OPINION

'Música sí': así torturó a una generación en plena edad del pavo

'Música sí'
'Música sí'

Hubo un tiempo en el que los sábados por la mañana los adolescentes encendían sus VHS para grabar las actuaciones de sus artistas favoritos en TVE. Había que tener listo el dedo en el botón de 'rec' o no llegabas a tiempo de inmortalizar a tu ídolo vocalizando un riguroso playback. También los videoclips se estrenaban en este tipo de programas que, a finales de los noventa, representó en su máxima expresión 'Música sí', una mezcla entre 'Aplauso' y 'RockoPop'.

No había redes sociales y, por tanto, había que encomendarse a la paciencia. Al espectador no le quedaba otra que esperar a ver en qué momento aparecía en escena su cantante de cabecera. Y TVE aprovechaba esta circunstancia.

Así sucedió, por ejemplo, con el lanzamiento del nuevo videoclip de Britney Spears. Todo  el rato 'Música sí' cebando el estreno de 'Born to make you happy'.  Todos con expectación. Porque los cebos no son cosa de 'Aquí hay tomate', han existido de siempre en la televisión.

Que si ya llega Britney con su nuevo videoclip, que si ya queda menos. Y, claro, el videoclip se dejó para el final del programa. Tan al final del programa que justo en el momento de la emisión empezó a salir el rodillo de créditos de los trabajadores de 'Música sí' encima del ansiado  vídeo y, por tanto, se cortó el rollo del visionado. Apocalipsis. Tres horas esperando para este caos.

Daba igual. No quedaba otra al público. No había más opción. Pero por malas prácticas como esta, el público dejó de confiar en la tele para consumir música de promoción. Sobre todo a partir de los noventa,  cuando se hacían programas musicales pero sin mimar la puesta en escena lo suficiente como para crear una actuación para la posteridad.

Sólo era un playback solvente pero olvidable. Lo mismo pasaba como el videoclip que, en vez de entenderlo como una obra audiovisual de la que proteger la experiencia de su visionado, se interiorizaba como relleno de cola que servía de fondo fácil para el rodillo de los títulos de crédito del show. Pequeñas catástrofes que hicieron mella a una generación.

Aunque, cuidado, que lo mismo empieza a pasar en Youtube de manera más sutil. Ahora el espectador ya no necesita grabar en un VHS a sus artistas, tiene todas sus apariciones a sólo un clic en Youtube. Las puede ver como y cuando quiera. El problema surge cuando, antes de que ese vídeo termine, también te sobreimpresionan un montón de enlaces con el objetivo de que pinches en ellos y sigas navegando por otros vídeos de la misma compañía discográfica. Como consecuencia, esa ansia por el clic inmediato impide ver bien lo que se narra debajo de tantos reclamos. Se tapa el videoclip sin posibilidad de quitar tales cebos. El fantasma del videoclip interruptus de 'Música sí' ha vuelto. Pero, ahora, en versión interactiva.

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