OPINION

Los Lobos: el gran secreto de 'Boom' que no pudieron guardar

Los Lobos de Boom ganan bote
Los Lobos de Boom ganan bote

Los concursos diarios se graban con meses de antelación. De hecho, ya nadie se cree que sean en directo. En cada jornada de trabajo, incluso se ruedan varias emisiones para, así, amortizar recursos técnicos y el viaje de los concursantes que, en la mayoría de los casos, hay que traer de sus lejanas localidades de origen y alojar en un hotel. Al poder ser, cerca del plató para que nadie se pierda.

Además, los concursos de televisión se han ido engrandeciendo con golpes de efecto que van unidos a la tecnología. Son parafernalias ideadas para impulsar la dosis de espectáculo que propicia que el programa cuente con una épica que no sea sólo un monótono maratón de preguntas y respuestas. En 'Ahora Caigo' los concursantes caen al vacío por trampillas, en 'Boom' a los concursantes les explotan bombas con un explosivo pringue de colores.

Y, claro, la tecnología, a veces, falla. Lo que hace que, en ocasiones, haya que parar la grabación y repetir. Lo mismo con preguntas mal cuestionadas y que, por tanto, hay que reiterar.  No siempre sale todo bien a la primera toma y un rodaje puede ser tediosa. Y los concursantes tienen que hacer como si nada, volviendo a grabar la secuencia y volviendo a equivocarse en los mismos fallos. Luego el montaje deja el programa listo para emitir, sin fallos. Sin esos contratiempos que han ralentizado todo el proceso de producción del programa y que el público televisivo jamás notará.

Como consecuencia, para paliar estas complicaciones y ajustar costes de grabación, los programas se graban. Ya lo hacía el 'Un, dos, tres...' de Chicho Ibáñez Serrador. No es nada nuevo, la diferencia está en que el mítico concurso de la Ruperta se realizaba muy pegado al tiempo de su emisión semanal. En cambio, los concursos de cultura general son diarios y se producen con cierto colchón de capítulos adelantados. 

Y ahí surge el choque con los spoilers sin posibilidad de control. En un programa que se graba con público, decenas de personas de equipo técnico y los propios concursantes es complicado guardar el secreto de cuando se entrega el premio. Más difícil todavía si el programa sigue una cronología que impide cambiar el orden de los episodios o la emisión inminente del ansiado desenlace. 

Así ha sucedido estos días.  Se ha grabado la entrega de 'Boom' en la que Los Lobos, por fin, se hacen con el bote de 6.5 millones de euros de 'Boom', tras más de dos años participando en el programa. Y, aunque aún queda tiempo para que Antena 3 emita tal momento, ya se ha filtrado a la prensa el hito televisivo. Los Lobos no han podido mantener el suspense  hasta la emisión.

Un secreto muy codiciado porque Los Lobos más que concursantes se han transformado en unos artistas televisivos que el público siente como de la familia porque, en tantas tardes, han trascendido el papel de jugador hasta convertirse en personajes a los que amar u odiar. Como consecuencia, existe una expectación especial por ver cómo se alzan con el bote. Misión imposible que a ninguno de ellos se le escapara la hazaña en su entorno y llegara a la prensa.

Sí, Los Lobos se han llevado el bote. El mayor bote de la historia de la televisión. Pero aún no se sabe cuando se emitirá. ¿Antena 3 avisará del día y la hora exactos de la entrega como suele hacer Telecinco con 'Pasapalabra'? Probablemente sí, pues es la oportunidad  de la cadena para arrasar en audiencias. Porque, aunque hagamos creer que odiamos los spoilers, en realidad, nos movilizan frente al televisor.

El spoiler de que Los Lobos se han llevado ya el bote potencia el interés de las audiencias por 'Boom', ahora Antena 3 tiene que colocar bien la emisión de esta apoteosis para que brille lo máximo posible.  La última bomba de Los Lobos será como el colofón de una serie inolvidable, será un acontecimiento social y Atresmedia lo exprimirá en una época en la que ya el propio espectador ha interiorizado que nadie se lleva el premio gordo si el canal no te avisa por adelantado. Paradojas de la era del spoiler, una era social en la que la impaciencia de los consumos televisivos premia que se destripe todo antes.

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