OPINION

Cataluña busca el 'seny' que se perdió con el 'procés'

Aragones presupuestos Cataluña
Aragones presupuestos Cataluña
Europa Press

Cuando a Jordi Pujol le propusieron aplicar en Cataluña el mismo Concierto Económico que tenía el País Vasco, su respuesta de rechazo fue muy clara: para qué quería un modelo arriesgado en ese momento, con el que si no recaudaba lo suficiente no podía pedir fondos a la bolsa del Estado, cuando en su negociación bilateral con Madrid siempre podía sacar más dinero de una forma o de otra. Era la mentalidad del 'pujolismo', pero quien iba a pensar entonces, con la democracia recién estrenada, que cuarenta años después los vascos tendrían más soberanismo, autonomía y dinero que nadie en España, y los catalanes una de las mayores deudas y la imposibilidad de sacarle más ‘cuartos’ a Madrid.

Las próximas elecciones catalanas, allá por el mes de mayo o junio, pueden ser una nueva oportunidad para poner orden en su proceso autonomista, dentro del marco que contempla la Constitución, o un nuevo paso en falso tras el dado con el ‘procés’ desde 2017 y las elecciones posteriores, que auparon a Quim Torra a una especie de presidencia delegada del huido Puigdemont, con los que muy poco o nada se ha avanzado en el bienestar de los catalanes.

Nadie sabe a ciencia cierta a donde lleva ese proceso soberanista que se defiende desde Cataluña y desde el País Vasco, pero es evidente que paso a paso y sin violencia, se consiguen más cosas. Frente al victimismo europeo e internacional que los separatistas catalanes practican con profusión, resultaba esclarecedor ver a la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, rechazar el Brexit y reclamar su vuelta a la UE, pero por el camino correcto, porque “Cataluña nos ha enseñado lo que no debemos hacer”. 

De los doce procesos electorales que ha habido en Cataluña desde 1980 hasta los últimos comicios de 2017, una amplía mayoría de ocho han sido ganadas por la ‘difunta’ Convergencia i Unio de Jordi Pujol, solo dos por los socialistas, una por la coalición oportunista de Junts Pel Sí de 2015 (con la primera unión de independentistas entre la derecha de los convergentes y la izquierda de ERC) y las últimas que ganó Ciudadanos con Rivera y Arrimadas, pero sin opciones de formar gobierno, para dejar paso a Torra. La convulsión del ‘procés’ ha devuelto ahora las cosas donde estaban, con la izquierda y la derecha nacionalistas cada una por su lado en Cataluña, pero sin bases para poder augurar quien de las dos partes se llevará el gato al agua, a la vista de que es complicado que lo vuelva a hacer Ciudadanos. Pero esa ruptura del separatismo sí deja abierta la opción de recuperar el viejo ‘seny’ de CiU y andar los pasos seguros que otras autonomías, como la vasca, ya tiene avanzados.

Si todo va como desde el PNV se han marcado, pronto caerá en sus manos las gestión de su parte de la Seguridad Social, con caja única o sin ella, y todas las políticas activas de empleo, algo que unido a su soberanía fiscal y política, les reafirmara como la región europea con más grado de autonomía (por encima incluso de los ‘lander’ alemanes) y uno de las más prósperas y con mayor nivel de renta y bienestar. Ese camino andado por los vascos, dentro de un proceso de federalizar España como el que tiene in mente el Ejecutivo de coalición socialista, puede facilitar mucho las cosas a una Cataluña que no queme contenedores ni ponga condiciones inasumibles en este momento en la mesa de negociación que se les ha abierto. Sea ERC junto con el PSC, o sean los herederos de la Convergencia de Pujol, en sus manos está ir por el camino correcto bajo el paraguas de la Constitución y Europa, o volver a las bravas e intentar salirse por donde a nadie le conviene.

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