OPINION

¿Esta cosita llamada iPad es lo que buscábamos?

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Me llamaron el viernes de periodistadigital.com para probar un iPad. Les acababa de llegar fresquito de EEUU. El iPad es como una ventana de colores de nueve pulgadas, digamos que un iPhone o un iTouch tamaño grande.

Lo novedoso no es tanto lo que se puede hacer sino cómo se puede hacer. Muchas de las habilidades de esta cuadrícula ya estaban en los teléfonos móviles de Apple. Ya se podían leer periódicos, o ver videos en esos teléfonos revolucionarios. Pero cuando se ven a un tamaño mayor, cuando se toca la pantalla con tanta comodidad y generosidad como en un iPad, los oh, ah, uh, son más potentes.

En la pantalla de un iPad aparecen los mismos iconos que ahora aparecen en las pantallas de cualquier móvil de última generación: para consultar el tiempo, para ver Televisión Española, para leer un periódico determinado... Uno va añadiendo iconos en función de sus intereses.

Gracias a la conexión a internet, pude ver Televisión Española. Era como tener una pantalla de televisión pequeña pero diáfana, y disfrutar de la emisión.

Una de las cosas que confirmé era algo que sospechaba: los iPad iban a ser los mejores soportes para los cómics. Los cómics clásicos de papel están tirados por imprentas que no emplean más de cuatro colores básicos. El poder de un iPad (con millones de combinaciones de colores) es inmensamente superior. Ver un cómic es un espectáculo.

¿Y leer periódicos? También. Creo que leer periódicos en un móvil es algo difícil. Hay que tener mucha paciencia y buena vista. Pero esta pantalla es cuatro o cinco veces más grande que un móvil, con lo cual, las noticias se leen como si uno estuviera frente a una cuartilla, un periódico pequeño, pero un periódico.

¿Puede cambiar eso la forma de leer noticias? Es muy posible. Si uno entra en France24 a través de un iPad, se encuentra con lo siguiente: a la derecha, un cuadro pequeño donde se están pasando las noticias en video. Y a la izquierda y abajo, una catarata de noticias. Esta página, cuando se ve en un PC o en un portátil, es más estática.

Dado que internet nos ha obligado a tener la visión de una mosca, es decir, en celdillas, nuestro ojo va recorriendo las páginas webs en zig zag para detenerse en lo que nos interesa. Por eso, las empresas de contenidos presentan la información en esa forma quebrada. Imposible en un móvil, pero posible en un iPad.

¿Será la salvación de la prensa? Creo que puede ayudar mucho. Pero con la condición de que los medios de comunicación se adapten a ese formato insertando más videos, y con la condición de que los anunciantes no se limiten a insertar anuncios o banners estáticos. Por ejemplo, imaginemos que estamos leyendo en un iPad la página de un diario on line. A la derecha aparece el recuadro del anuncio de Cola Cao. Si ese recuadro encierra un video ingenioso, alucinante o llamativo, tendré la tentación de pinchar y verlo porque sólo estoy a un toque de dedo. Este efecto ya tratan de explotarlo los anunciantes en las páginas tradicionales que uno ve en su portátil o en su PC, pero creo que el iPad lo potencia porque no estamos manejando teclados, sino que tenemos una pantalla en la mano. La tocamos.

¿Pagará la gente por los servicios suministrados a través de un iPad? Es la pregunta del millón. La gente joven es capaz de pagar por escuchar música de Spotify en su iPhone. Spotify es gratis en cualquier PC, pero hay que pagar si se desea tener en un iPhone y en un iPad. Creo que 10 euros al mes.

Pero claro, una canción se escucha cien veces. Un artículo periodístico se lee una vez, en caso de que se llegue hasta el final. El presidente de The New York Times, Arthur Sulzberger, dijo eso hace poco. "Yo puedo escuchar 694 veces la misma canción. Pero, chicos, os digo la verdad: no voy a leer tres veces ninguno de vuestros artículos". Era un artículo de El Mundo que analizaba los pagos por visión en la prensa. (El Mundo, sábado 10 de abril de 2010, sección de Comunicación).

No sé si será la salvación de los medios. Se lo pregunté a David Rojo, de periodistadigital. "No lo sé", dijo. Nadie lo sabe. Pero hay que hacer algo.

Estoy de acuerdo con David en que ser gratis sale caro. La publicidad apenas sufraga los gastos de los diarios digitales. Hay que inventar fórmulas de obtener dinero sin perder lectores. Orbyt, lanzado por El Mundo, es un intento. Todos los medios están haciendo movimientos parecidos.

Pero nadie puede predecir qué va a pasar. El redactor jefe de Economía de The New York Times decía en el mismo artículo publicado en El Mundo que "todo depende de la máquina a través de la que accedas a las noticias". ¿Hablaba del iPad?

En un mundo tecnológico que te convierte los juicios en prejuicios en seis meses, nadie quiere hacer de gurú. Pero estoy seguro de que mucha gente va a leer periódicos en su iPad mientras viaja en AVE o Puente Aéreo. Es cómodo. Es práctico. Es agradable. Una sensación más agradable que leerlo en un portátil o en una pantalla de un PC porque  "lo tienes entre las manos" y te apetece mover el dedo como una varita mágica, pinchando en videos, ampliando fotos y abriendo enlaces.  Vi en el iPad el anuncio de una portada de la revista americana SportIllustrated. Cuando se tocaba en la portada, uno veía secuencias de partidos de fútbol americano, que al final, se congelaban formando la portada de la revista.

Leer libros electrónicos es muy cómodo en un iPad. Las páginas se pasan con el dedo, y hacen el mismo efecto que cuando nos humedecemos el índice y movemos una página de papel. Se doblan. Además, las ilustraciones a color se ven con enorme belleza. Lo malo es que la batería no pasa de 11 horas. La de un lector electrónico dura semanas.

Es difícil saber si este aparato revolucionará la forma de leer o de entretenerse. Estamos rodeados por un ejército de aparatos. Hace tiempo escribí que el aparato del futuro era el portátil porque lo integraba casi todo: se podía ver videos, ver la tele, escuchar la radio, leer periódicos... Desde entonces hasta ahora, mi punto de vista ha cambiado: las pantallas de los móviles se han hecho más grandes, y permiten hacer todas esas cosas, además de hablar por teléfono. Luego, los portátiles se han hecho más pequeños, gracias a los netbooks. Ha habido una conversión: lo grande se hace pequeño, y lo pequeño, grande. Y al final, el iPad es  el resultado de esa fusión: una pantalla muy grande para ser un móvil, y muy pequeña para ser un portátil.

¿Será eso lo que andábamos buscando?

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