OPINION

Maxim Huerta vs Cristiano Ronaldo, separados por el deporte y unidos frente al Fisco

Fotografía Cristiano Ronaldo, Real Madrid
Fotografía Cristiano Ronaldo, Real Madrid
EFE

Una de las mayores proezas de un abogado fiscalista es ganarle un pleito a la Agencia Tributaria, y si es por una interpretación compleja de alguna figura impositiva en la que los técnicos de Hacienda no han tenido más remedio que admitir los argumentos del letrado, puede ser el 'súmmun'. Pero también es cierto que la mayor parte de los abogados que se deben enfrentar al Fisco ante un juez saben que un buen acuerdo previo, aunque sea admitiendo la culpabilidad de su cliente, es siempre mejor que un mal juicio. Precisamente, esta teoría básica de la litigación en materia tributaria es lo que une los casos del ya exministro Maxim Huerta, y del galáctico madridista Cristiano Ronaldo. Tal vez sea incluso lo único que les une, porque ni al primero le gusta el deporte lo más mínimo, como ha quedado patente en su corto paso por el Ejecutivo de Sánchez, ni el segundo parece tener una preocupación tan alta por la cultura como para hacer de ello el centro de su vida.

Si Cristiano Ronaldo hubiera hecho caso a quienes le dijeron en el año 2010, nada más llegar a España, que debía regularizar su situación con Hacienda, dado que aquí no se contaba con la laxitud de los modelos fiscales del Reino Unido, con los que había lidiado hasta ahora, se habría ahorrado un periplo de casi una década, para llegar al mismo resultado, o peor. Habría cerrado una conformidad con Hacienda por menos de los 18,8 millones que ha pagado ahora y se habría ahorrado el ‘sambenito’ de defraudador, porque no lo olvidemos: el acuerdo extrajudicial al que ha llegado le sirve para eludir una más que segura pena de cárcel, a cambio de pagar lo que se le pide y reconocerse culpable de delito fiscal. Si sale del Real Madrid y va a otra administración tributaria, no le van a mirar con los mismos ojos que antes.

Hay muchos expertos fiscales que todavía no entienden cómo un caso tan técnico como el de Ronaldo ha llegado a tal extremo como para temer la entrada en prisión del jugador. En definitiva, se trata de una discrepancia técnica sobre la naturaleza de unos ingresos obtenidos a partir de la grabación de un anuncio en España que se ha difundido en todo el mundo, y si se debía pagar más o menos por ello a Hacienda. Parece mentira que haya habido que llegar a ver las puertas de la cárcel cerca para poder dirimir el cálculo de algo que nunca debió llegar a la vía penal, y aprovechar la regularización administrativa cuando se puedo hacer.

Es seguro que en este caso no se puede aducir una supuesta responsabilidad jurídica (incluso penal) de los asesores que ha manejado, los mejores y los más caros, pero que el delantero del Real Madrid ha tenido a alguien cerca que le ha aconsejado muy mal, es evidente. Sobre todo si al final todo ha sido una cuestión de dinero, porque no todo el mundo puede llegar a este tipo de pactos con Hacienda. Al final, no es de extrañar que apenas unas horas más tarde de conocerse el acuerdo y el fin del suplicio fiscal, tuviera tantas ganas de marcarle goles a la Selección española en el Mundial de Rusia y se cobrara parte de la multa con un ‘hat trick’.

No es probable que Maxim Huerta tuviera unos asesores de tan alto nivel como Ronaldo, pero lo que sí es seguro es que no se imaginaba que podía llegar a ser ministro de Cultura (menos aún de Deporte) algún día, cuando decidió llegar hasta los tribunales con su empeño en pagar a Hacienda de una forma distinta a la prevista. No era ilegal, pero era incorrecto. Y así se lo aclaró la Agencia Tributaria ya en 2009 a los cientos de contribuyentes (casi todos con rentas irregulares como profesionales, artistas o deportistas) que buscaron la vía más barata del Impuesto de Sociedades para dirimir  algo que se debía tributar por el IRPF, o que intentaron colocar en su declaración más gastos de los que se consideraban lógicos para ejercer su actividad (mediante una sociedad instrumental normalmente sin medios materiales).

Equivocarse de buena fe al tributar en Hacienda no está penalizado, pero intentar ocultar datos o utilizar medios para que las rentas no sean consideradas en su totalidad como tales, sí es salirse del camino marcado. Lo dice con claridad la Ley General Tributaria desde el año 2003, tipificando cada caso. Pero incluso en ese periplo legal se está en el mundo de la infracción tributaria, con su gradación, sus multas y su regularización. Si se lleva a los tribunales económico administrativos, lo que se obtiene es una sentencia (o varias) en las que al sujeto pasivo se carga además con el maldito dolo, es decir, con que el juez advierte la clara intención de engañar a Hacienda para pagar menos. Esa culpabilidad marcada en la sentencia es lo que ha ‘matado’ a un exministro que, cierto es, no ha hecho nada que no hagamos una gran parte de los españoles cada año: pagar a Hacienda lo menos posible, dentro de la ley. El problema es que si eres ministro, eso no vale para permanecer en el cargo y hay que abandonar. Como en el caso de Ronaldo, si tal vez si alguien se lo hubiera advertido antes, no habría que haber llegado a este extremo.

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