados con esta cadena y dan oportunidad al resto de su oferta. Se quedan en la frecuencia, vamos. A TVE le falta oferta en este sentido. Durante el confinamiento, La 1 ha centrado todo el esfuerzo del daytime en información, pero se ha olvidado que la televisión es más que repetir en cinco espacios las mismas noticias. La televisión generalista también es coger aire, descolocar, descubrir... acompañar. La primera cadena de Televisión Española no tiene en emisión ningún programa diario en directo que logre esa función. Podía haber sido 'A partir de hoy' de Máximo Huerta, que iba creciendo paulativamente en seguimiento y ejercía una alternativa de televisión calmada en épocas de alarma. Pero ha desaparecido de la parrilla cuando justo podía haber atraído a nuevos públicos. En su lugar, un informativo -otro informativo-, que encaja más con lo que debe ser el Canal 24 Horas de noticias y no con una cadena generalista. Incluso este espacio, aunque coincida con las comparecencias de los ministros, es contraproducente porque desgasta el prestigio de la marca de los 'Telediarios', ya que al ser diario sin suficientes novedades ha terminado, a veces, cayendo en contenidos con un tratamiento naif no acorde con la reputación de los servicios informativos de RTVE. 

Resultado: La 1 de TVE es invisible. No fideliza público estableciendo lazos de complicidad. Porque la mayor parte de sus programas diarios, salvo 'Aquí la tierra', no cuentan con sello de personalidad. Ahora sus magazines son planos, tanto escénicamente como narrativamente. Da igual que los presentadores estén de pie o sentados, si los contenido de 'La Mañana' y 'España Directo' no destacan porque se quedan en lo creativamente previsible en vez de apostar por liturgias televisivas que hagan calar el programa en la memoria colectiva.  Parece que nadie quiere salirse de un guion de un convencionalismo que sólo te hace irrelevante.

Quedó atrás ser referente con sólo una serie de éxito, un talent show fabuloso o con la credibilidad de la hora del 'Telediario', la personalidad de las cadenas generalistas tradicionales se sostiene especialmente en los espacios de entretenimiento diario con una autoría clara. Son los que afianzan públicos al total de la emisora y sirven incluso como escaparate orgánico de otras propuestas de la misma cadena. Así se construye la fidelidad. Así las privadas han amplificado el público de sus informativos.

Las cadenas que tengan unos pilares de programación diarios con entidad más que propia serán más fuertes después de esta crisis que, también, cambiará para siempre el modus operandi de las conexiones en los programas de televisión. Hasta ahora había grandes reticencias en realizar entrevistas por webcam. Se pensaba que el espectador se iba a ir si la calidad de imagen bajaba.

Pero la cuarentena ha demostrado que las videollamadas son unas grandes aliadas para la televisión de siempre: logran declaraciones con sólo un clic. Será el cambio visual que continuará tras el coronavirus en televisión. Se acabaron las llamadas telefónicas en programas. Tampoco será tan necesario mandar un equipo para lograr una declaración de un experto. La webcam permite la inmediatez de llegar al protagonista.

La audiencia agradecerá nuevos programas con gran calidad de imagen, puede existir hasta un boom de formatos que plasmen lugares cercanos, que nos muestren la naturaleza y nuestras costumbres en alta definición. Pero en información, magacín y shows de entretenimiento en plató: las videollamadas han llegado para quedarse. Es más, han tardado en llegar.

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