Opinión

La importancia de la gestión del agua en la adenda al Plan de Recuperación

Regadío España
La importancia de la gestión del agua en la adenda al Plan de Recuperación
IDRICA/ Europa Press

El agua es un elemento fundamental para el desarrollo sostenible y es esencial para el desarrollo socioeconómico, para la generación energética, para la producción de los alimentos, para los ecosistemas y para la supervivencia de los seres humanos. Sin embargo, en la actualidad nos enfrentamos a una serie de desafíos que amenazan la disponibilidad y la calidad del agua. El cambio climático, la contaminación, la sobreexplotación de acuíferos y la falta de infraestructuras adecuadas son solo algunos de los problemas que debemos abordar de manera urgente.

En el agua se manifiestan muchos de los efectos del cambio climático. España está especialmente afectada por estos riesgos; ya que más del 70% del territorio poseen estrés hídrico alto o extremo, con una indicación en todos los modelos de cambio climático de un agravamiento del mismo, incluso en aquellos escenarios en los que se limita el calentamiento al 1,5º según el acuerdo de París. Junto con los riesgos es importante considerar que el agua es también parte básica de la adaptación al cambio climático, con lo que su carencia o limitación en el acceso dificulta las respuestas al mismo. Por todo ello, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) 2021-2030 identifica como una de sus prioridades el impulso de la gestión del agua y de los recursos hídricos en general.

En España, el principal uso del agua es el regadío y usos agrarios, que supone aproximadamente el 80,5% de la demanda; seguido por el abastecimiento urbano que representa el 15,5%, mientras que el uso industrial representa el restante 4%.

Analizando el ámbito agrícola, como principal consumidor, de acuerdo con los datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; solo el 53% de los casi 4 millones de hectáreas destinadas al regadío, utilizan hoy en día medios de riego localizado. De tal forma que optimizan el aprovechamiento del agua, aportando pequeños caudales a baja presión en la proximidad de las plantas y permitiendo ahorros de entre el 40 y el 60% de agua con respecto a otros sistemas de riego.

A la hora de modernizar el regadío hay que tener en cuenta el ahorro de agua, pero también el consumo energético, las emisiones de gases de efecto invernadero y la eficiencia del uso de fertilizantes y fitosanitarios. La digitalización permite optimizar las redes de suministro y riego en cuanto al consumo de agua y al consumo energético. El objetivo es garantizar la viabilidad de las explotaciones, así como su sostenibilidad.

En el ámbito urbano, con suministros de 4.240 hm3 anuales en 2020 y una generación superior a los 62.000 empleos de empleo directo e indirecto, un 25.1% del suministro se corresponde a perdidas (reales o aparentes). Esta cifra dista mucho de países como Dubai que tiene una eficacia del 94%, o nuestro país vecino Francia con un 80% de eficacia y un menor stress hídrico.

El sector hídrico en España presenta una serie de retos para una gestión más eficiente y sostenible del agua. Nuestro país debe adaptarse al nuevo escenario del cambio climático, mejorar las infraestructuras para minimizar las pérdidas, control los vertidos del agua y la calidad de la misma, mejorar la información del uso del agua tanto en el control como en el entendimiento de esos usos.

El PERTE de digitalización del ciclo del agua lanzado en 2022, preveía una inversión pública de 1.940 millones de euros, junto con una movilización de 1.120 millones adicionales mediante la colaboración público-privada. Siendo sus objetivos la transformación y modernización de los sistemas de gestión del agua, tanto para el ciclo urbano, como para el riego y los usos industriales; mejorando el conocimiento de los usos del agua, incrementando la transparencia en la gestión del agua y contribuyendo al cumplimiento de los objetivos ambientales establecidos en la planificación hidrológica. Según los datos publicados en febrero 2023, la primera convocatoria de ayudas del PERTE finalizó con 158 proyectos y 1.022 millones solicitados. A mediados de año está previsto que se den a conocer la resolución de la concesión de ayudas, que oscilarán entre los 3 y 10 millones por proyecto.

El proyecto de Adenda al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) que ha aprobado el Gobierno de España para su envío a la UE, permitirá movilizar 7.700 millones de euros de transferencias adicionales, 84.000 millones de euros en préstamos; así como 2.644 millones de euros procedentes del programa REPowerEU. En el ámbito de la digitalización de la gestión del agua, se movilizarán 3.485 millones, 1.250 como transferencias adicionales, 1.805 como préstamos y 430 millones procedentes de la fase I del Plan.

Uno de los objetivos de la adenda es dar respuesta a las recomendaciones específicas lanzadas por la Comisión Europea desde 2019 sobre el plan de estabilidad. En concreto y, respecto a la recomendación de promover el desarrollo de una economía circular incluyendo el aumento de la reutilización del agua (CSR 2022.3.3), la adenda da respuesta reforzando la componente 3 de transformación ambiental y digital del sistema agroalimentario y pesquero y la componente 5 de preservación del litoral y recursos hídricos del PRTR.

La transformación no solo incumbe el sector agrario y de distribución urbana; ya que las empresas, con un uso intensivo en sus procesos productivos o aguas arriba en su cadena de suministro -como es el caso de las empresas de alimentación o distribución comercial, sector químico, energético o de minería-, también van a jugar un papel fundamental en el despliegue de buenas prácticas y el desarrollo de acciones de 'water stewardship'.

En este sentido la nueva normativa CSRD (Corporate Sustainability Reporting Directive) y los nuevos estándares ESRS (Environmental, Social, and Governance Reporting Standards) que afectaran a la gran mayoría de empresas, buscan promover la sostenibilidad y la rendición de cuentas en las prácticas empresariales. Para ello requieren que las organizaciones evalúen y divulguen información relacionada con su impacto y gestión del agua, incluyendo la cantidad utilizada, la calidad del agua vertida y las medidas tomadas para conservar y proteger este recurso. Las líneas de apoyo movilizadas con la Adenda suponen una excelente oportunidad para que las empresas se sitúen a la cabeza de la transformación sostenible en el uso del agua.

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