Las 7 reacciones típicas (y equívocas) a un atentado terrorista en Occidente

  • A fuerza de repetir las mismas palabras, los políticos han conseguido vaciarlas de contenido cuando salen de sus labios.

    Resultan tan previsibles y, sobre todo, tan equívocas, que me he permitido clasificarlas en 7 clases.

La figura de Tintín, un belga universal salido de los pinceles de Hergé, ha recorrido las redes sociales hoy como símbolo de condolencia con las víctimas del atentado de Bruselas.
La figura de Tintín, un belga universal salido de los pinceles de Hergé, ha recorrido las redes sociales hoy como símbolo de condolencia con las víctimas del atentado de Bruselas.

A fuerza de repetir las mismas palabras, los políticos han conseguido vaciarlas de contenido cuando salen de sus labios. Resultan tan previsibles y, sobre todo, tan equívocas, que me he permitido clasificarlas en 7 clases:1. La engañosa

No existe atentado sin una frase del tipo “no van a derrotarnos” o “no podrán con nosotros” o “jamás conseguirán sus objetivos”. Estas frases dan una falsa impresión de seguridad. No creo que haya un terrorista que pretenda convertir al Islam a la población europea a base de bombas. Ni vencer militarmente a los ejércitos o las fuerzas de seguridad occidentales. Pretenden hacer daño, y lo consiguen. A mí no me consuela escuchar a un político profetizar lo evidente: "No conseguirán imponernos su forma de ver la vida". Ya sabemos que el EI no va a derrotar a la OTAN. Y, desde luego, que la OTAN no puede impedir que ellos atenten en Occidente.2. La interesada

Todo atentado terrorista tiene una dimensión política para quienes lo perpetran. Los representantes de quienes lo sufren intentan despojarla de esta significación. Pero lo cierto es que inmediatamente reclaman la “necesaria la unidad de los demócratas frente al terror”, esto es: una respuesta política. Legítima y conveniente, pero política. Curiosamente, esa “unidad de los demócratas” suele resquebrajarse cuando llega la hora de consensuar soluciones entre los partidos. Porque se juegan sus intereses. Hartos y lamentables ejemplos hemos visto en el pasado.3. La vengativa

Todos sabemos que la venganza no cura las heridas pero pueden producir algo parecido al efecto analgésico. El recurrente “pagarán por sus crímenes estén donde estén” o “aplastaremos a esos cobardes”, pronunciado por George W. Bush tras el 11S, se incluye en esta categoría. Entre los casi 10 años que transcurrieron el 11S y la ejecución de Bin Laden los muertos estadounidenses y de otros países se cuentan por decenas de miles. Si contamos los musulmanes, por centenares de miles. No parece que las amenazas occidentales cohiban mucho a los yihadistas.4. La solidaria

Los políticos procuran eludir las polémicas dialécticas en momentos de dolor, porque saben que pasan factura. Por eso, ante preguntas especialmente comprometedoras, recurren al famoso “hoy no es momento para resaltar nuestras diferencias, sino para declarar que todos somos (incluir aquí el nombre de la ciudad que ha vivido los atentados: París, Bruselas, Londres...)”. Es una reacción imprescindible para los políticos aficionados a las redes sociales, y muy propensa a la creatividad, como se vio en los montajes con la bandera de Francia, la Torre Eiffel o hasta Tintín.5. La maquiavélica

La manifestación de alguna o incluso de todas las reacciones anteriores no impide que ciertos políticos se sirvan de los atentados para arrastrar agua hacia su molino. Y así, vemos a uno aprovecha para reclamar que se destinen más recursos a las fuerzas de seguridad fronterizas (dando por hecho que los terroristas son refugiados). Otros se escandalizan cuando los medios apuntan al atentado yihadista antes de que lo haya confirmado la autoridad pertinente (como si el yihadismo fuera un tipo de vida totalmente extraño a estos sucesos). Y otros, que son los más en España, atacan sutilmente al rival político por equivocaciones pasadas (guerra de Irak) o por sus pactos con partidos vinculados al terrorismo.6. La resentida

Podríamos calificarla también de estúpida, por el bajo nivel intelectual que presupone, amén del evidente don de la inoportunidad. Es típica de aquellos que, cuando ocurre un atentado en Europa, lamenta las víctimas de la guerra en Siria. Y al revés, cuando un bombardeo occidental revienta las estructuras de un hospital afgano o pakistaní, culpa a los yihadistas de haber provocado inestabilidad en la zona. 7. La ñoña

De todas las ya mencionadas, la reacción ñoña es la que menos soporto. Puede reflejarse de muchas formas, aunque suele ir precedida por un “la violencia no soluciona nada”. Como si el mundo civilizado no estuviera organizado en virtud del monopolio (legítimo o no) de la violencia. ¿Para qué murieron los millones de soldados que hicieron frente a los ejércitos de Hitler? ¿O acaso hoy en día nos gustaría vivir en una granja nazi? Para sacar a Hitler de Europa hubo que hacerlo a tiro limpio. Al político “ñoño” habría que llevarle a negociar con los yihadistas. Seguro que les convence de que sean buenos y no lo vuelvan a hacer.

Sigue @martinalgarra//

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