OPINION

Cómo perder amigos inyectándote Botox

nicole_kidman
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Puede que Nicole Kidman siga en el candelabro gracias a sus pasos por el quirófano y a sus cotidianas inyecciones de Botox pero tal vez  su empeño en suprimir las arrugas acabe causándole el oprobio social, o al menos la extrañeza de sus congéneres. La "congelación" de los músculos faciales dificultan la expresión de un rango normal de expresiones, según un reciente estudio realizado por un grupo de psicólogos.

Los usuarios de Botox no logran expresar enfado, tristeza o incluso empatía, de modo que pueden despertar la estupefacción en sus interlocutores ante su impasibilidad cuando se enteran de que ha muerto un amigo. Así las cosas, los autores del informe advierten de que el tratamiento antiarrugas puede convertirse en un "peligro social", capaz de poner en peligro las relaciones sociales.

El estudio consistió en controlar la velocidad en la que 40 voluntarios procesaron una respuesta emocional a partir de un afirmaciones escritas, antes y después de recibir inyecciones de Botox. Tras las inyecciones, que insensibilizaron el ceño de los voluntarios, éstos tardaron más tiempo en reaccionar a conceptos negativos, como ser ignorados el día de su cumpleaños o recibir una inoportuna llamada de televentas durante una cena romántica. Sin embargo, los voluntarios reaccionaron a una velocidad "normal" a las ideas positivas.

El responsable del estudio, David Havas, psicólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison, sostiene en Times Online que "Nuestras caras están habitualmente vivas con actividad, lo que contribuye a nuestro mutuo entendimiento, de modo que existe un fuerte vínculo entre nuestras expresiones faciales y nuestra capacidad para comprender el significado del lenguaje. Si la gente resulta lenta a la hora de reaccionar a lo que les dicen, puede que sea interpretado como una falta de empatía o de interés".

Havas está convencido de que investigaciones futuras demostrarán que incluso las muecas positivas son malinterpretadas para las personas que se inyectaron alrededor de la boca y para suprimirse las patas de gallo. El estudio también confirma la vigencia de la teoría de Charles Darwin de que la expresión facial es un factor determinante en la generación de emociones en el cerebro.

Kylie Milogue, otra que tal danza.

Noticia original. Visto en Nada que hacer con Arbroath.

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