OPINION

La izquierda quiere apoderarse del movimiento homosexual y feminista

Ciudadanos Orgullo
Ciudadanos Orgullo
Europa Press

El lío que se montó el sábado pasado en la manifestación del Orgullo LGTB entre representantes políticos de Ciudadanos y unos manifestantes que les acosaron lanzándoles botellas y latas, responde más a una lucha política para controlar un espacio ideológico y sociológico, que a una recriminación espontánea y violenta por pactar con Vox.

En España hay alrededor de un 6,7% de personas LGBT y esa sustancial cantidad se convierte en un interesante botín electoral. Un botín que en buena lógica deberían compartir todos los partidos políticos, pues gais y lesbianas los hay en todas las formaciones, incluida Vox, por mucho que les pese. Pero he aquí que a la izquierda, huérfana de ideales por los que luchar desde hace décadas, principalmente tras la caída del comunismo, no le gusta que la homosexualidad sea un fenómeno transversal que incluya a todos los partidos. Por ello rechaza que los derechos de los LGTB puedan ser defendidos también por la derecha.

En esta ocasión la excusa ha sido los pactos de Ciudadanos con Vox, pero otras veces, como en la manifestación feminista del 8-M, en la que no había ninguna excusa, las propias ministras del PSOE que se manifestaban increparon con insultos a las representantes de los partidos de derechas -PP y C’s- por el mero hecho de estar en esa manifestación en defensa de la igualdad femenina. El pretendido feminismo igualitario vilipendiando el objeto de su defensa, las mujeres. El problema es que la izquierda pretende ostentar el monopolio político de unas reivindicaciones sociales que pertenecen a todos, y que la mayoría de los políticos de derechas también apoya.

Pensadores como Gianni Vattimo o Richard Rorty ya anticiparon hace más de 20 años que se estaba produciendo un cambio, una transformación en el discurso ideológico de la izquierda tras sustituir sus defensas y reivindicaciones sociales como el trabajo, la libertad o la igualdad, por otras como la homosexualidad y el feminismo. El enfrentamiento del día del Orgullo estuvo provocado por la defensa de este supuesto “patrimonio”. Se ha comprobado que muchos de los violentos instigadores eran militantes del PSOE o de algún partido de izquierda, y no eran simples homosexuales ajenos a los intereses partidistas que reclamaban sus derechos.

La izquierda sigue muy desorientada acerca de cuáles deben ser sus verdaderas luchas sociales. También se ha alejado de la defensa de la familia, el patriotismo, el mundo rural, la seguridad ciudadana o el trabajo, según el filósofo y sociólogo César Rendueles, que además considera que esos espacios vacíos los ha ido ocupando la derecha en general, y la extrema derecha en particular. De ahí que la izquierda se abrace con tanto frenesí y violencia a las pocas banderas que cree tener en propiedad: la homosexualidad y el feminismo.

Por último, sorprende ver que un movimiento como el homosexual, que ha sufrido durante siglos la violencia y la intolerancia, y que aún sigue padeciéndola en decenas de países, incluso con la pena de muerte, sea el que ahora practique la intransigencia, y prefiera ponerle puertas sectarias al campo en lugar de reafirmar y potenciar el carácter transversal de su movimiento.

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