¿Podría un humilde pepino salvar nuestros mares?

No son buenos momentos para todo aquel que se atreva a espetar, sin mascarilla, la palabra “pepino”. Pero mientras los contenedores de basura se van vaciando de verdes hortalizas, es necesario llamar la atención sobre un compadre marino de esta especie vegetal que también lo está pasando realmente mal.

Los holoturias, cohombros o pepinos de mar entraron en 2009 en la lista de animales marinos amenazados de extinción por la pesca excesiva. La alarma la dio un informe de la FAO sobre el estado de su explotación comercial. Esta clase de equinodernos son un alimento codiciado en Asia, donde forman parte de la dieta básica y de la medicina tradicional.

Su piel se seca y posteriormente se rehidrata para rellenarla de alimentos y utilizarlos para acompañar con caldos y salsas. Muchas especies clave de pepinos de mar ya están peligrosamente cerca de la extinción, a no ser que reculemos como una ministra germana para darles una oportunidad de recuperarse.

Y que mejor hacerlo que, paradójicamente, aprovechando su prodigioso sentido de la limpieza, que se utilizará para evitar la propagación de enfermedades.

Desde 2007 los pepinos de mar están en el punto de vista de los científicos para convertirlos en una poderosa arma para bloquear la transmisión del parásito que causa la malaria. También un equipo de investigadores argentinos descubrió en 2009 que un compuesto aislado del Psolus patagonicus, una de las aproximadamente 1200 especies conocidas de pepino de mar, tenía la capacidad de inhibir la proliferación de células cancerosas.

Y ahora científicos de la universidad británica de Newcastle plantean que el pepino de mar podría convertirse en un eficiente limpiador de las piscifactorías en todo el mundo, una especie de "aspiradora marina" así como también una fuente de alimento para los humanos en el futuro.

Los investigadores planean introducir, junto a otras especies de peces, pepinos de mar para su cría en piscifactorias en todo el Reino Unido y así controlar los problemas de contaminación y la propagación de enfermedades en estas granjas. Dado que los animales necesitan sólo agua limpia y un montón de residuos ricos en nutrientes para vivir (procedente de los detritus de los peces), podría ser un compañero perfecto para este trabajo.

Al igual que los gusanos trabajan la tierra en un jardín, los pepinos de mar son responsables de la limpieza del fondo del mar, gracias a su filtrado del agua y al movimiento lento de mezclando de los sedimentos marinos.

Debido a los estrechos limites en la pesca, las enfermedades se propagan con facilidad por las piscifactorías, lo que obliga a hinchar a los peces a antibióticos.

Por eso es de sumo interés para los acuicultores proteger a sus poblaciones de sufrir cualquier epidemia con remedios naturales que no puedan llegar a la cadena humana o hacer a las especies resistentes a los medicamentos.

Con esta "asistenta natural" que mantenga el tanque como los chorros del oro se podría no sólo reducir la contaminación de la pesca de granja que llega a los mercados, sino también ayudar a las especies de cohombros de mar a aumentar su número en libertad, mientras nos comemos a sus colegas de piscifactoría.

Podría llegar a ser un tipo de acuicultura simbiótica tan natural como el mantenimiento de las vacas y los pollos juntos. Con la salvedad que a los pepinos sería más fácil cogerlos, pues apenas se mueven.

Además de ver el potencial para el cultivo de pepinos de mar en el Reino Unido para su consumo humano (muchos chefs occidentales ya se están volviendo fans por su alto contenido de glucosamina y condroitina) el equipo de la Universidad de Newcastle también está liderando un proyecto de acuicultura importante en Tanzania.

Allí los animales están siendo cultivados en jaulas sumergidas en una laguna-criadero, para la producción de juveniles que apoye lo que se supone será una industria de gran crecimiento y con un público potencial de miles de millones de personas.

Fuente: Universidad de Newscastle