OPINION

Miliki, inmortal: la TV sin fecha de caducidad que sigue emocionando a las nuevas generaciones

Miliki y Rita Irasema en los noventa
Miliki y Rita Irasema en los noventa

Los programas infantiles ya no juegan con los niños, ahora directamente tutelan a los niños. Es el resultado de una programación infantil que se ha ido deteriorando con el paso de los años y la llegada de los canales temáticos, que han centrado su oferta en series extranjeras. Así los programas de producción propia se han quedado en anecdóticos y, casi siempre, pensados  para críos de muy temprana edad.

La consigna es que esos espacios no molesten, lo que ha llevado a una autocensura que es consecuencia directa del miedo a meterse en berenjenales. Lo que se ha traducido en guiones que vuelven a tratar a los niños con una condescendencia antigua y que se superó hace décadas.

La televisión ha dejado de jugar con los niños como si fuera tan traviesa como ellos, ya no habla en su mismo idioma y ellos se han ido a Youtube a buscar otros contenidos que les representen con ayuda de sus propios padres que utilizan la 'tablet' como tele a medida de sus vástagos.

Así se ha abierto un poderoso mercado para youtubers 'prodigio'. Son pequeños que ya tienen su propio canal y en el que recomiendan esos juguetes que terminan siendo los más vendidos. Pero, además, se propicia otro efecto colateral que era difícil de prever: hay niños de hoy que se siguen educando con aquellos viejos programas que descubrieron el mundo a sus progenitores cuando tenían su misma edad.

Es el caso de 'El Gran Circo de TVE', el mítico y el actualizado que protagonizó Miliki y Rita Irasema en los noventa. Sus juegos, muchas de sus bromas y la mayoría de sus canciones siguen atrayendo a los niños no tanto porque cuenten historias sin fecha de caducidad, sino porque Miliki, Gabi y Fofo hablaron con honestidad a los pequeños. Y eso nunca quedará desfasado.

Era lo que les diferenciaba y les diferencia: no miraban a su minúsculo público con superioridad intelectual, impulsan la curiosidad de esa audiencia con esa picardía infantil que traspasa las décadas porque se mantiene intacta, pues se basa en la ingenuidad. 

Las trastadas de Miliki son maliciosamente y genuínamente inmortales. Siguen conectando con los niños de hoy porque nos devuelven a esa infancia en la que la travesura cómplice era jugar mientras se descubría, se aprendía. Y Miliki era travieso. Vamos que si era travieso. Muy travieso, como sus fieles seguidores. Sus gags y canciones eran una oda al ingenio pillo de la niñez a través del arte de la sonrisa.

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