En mi molesta opinión

Señorita Escarlata, ¿por qué la estupidez afecta tanto a los blancos?

Protestas en Washington por la muerte de George Floyd 07 June 2020, US, Washington: Protestors take part in a protest against the violent death of the African-American citizen George Floyd who was killed on 25 May by a white policeman in the US city of Minneapolis. Photo: Michael Brochstein/ZUMA Wire/dpa 7/6/2020 ONLY FOR USE IN SPAIN
Señorita Escarlata, ¿por qué la estupidez afecta tanto a los blancos?.
Wire/dpa

Los disturbios por la muerte de George Floyd a manos, o por la rodilla asfixiante, del policía Derek Chauvin, el pasado 25 de mayo en Minneapolis, han sido mucho más radicales y brutales que los que se desataron con otras muertes similares. ¿Qué ocurre ahora para que la respuesta adquiera un tono de violencia tan extrema, mezclada con otras respuestas también de extrema estupidez, como, por ejemplo, que la plataforma HBO decida suprimir temporalmente y censurar la emisión de 'Lo que el viento se llevo', por difundir una imagen equivocada de los negros? Será equivocada para la mentalidad actual, pero acorde con aquellos tiempos, y útil para hacer un repaso histórico de Norteamérica.

Hay algo casi tan condenable como el racismo, unos blancos escandalizados porque se sienten 'ofendiditos' ante unos hechos que les rompen sus delicados esquemas de lo políticamente correcto. Pero en realidad esos blancos que ahora se alteran tanto les importa bien poco Floyd y los demás negros, porque si les importaran de verdad tendrían que salir todas las semanas del año a protestar por las maltrechas vidas de millones de afroamericanos que malviven (vivir es otra cosa) en muchos de los suburbios de Estados Unidos.

Pero no, aunque George Floyd no sea más especial que otros negros "asesinados" a manos de blancos, en esta ocasión se dan los elementos necesarios para que se forme la ciclogénesis idónea y estalle el escándalo perfecto. De entrada y casualmente, unas próximas elecciones presidenciales en las que hay que derrotar al imprevisible y atolondrado Donald Trump. Y los demócratas, mal guiados por Joe Biden, se apuntan a cualquier bombardeo para recuperar la Casa Blanca, y han visto en la muerte de Floyd un nuevo ariete para desgastar a los republicanos. En su desesperación, Biden ha llegado a decir públicamente: "Si dudas entre Trump y yo, entonces no eres negro". El blanco Biden decidiendo quien es negro de verdad.

Pero la clave principal de este nuevo caso de violencia policial está en que se ha producido en un contexto complejo y devastador, el que ha provocado el coronavirus y su correspondiente crisis económica. En Estados Unidos el paro ha golpeado de manera muy dura a la población negra, que son los que han perdido la mayoría de empleos y han sufrido también en mayor medida las cifras de mortalidad. A ello hay que sumarle un factor característico de nuestro tiempo: las redes sociales, que en pocos minutos viralizan todas las protestas y disturbios, así como las dramáticas imágenes de la muerte de George Floyd, grabadas por un ciudadano, y en las que se le oye gritar a la víctima un angustioso “no puedo respirar”, y que se han podido ver en todo el mundo.

Lo que ocurre en EEUU siempre despierta interés y tiene gran impacto en todo el planeta. Sin embargo, no deja de sorprender que una buena parte de Europa también se haya vuelto medio loca protestando contra el racismo de la policía norteamericana. En España, sin ir más lejos, donde casi nadie ha movido un dedo por los más de 30.000 muertos de coronavirus, se han organizado esta semana grandes manifestaciones en memoria de Floyd, incluso se asaltó un supermercado en Girona. Manifestaciones sin mascarillas y sin distancia de seguridad que incrementaron el riesgo de contagio, pero que nadie del Gobierno criticó porque forman parte del “star- system" de lo políticamente correcto, al igual que las polémicas concentraciones del 8-M. Aunque en esta ocasión ya no hay excusa de que no se conozca la gravedad del virus.

Más allá de los posibles contagios, confiemos que ninguno, esta ola de protestas y disturbios sí ha traído un rebrote de la estupidez blanca, que es tan dañina como todas las estupideces que practica el ser humano, más allá del color de su piel. Y lo ha hecho levantando el puño del siempre polémico y conflictivo revisionismo histórico, desde la óptica del marxismo cultural. Ciudades como Londres han tenido que cubrir sus estatuas, entre ellas la del mismísimo Churchill, para que no fueran derribadas y destrozadas. Peor suerte han corrido algunas esculturas de Colón o de Lincoln, que sí fueron abatidas por fanáticos manifestantes que se empeñan en limpiar sus conciencias y los problemas del presente cargando contra el inamovible pasado.

Derribar estatuas es tan incongruente, por no decir estúpido, como prohibir 'Lo que el viento se llevó' porque en ella aparecen sirvientas negras satisfechas como Mammy, que no muestran un firme rechazo a su condición de esclavas. Si en la época en la que la señorita Escarlata se ponía su corsé con la ayuda de Mammy había esclavos, el arte en general y el cine en particular, deben reflejarlo.

Lo contrario, ocultar o maquillar el pasado para que una progresía mediocre y enferma de revisionismo duerma tranquila, es tan contraproducente y ridículo como no admitir, por ejemplo, que todos nos hacemos nuestras necesidades encima cuando tenemos pocos meses de vida. El pasado, tanto el del cine como el nuestro, es siempre necesario conocerlo tal y como fue, si realmente queremos entender quienes somos hoy. Cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor, pero sí todo tiempo pasado forma parte de la verdad de nuestra existencia presente. 

Mostrar comentarios