OPINION

Luis de Guindos, las luces y las sombras del ministro de Economía

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esde que Luis de Guindos es ministro de Economía, todos sus enemigos le echan en cara que él fue el aliado del diablo. El diablo era Lehman Brothers, el banco de inversión que se desplomó el 14 de septiembre de 2008, y cuya caída desató la mayor crisis financiera mundial desde 1929.

De Guindos era el director para España y Portugal de Lehman Brothers. ¿Cómo es posible que un protagonista de la crisis fuera ministro de Economía?

El argumento parecía indiscutible, salvo si se hacía la conjetura contraria. Precisamente un experto en productos financieros era lo que se necesitaba para lo que nos venía encima: en 2012 la imagen de España como pagadora de bonos se derrumbó hasta el punto de que desapareció de las pantallas de la agencia Reuters. La deuda española estaba considerada casi un bono basura, y la prima de riesgo se disparó como nunca. Financial Times le declaró el peor ministro de economía de Europa.

Solo un hombre que sabía susurrar a los mercados podía seducir a los mercados. Lo logró por los pelos. Pero lo logró. Evitó el rescate del país, que nos habría costado más de medio billón de euros. Poco a poco España salió de su crisis y ahora es uno de los países europeos que más crece y que más empleo produce. En cuatro años le dio la vuelta a la tortilla. Pero hay cosas que se le quemaron en la sartén. La primera de ellas es que en sus primeros años de mandato más de un millón de trabajadores se fueron a la calle. También España alcanzó su mayor tasa histórica de desempleo, con más del 27% de la población activa o 6,3 millones de parados, en el primer trimestre de 2013, según la EPA.

Cualquier economista partidario del libre mercado dirá que lo suyo fue un plan “de libro”. Ese plan se olvidó de que, al subir los impuestos y cortar los gastos, una franja de la población se quedó fuera del sistema. Ese plan se olvidó del estado de Bienestar. Es decir, la clase media se convirtió en media baja. Las clase media baja, se convirtió en modesta. Y las más modestas familias se quedaron sin casa, sin empleo y sin nadie que les amparase.

No hubo un plan de choque para amortiguar el golpe a quienes tenían menos recursos. Conocimos casos de desahucios, familias enteras comiendo de la caridad, hogares a los que se les cortaba la luz y el éxodo de miles de españoles. Es verdad que De Guindos fue el artífice de una ley hipotecaria que alargaba mucho los plazos antes de que una familia fuera desahuciada, pero entró en vigor en mayo de 2014 y no evitó los lanzamientos. Un informe del Banco de España del que se hizo eco El País, afirmaba en 2014 que la nueva ley no estaba parando los desahucios. Es decir, no estaba protegiendo a los más débiles.

Como la presión de la calle siempre tiene una válvula de escape, esa válvula se llamó al principio 15M, y luego Podemos, y luego pérdida de votos del PP, y luego debacle del PP en las municipales, autonómicas y generales. El caso Bankia ha sido uno de los más peliagudos, porque implicaba al que fuera su jefe, el ex ministro de Economía Rodrigo Rato. No se sabe cómo va a acabar el juicio, ni cuánto durará, pero está claro que la garganta profunda que filtraba información contra su ex jefe era De Guindos. Lo confesó el propio ministro.

Ahora, su balance como ministro es bastante positivo, salvo por el hecho de que el empleo creado tiene mucho de contrato temporal y salarios de becario. La deuda pública sigue siendo inmensa (100% del PIB), pero hay que reconocer que el resto de los datos macroeconómicos le sonríe, razón por la cual puede ser nombrado ahora vicepresidente del Banco Central Europeo, al lado de otro hombre que sabe susurrar a los mercados, Mario Draghi, que procede de Goldman Sachs.

De Guindos ganará cuatro veces más que lo que gana ahora. Lo que ha sorprendido un poco es que quien vaya a defender su candidatura en la próxima reunión del Ecofin (los ministros de economía de la zona euro) vaya a ser… él mismo. Como recordaba La Vanguardia, la situación “no es muy ortodoxa”.

En resumen, todo ministro tiene luces y sombras. De Guindos admite que ha cometido serios errores como subir el IRPF en 2011, cuando debió ser el IVA. Pero seamos sinceros: si en 2012 nos hubieran dicho que hoy España sería una de las economías más sólidas de Europa, nadie se lo hubiera creído.

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